Fiordo Las Montañas, un laboratorio natural de aguas prístinas y casi sin presencia humana
La Región de Magallanes nunca deja de sorprender por su vastedad. Con una superficie de 132.291,1 kilómetros cuadrados, lo que en un mapa puede verse cerca, en la práctica representa horas y horas de viaje para abarcar una, aparentemente, pequeña porción. A ello hay que sumarle la infinidad de rutas, que en el caso del mar, implican llegar a rincones donde aún la naturaleza no es afectada por la presencia humana.
Uno de estos lugares es el fiordo Las Montañas, al que El Magallanes pudo acceder, gracias a la invitación para participar en la campaña de investigación organizada por Conaf, el Centro Ideal y la Seremi de Medio Ambiente. Ubicado en la provincia de Ultima Esperanza, en el Parque Nacional Kawésqar y la Reserva Nacional Kawésqar, a 100 kilómetros al noreste Puerto Natales, su acceso es por vía marítima, pero no por las rutas convencionales. Se abordó, en esta ocasión, la lancha de carro de acero Yepayek, que lleva 23 años de servicio y mide 15 metros de largo por cuatro de ancho. Alcanza una velocidad promedio de 7,5 nudos (14 kilómetros por hora), su motor es petrolero, de 180 caballos, y su rango de acción es desde Cabo Aracena en el estrecho de Magallanes hasta el Golfo de Penas.
Tras pasar por el Golfo Almirante Montt, se llega hasta Angostura White, donde las embarcaciones cargan agua pura desde una cascada. Lamentablemente, en la anterior expedición, se dio cuenta de la presencia de un microbasural, que pese a la labor de limpieza que desarrollaron los guardaparques marinos, aún mantiene algunos restos.
De ahí se ingresa al canal Santa María, tras cruzar un sector de solamente 60 metros de ancho, donde destaca la presencia del grupo La Paz, conformado por picos de montañas muy similares a las Torres del Paine, lo que las ha llevado a ser conocidas como las “Falsas Torres”. En todo el recorrido se puede apreciar bosques de coigües de Magallanes y canelos, muchos de ellos muy azotados por las tormentas de viento. En cuanto a la fauna, a simple vista destacan los cormoranes, pato Quetru, uno que otro pingüino, carancas, y cóndores, que en una de las montañas pueden verse en gran número. En cuanto a mamíferos, hay lobos marinos, delfines australes y hasta orcas, aunque no siempre son visibles.
Al llegar a la boca del fiordo, pueden encontrarse embarcaciones ligadas a la industria pesquera, que se han instalado en mares cercanos al parque. Ya una vez dentro del fiordo, queda claro por qué el nombre de Las Montañas. En todo el recorrido, estas formaciones son tan frecuentes, que denominarlas resultaría un ejercicio muy complicado. A cada golpe de vista, una nueva montaña. Lo que sí es reconocible son los glaciares que llegan hasta la ruta marítima, como el primero, llamado Zamudio. Más adelante, se halla el Bernal, circundado por la Dama Blanca, una montaña blanca de más de 2 mil metros de altura. Ahí es donde la lancha Yepayek encuentra su refugio en medio de pequeñas islas, para pernoctar al término de cada jornada.
El segundo día de navegación, se llegó hasta el glaciar Kiara, que no alcanza a llegar hasta la zona costera, pero sí se observa en toda su dimensión en medio de las montañas. El último es el Oculto, que como su nombre lo indica, se encuentra al final del fiordo, detrás de una montaña, y donde el agua fluye primero a través de una laguna y finalmente, un río pequeño.
En cada uno de estos glaciares, los investigadores del Centro Ideal fijaron puntos para tomar distintas muestras para sus estudios, las que serán abordadas en profundidad en próximas ediciones del suplemento Ciencias de El Magallanes, así como el trabajo que Conaf ejecuta en estas áreas protegidas.