Playa Norte, un barrio ejemplar que nació “doblándole la mano” al mar
Edmundo Rosinelli
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- “Esto era puro fango y no se podía construir”, recuerda Rosa Cárdenas Garcés, que llegó a vivir a este lugar el año 1958.
Corría el año 1958 cuando llegan a vivir los primeros habitantes al sector que posteriormente, de por vida, se conocería como Playa Norte.
Migrantes chilotes, coyhaiquinos, y de otras localidades del sur de Chile, fueron los primeros en asentarse, según el boca a boca de hijos, nietos y bisnietos, de familiares que tomaron posesión de terrenos a orilla de playa.
Una colonización basada en mucho esfuerzo y sacrificio. Por décadas la gente soportó las embestidas del mar. De ahí el título de esta crónica. La gente terminó doblándole la mano a las bravas aguas del estrecho de Magallanes. Muchísimo sufrió la gente con las subidas de marea.
“Esto era puro fango y no se podía construir”, recuerda Rosa Cárdenas Garcés, que llegó a vivir a este lugar el año 1958.
Eso quedó en el pasado y hoy las nuevas generaciones disfrutan de lo que consiguieron sus antepasados. Recorrer actualmente las calles de Playa Norte es símbolo de modernidad. Se encuentra todo pavimentado. Disfrutan de buena iluminación. Plazoletas y un tramo vial de la Costanera del Estrecho que les pertenece.
Al principio el agua entraba a las casas que estaban a ras de suelo. Y ni pensar como padecían los vecinos en invierno. Eran los tiempos donde en Punta Arenas nevaba mucho. Hasta un metro y medio, y el frío se apoderaba de todo. La calefacción era a leña y carbón que solían recoger a orilla de playa, recordó Rosita, una de las fundadoras.
“Yo llegué acá en 1962, cuando los terrenos estaban marcados y habían muy pocas personas. Recuerdo que todo era barro y agua. El mar subía mucho y fuimos rellenando con toda la basura que traía la municipalidad”, dijo María Enriqueta Ulloa Velásquez.
Otra vecina mencionó a su papá, Urbano Guerrero, que llegó a vivir a este sector de la ciudad hace 65 años. “Nuestra casa era un palafito y recuerdo que el mar llegaba hasta Lautaro Navarro. Yo puedo decir que la Costanera está gracias a los pioneros de Playa Norte, sobre todo de la gente que vivía entre Manantiales y Croacia”, dijo Margarita Guerrero.
Rezagados ayer,
codiciados hoy
“En esos años éramos el patio trasero de Punta Arenas. Nos veían poco menos como la peor gente y no nos consideraban en nada. Y como son las cosas, hoy la gente anda buscando sitios para vivir en Playa Norte”.
Donde funcionó el Regimiento de Telecomunicaciones, dependencias que hoy siguen estando en manos del Ejército, estaba el colegio.
Los vecinos siempre lidiaron con el barro y el polvo en suspensión en verano. Por eso quieren tanto su barrio. Porque fueron testigos del sacrificio de sus padres y hoy disfrutan de las bondades de la modernidad.
Actualmente el barrio
Haciendo la analogía con una casa, en un barrio siempre hay cosas que faltan por hacer. Al margen de que Playa Norte presenta una excelente infraestructura urbana y mejor sede vecinal, subsisten algunos problemas. Muy menores en todo caso, a diferencia de todo lo que debieron sortear los fundadores.
Y como sucede en otros sectores de la ciudad, no están ajenos a las carreras clandestinas y ruidos molestos. Como tampoco a la ingesta de alcohol de algunos grupos y gente nueva que arriba con otras costumbres.
Irene Mancilla llegó el año 1964, “cuando esto era una población fría y sucia, porque no habían calles. Jorge Montt la estaban rellenando con basura, que venían a tirar los camiones”, describe.
“Prácticamente no habían calles, todo era pura basura. Y cuando el mar subía, atravesaba toda la Jorge Montt, quedando todo inundado. Esto era un verdadero basural porque los camiones llegaban con todo ese material. Por eso tengo que decir que ahora estamos muy bien”, dijo la vecina.
Es grato conversar con las hijas de los pioneros de este barrio, como Ema Hueicha Ojeda, hija de don Rosendo, que trasladaba casas y los cúteres pesqueros. El fue carpintero y tenía un camión con el que realizaba los remolques.
Libro de historias
Muchas de las mejoras que hoy presenta Playa Norte son gracias a que fueron considerados en el Programa Quiero Mi Barrio del Ministerio de la Vivienda y Urbanismo.
Esto los llevó a postular a fondos especiales que ayudaron a que hoy el sector luzca tal como se lo merece. El corolario a un trabajo basado en el esfuerzo y sacrificios de sus primeros habitantes.
Y como debe ser en toda población, es importante contar con una directiva en la junta de vecinos. La actual dirigencia está presidida por Margarita Guerrero; Nelda Ibarra, secretaria y Norma Blanc, tesorera.
El mismo programa del Minvu permitió a los vecinos la publicación de un libro, que lleva por nombre “Domadores del estrecho de Magallanes”.
Es una recopilación de testimonios de vecinos que sirven para darse cuenta de lo que implicó para los pioneros dar vida a Playa Norte.
Uno de los capítulos lleva por nombre “El coraje de ganarle al estrecho de Magallanes”. Ahí se da cuenta de lo que fue una “ingeniería a pulso” para quitarle terreno al mar y así poder edificar sus viviendas.
Una colosal lucha que libraron los pobladores. Bien lo expone en este libro Lidia del Carmen González Uribe: “Había que tener coraje para estar acá. Porque subía el mar todos los días, y todos los días rellenábamos con lo que la ciudad botaba. Los escombros, la basura y después colocábamos tierra. Sobre varias capas de basura y tierra hicimos nuestras casas. Así echamos y logramos por fin ganarle al mar”.