Oscar Blanco, nuevo obispo para Punta Arenas
Marcos BuviniÊ MartiniÊ
Hace unos días, la mañana del 13 de julio, fuimos sorprendidos con la noticia del esperado nombramiento del nuevo obispo de la Iglesia Católica en Magallanes, después de casi seis meses que el obispo Bernardo Bastres presentara su renuncia.
Durante estos meses los miembros de la comunidad católica hemos estado en orante espera de que el Papa Francisco nombrara al nuevo obispo de nuestra Iglesia en Magallanes, luego de las consultas realizadas a diversos miembros de la Iglesia local -sacerdotes, religiosas, diáconos y laicos-, así como el aporte de los laicos representantes de las parroquias y movimientos a través del Consejo Diocesano de Pastoral.
Nuestro nuevo pastor se llama Oscar Blanco Martínez, quien hasta ahora era el obispo de Calama. El obispo Oscar tiene 58 años de edad, fue ordenado sacerdote hace 25 años, y fue ordenado obispo hace 6 años, cuando fue enviado como pastor de la diócesis de Calama. Nuestro obispo y hermano Oscar pertenece a una congregación religiosa que no conocemos acá en Punta Arenas, se llama la Orden de la Madre de Dios, fundada por san Juan Leonardi, en Italia, en el siglo XVI.
Se trata, sin duda, de un salto grande el que tiene que dar nuestro obispo Oscar: de una diócesis del extremo norte del país, una Iglesia marcada por la cultura altiplánica y por la cultura de los mineros, hasta nuestra patagónica Iglesia de Punta Arenas, la diócesis más austral del mundo. Pero no es un salto simplemente grande y menos es un salto al vacío, es un salto en la confianza de la fe, como él mismo lo dijo en el mensaje grabado que envió a la Iglesia en Magallanes y a todos los habitantes de la región: “Recibo esta noticia con asombro y confianza plena en Dios. Desde mi consagración al Señor, he procurado amar y servir a la Iglesia, siempre y en todo lugar. Estar disponible para salir, con mis pocos medios, a dónde Jesús me envíe y la Iglesia me necesite”. Eso es lo que se llama estar “apostólicamente disponible”, y es el lema que buscan vivir los miembros de su comunidad religiosa.
Le agradecemos a nuestro hermano y obispo Oscar este caminar en la confianza de la fe y su generosa disponibilidad para venir como pastor de esta Iglesia austral. Damos gracias a Dios porque ya tenemos al nuevo obispo de Punta Arenas, el cual llega como hermano y pastor de todos, y que el próximo 10 de septiembre iniciará su ministerio pastoral en nuestra Catedral de Punta Arenas.
La próxima llegada del nuevo obispo de la Iglesia Católica a Punta Arenas también es ocasión para que podamos mirar qué es un obispo, porque puede haber algunas percepciones erradas acerca de su misión. Hay quienes piensan que el obispo es el “jefe” o el “maestro” de la Iglesia en un lugar; eso es sí y no (y más no que sí), porque el único jefe y maestro de la Iglesia, comunidad de discípulos, es el Señor Jesús (Mt 23, 8-10), sólo El es la cabeza del Cuerpo que es la Iglesia (Col 1,18). El obispo también es parte de ese cuerpo que es la Iglesia y que tiene en Cristo su única cabeza, y el obispo tiene, por cierto, tareas de la conducción concreta del quehacer de esa comunidad.
También, otros piensan que el obispo es el “responsable” de la Iglesia, y eso también es sí y no (y de nuevo, más no que sí), porque todos los cristianos somos responsables de la Iglesia, de su vida y de su misión, y el obispo es quien tiene la misión de ayudar y hacer posible que todos vivamos esta responsabilidad común de los discípulos del Señor Jesús, cada uno según su vida y su vocación personal. Otros podrían pensar que el obispo es el “representante” de la Iglesia, y eso también es sí y no (y de nuevo, más no que sí), porque todos los bautizados y miembros de la Iglesia somos quienes la representamos en nuestra vida y acción en la sociedad, y el obispo tiene, ciertamente, la misión de una representación oficial de la comunidad eclesial en medio de la sociedad.
La verdad es que el Señor Jesús no usó ninguna de esas imágenes (jefe, maestro, responsable o representante) para quienes tuvieran tareas de animación en la comunidad de los discípulos, sino que usó la imagen del “pastor”, y se definió a sí mismo como el Buen Pastor que da su vida por la comunidad. La misión del obispo, como discípulo del Señor Jesús, es seguir las huellas del Buen Pastor que congrega, acompaña, anima y sirve la vida de la comunidad de los discípulos; el pastor conduce a la comunidad y, también, es conducido por ella. El pastor es el servidor de todos, y anima la vida de la comunidad dando su vida por ella y buscando que tenga buen alimento espiritual para que pueda dar buenos frutos.
Así con gratitud y esperanza damos la bienvenida a nuestro nuevo pastor, el obispo Óscar Blanco, a quien pronto conoceremos y él nos irá conociendo y sirviendo la misión que Jesús, el Buen Pastor le ha confiado.




