Necrológicas

– Viviana Flores Méndez

– Luis Enrique Alvarez Valdés

José Antonio Acevedo intentó hacer la travesía en alas deltas

El “hombre pájaro”: uno de los tantos desaparecidos en el estrecho de Magallanes

Martes 12 de Julio del 2022

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  • A 41 años del fallido cruce de este chileno, ingeniero mecánico, radicado en Ecuador.

 

La Prensa Austral del jueves 12 de febrero de 1981, daba cuenta del regreso a Punta Arenas de José Antonio Acevedo, “El hombre pájaro”.

Acevedo había estado en la zona en junio de 1980 como turista. Y ocho meses después retornaba “para cumplir un objetivo”; “Cruzaré el estrecho de Magallanes en alas deltas”.

Para ello, señala, acondicionó sus altas deltas con dos motores de combustión e intentar lo que nadie ha hecho hasta el momento: volar sobre el Estrecho y unir Punta Arenas con Tierra del Fuego.

A sus 40 años de edad, este chileno, de profesión ingeniero mecánico, relata que ya tiene 4 años de experiencia en alas delta y que viene de participar en el sudamericano de la especialidad celebrado en Arica, ocupando el segundo lugar. Está radicado en Ecuador, pero “pienso regresar a Chile lo más pronto posible”.

El mal tiempo, sin embargo, ha imposibilitado que Acevedo “despegue” desde Bahía Catalina, donde tiene su cuartel general. “Me han tratado muy bien -dice- refiriéndose a los aviadores, que han dado toda clase de facilidades”.

Señaló que “este cruce quiero dedicárselo a nuestro Presidente (Pinochet) que se encuentra de visita en Punta Arenas. Todo depende del tiempo nada más. Yo necesito de 10 a 15 millas de velocidad, pero no 40 ó 50 como ocurre en estos momentos”.

Acevedo confiesa que “llevó 17 kilos de peso en total y el cruce debo hacerlo si todo sale bien, entre 30 ó 40 minutos, a una altura de unos 300 ó 400 pies”. Enseguida explica que la distancia de orilla a orilla es de más o menos 30 kilómetros y estoy bien preparado físicamente para el intento. Es un deporte que no se conoce por estos lados, pero que es muy interesante. Bueno, alguien tiene que ser el primero”.

Una semana después de esta entrevista, el “hombre pájaro” hacía noticia, al desaparecer en el Estrecho, cuando miércoles 18 de febrero intentaba cruzarlo en alas deltas.

Su rastro se le perdió a las 21,20 horas, con luz natural.

Acevedo se precipitó al mar desde una altura aproximada a los 200 pies, en un punto situado a unas 4 millas (8 kilómetro más o menos) de la costa, veinte minutos después que lograra elevarse desde un sector distante 500 metros de Bahía Catalina.

La causa de su espectacular caída al mar no pudo establecerse, ni tampoco si contaba con el traje adecuado para realizar su hazaña.

Su caída fue advertida por los tripulantes de un avión de la Fuerza Aérea que despegó tras él desde la pista de la Base Bahía Catalina, a 4 kilómetros al norte de Punta Arenas.

El piloto de ese avión alertó a la gobernación marítima del accidente y solicitó el envío de una embarcación para que Acevedo fuera recogido y llevado a tierra.

Al tomar conocimiento de la emergencia, la autoridad marítima de Punta Arenas dispuso el envío de la patrullera Yagán, a la cual se unieron más tarde, la lancha Bío Bío y un remolcador de Ultramar, sin que la faena de búsqueda arrojara resultados.

El operativo marítimo debió ser apoyado desde el aire por dos helicópteros y un avión de la Fach, cuyos vuelos tampoco dieron con el deportista o restos de sus alas deltas.

La tarea de búsqueda y rescate del “hombre pájaro” se centró en un rectángulo de 8 millas, dibujado de acuerdo a la posición entregada por el piloto del avión que lo vio caer al mar.

Sin embargo, se temía que Acevedo no hubiera resistido al impacto sobre el agua al caer desde la altura o que se hubiera golpeado o herido con la estructura de sus alas deltas, lo cual le habría impedido sobrevivir por mucho rato.

Instancia judicial

A raíz de este desaparecimiento, y a instancia de la gobernación marítima, el Primer Juzgado de Letras de Punta Arenas abrió una causa penal caratulada como “presunta desgracia” para investigar las probables causas y circunstancias que rodearon este caso. Empero, la Fiscalía de Aviación ofició al Tribunal para que este resuelva la solicitud de dejar las pesquisas en manos de la Fuerza Aérea.

