Combate de La Concepción 9 y 10 de julio de 1882
Coronel Jorge Labarca Cid
Comandante Regimiento
Nº10 Pudeto
Cada año el Ejército de Chile y sus unidades a lo largo del territorio nacional, conmemoran un hito muy importante para la institución, el Combate de La Concepción, el cual se enmarca en la Guerra del Pacífico, específicamente en la campaña terrestre de La Sierra, desarrollándose el 9 y 10 de julio de 1882.
El 9 de julio los soldados de la 4ta. compañía del Batallón 6to. de Línea a cargo del capitán Ignacio Carrera Pinto, se encontraban en la localidad de La Concepción alistando los medios para el retiro autorizado de la zona, con la finalidad de regresar a Lima después de cuatro días en esa localidad y esperando el arribo del coronel Estanislao del Canto para replegarse en compañía de toda la División.
Durante la espera, se sintió un estruendo y el capitán Ignacio Carrera Pinto entendió de inmediato lo que sucedía, “un ejército iba rumbo a atacar su guarnición”, es por esto que mientras se dirigía hacia el cuartel, el cual era la casa parroquial ubicada a un costado de la iglesia en la Plaza de Armas de ese pueblo, se le vinieron a la cabeza las palabras de un francés que pasó por la localidad esa mañana y le advirtió que pensaban atacarlo durante la tarde.
El ataque estaba a la vista al ver bajar por los cerros a las fuerzas peruanas compuestas por soldados, campesinos e indígenas, quienes los superaban claramente en cantidad, razón por la cual Carrera redistribuyó a sus hombres del Regimiento Chacabuco por los costados de la plaza, manteniéndose atrincherados con lo que encontraran, para poder resistir el ataque de tan numerosas fuerzas adversarias.
Fueron tantas las bajas en la tropa chilena, que Carrera Pinto ordenó replegarse hacia el cuartel, una vez en el interior los soldados chilenos siguieron defendiéndose como pudieron, pero lo que no esperaban era que el comandante peruano Ambrosio Salazar, ordenara incendiar el techo de la casa parroquial, pensando que así las fuerzas chilenas se rendirían, objetivo que no pudo concretar, porque la batalla continuó durante la noche.
Llegada la madrugada del lunes 10 de julio el combate no cesaba, pero las bajas de soldados chilenos aumentaban cada vez más, es por esto que el mando peruano ordenó romper las paredes para que ingresara una gran cantidad de sus tropas y aniquilar a nuestros hombres.
Una vez que las fuerzas peruanas ingresaron se formó una verdadera masacre, a pesar de ser inferiores en cantidad nuestros soldados jamás se rindieron, ni se dejaron intimidar por lo numeroso que era el adversario, arriesgando su vida por su patria, trayendo como resultado la muerte de toda la guarnición a cargo del capitán Ignacio Carrera Pinto, quien le ordenó a los oficiales, clases y soldados“…no hay que rendirse nunca, quemar hasta el último cartucho y atacar a bayoneta calada…”
140 años han transcurrido desde tan valerosa acción y es legítimo que se hinchen nuestros pechos con el corazón lleno de orgullo por tan noble entrega, porque fueron los 77 bravos, no los grandes generales o estrategas que siempre resuenan en las historias al término de las guerras, fueron jóvenes comunes como nuestros soldados, pero con un convencimiento absoluto del deber, de amor a la patria y honor, quienes nos dieron la lección de hidalguía y valor que cada año recordamos.
Por el profundo contenido valórico de esta gesta algunas de las palabras del “Juramento a la Bandera” son “Yo…, juro por Dios y por esta Bandera…rendir la vida si fuese necesario”, el que se materializó entre el 9 y 10 de julio a lo largo del territorio nacional y se encuentra establecido en la Ley 10.544 del 22 de septiembre de 1952. Es por esto que año a año miles de jóvenes soldados que forman parte de las filas de las Fuerzas Armadas realizan este juramento, ceremonia militar considerada la más importante para un soldado del Ejército de Chile y se realiza como un acto solemne de compromiso, entrega y máxima ofrenda que puede dar un soldado en bien de nuestra patria, haciendo eco y en homenaje al sacrificio de los 77 soldados chacabucanos, que al mando del capitán Ignacio Carrera Pinto dieron la vida, en un gesto de amor y cariño por la patria.