“El mar lo llamaba”, dijo madre de pescador fallecido en naufragio
Luego de un responso, el cortejo fúnebre
se dirigió a la caleta de pescadores del sector Barranco Amarillo, donde sus colegas lo despidieron con bengalas.
En medio de muestras de afecto y cariño, familiares y amigos tributaron ayer el último adiós al pescador Hugo Núñez Cerda, conocido cariñosamente por todos como “Comino”.
Sus restos fueron velados en el santuario Santa Teresa de los Andes, en la villa Alfredo Lorca de Punta Arenas. Y ayer, a las 16 horas, luego de un responso, el cortejo fúnebre se dirigió a la caleta de pescadores del sector Barranco Amarillo, donde sus colegas lo despidieron con bengalas.
Eran tres los ocupantes de la lancha pesquera Chrisna, que el martes 19 de julio zozobró en el área de isla Virtudes, en el estrecho Nelson, a unos 234 kilómetros al oeste de Puerto Natales.
Uno solo de los tres pescadores sobrevivió luego que decidieran saltar al mar: José Mancilla Jipoulou. Días después la Armada de Chile encontró el cuerpo de Hugo Núñez, faltando por hallar los restos de César Soto.
Habla la madre
La madre de Hugo Núñez, María Eugenia Cerda, tuvo palabras de mucho amor para su hijo, a quien recordó como “una persona muy querida, alegre y admirada por muchos”.
Contó que comenzó a navegar desde muy joven y siempre tenía palabras cargadas de amor para ella. “Siempre hacía todo lo posible para que me sintiera orgullosa de él. Eso era lo que él más quería”.
Viajó a Puerto Natales hace cuatro años y allá se quedó. Le gustó mucho esta ciudad donde quería comprar casa para radicarse definitivamente.
Muchos colegas pescadores que llegaron al velatorio le hablaron muy bien de su amigo “Comino”.
“Esto me refleja que mi hijo era muy querido”, destacó la madre. “Y me decía que quería ser recordado como su abuelo Manuel Cerda, que fue preparador de caballos del hipódromo”.
“Todos sus amigos y colegas que vinieron al velorio me hablaron muy bien de mi hijo, de que era una persona muy culta y respetuosa. Siempre le decían, tú no eres para estar en la mar y que debió estudiar medicina”, evoca la mamá.
El sábado María Eugenia viajó a Puerto Natales esperanzada en traerlo con vida. “Pensé que con la experiencia que él tenía se podía salvar. Imaginé reencontrarme, abrazarlo y traerlo a Punta Arenas para que viniera a pasar unos días conmigo”.
Entre los personajes que admiraba el malogrado hombre de mar estaba el general Augusto Pinochet. Por eso no pasó inadvertida la fotografía del militar a un costado de la urna fúnebre, como lo había pedido él en vida.