Durante el proceso judicial, se conoció que el deportista realizaba su travesía acompañado de un avión DHC-6, perteneciente a la Cuarta Brigada Aérea, que le servía como elemento de salvataje inmediato y que trabajaba en coordinación con un helicóptero basado en tierra. A las 21,20 horas, cuando el “hombre pájaro” se hallaba en su vuelo crucero aproximadamente a 8 minutos, al este de Punta Catalina, por razones que se desconocen, se precipitó a las aguas del Estrecho.

 

El homenaje del aladeltismo chileno a José Antonio Acevedo

En la pagina del “aladeltismo chileno” se le tributa un pequeño requiem al “hombre pájaro”. El deporte chileno ha izado en lo alto de su corazón una bandera enlutada. Es la que, en su áspera sombra, marca un duelo por la muerte de uno de sus hijos más heroicos: el “hombre pájaro” José Antonio Acevedo. Es un Acevedo más en el historial de las hazañas provocadas por un chileno; un Acevedo que también sintió la tentación del vuelo y fue a los espacios para vencerlos, en impulso de arrojo y de gloria…
Siempre hubo en los chilenos una predilección sutil por la gracia extendida de los cielos y apenas lograron que las alas cupiesen en sus vidas, decidieron el salto de honor para revolcarse en nubes y en azules.
José Antonio Acevedo intentó cruzar el estrecho de Magallanes por el aire con alas delta, encontrando su muerte a la cuadra de Bahía Catalina, precipitándose al mar, envuelto en las ráfagas de su intrepidez y de su audacia.
Allá, en los confines, quien iba a buscar la coronación de una gesta halló el silencio de las distancias terribles y se cubrió con la caricia larga de aquellas olas donde el infinito agita sus tambores.
¡BRAVO!; José Antonio Acevedo, pasajero de firmamentos y de aguas, si no conseguiste la alianza del aire y la tierra, ofreciste tu cuerpo al mar, como el más limpio trofeo en una de las más limpias hazañas!
Cuando levantemos los ojos al cielo, ahí divisaremos tu sombra, rumbo al regazo oceánico, fino viajero, flecha de osadía, enseñándonos que sólo los que se juegan su vida y su muerte, noblemente, merecen que Dios los acune en la ternura de los mares.

Breve historial de su vida y sus preparativos

Acevedo, era chileno, radicado desde hacía años en Ecuador donde vivía con su esposa chilena y dos hijos. Se inició en 1977, siendo alumno de Wilfredo Guzmán. Compitió en Ecuador, en el Sudamericano de Arica en el 78 donde fue 7º; en Vermont (EE.UU.) donde fue 2º. Voló en Brasil, Argentina y Perú. Por lo tanto tenía mucha experiencia en tan corto tiempo. La arriesgada idea de cruzar el Estrecho, la tuvo en junio del año 1977. Según sus palabras: “nació al encontrarme solo en Punta Arenas. Averigüé en la Gobernación Marítima los datos sobre los vientos, corrientes, velocidades y todo lo que se debe saber para intentar una travesía de este tipo”. El recorrido era de 28 Km. desde Bahía Catalina hasta Tierra del Fuego.
El equipo era un ala Olimpus 160 apoyada por dos motores de Go-Kart de 80 cc. cada uno que daban 7.000 rpm. “Todo está preparado, sólo espero que el viento esté con una velocidad de 15 millas por hora para decolar, girar 180 grados y en 30 minutos se cumpla el recorrido.
En todo esto siempre es necesario contar con un poco de buena suerte y lo demás, confiar en Dios”.
Estaba patrocinado por el diario La Tercera y tenía un tiempo en días limitado. El tiempo no lo ayudó, estuvo malo. Ya en el penúltimo día hizo un primer intento, volando en espiral sobre la Base Aérea Catalina y no se atrevió por el fuerte viento. Al otro día a las 15 horas el viento era de 100 Km/hora. Disminuyó pero bastante tarde, al declinar el día. Partió de nuevo y no alcanzó a tomar mucha altura unos 100 mts. Cuando se lanzó iba apoyado por un avión Twin Otter de la Fach, con su puerta abierta y una balsa lista para ser lanzada. Según uno de los tripulantes del avión, le habían facilitado un chaleco salvavidas reflectante. que no tenía. Lo vieron partir y a unas 8 millas de la costa se cayó al agua. El Twin Otter iba muy alto, le gritaron al piloto que diera la vuelta. Cuando este tripulante tuvo acceso visual al mismo sector, ya había desaparecido de la superficie. Se supone que no pudo desengancharse del arnés que lo sostenía. Eran las 21,20 horas del día 18 de febrero de 1981. Se lo buscó en la noche con bengalas y en los días siguientes, con aviones, lanchas y helicóptero, sin resultados. En ese lugar el agua es muy helada y además, de fuertes corrientes.

 

 

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