“Cerrado por fútbol”. Eduardo Galeano (que alguna vez pasó por Punta Arenas)

“Cuando el Mundial comenzó, en la puerta de mi casa colgué un cartel que decía: Cerrado por fútbol. Cuando lo descolgué, un mes después, yo ya había jugado sesenta y cuatro partidos, cerveza en mano, sin moverme de mi sillón preferido. Esa proeza me dejó frito, los músculos dolidos, la garganta rota; pero ya estoy sintiendo nostalgia”. Estas palabras dan cuenta de la relación de Eduardo Galeano (Montevideo 1940-2015) con el fútbol.

El presente texto nos entrega una colección de cuentos, relatos, reflexiones y crónicas del escritor uruguayo vinculadas en forma directa al fútbol, además de algunas historias -como se señala en la nota editorial introductoria- “donde éste (el fútbol) aparece más como metáfora que como protagonista; lo mismo vale para varias historias que hablan del deporte en general o de alguna disciplina específica”. En 1995 Galeano había publicado “El fútbol a sol y sombra”, fruto de “años de lectura sistemática, acumulación de historias e investigación”. Antes y después de ello, hay una gran producción de textos aparecidos en libros, viejos diarios y revistas, muchos inencontrables; “Cerrado por fútbol” es la compilación de todo lo anteriormente señalado.

La pluma de Galeano no escatima elogios hacia los hinchas del balompié, sus astros, las buenas jugadas, el fervor popular o el fútbol como “la única religión sin ateos”: “En mi país, el fútbol es la única religión sin ateos; y me consta que también la profesan, en secreto, a escondidas, cuando nadie los ve, los raros uruguayos que públicamente desprecian al fútbol o lo acusan de todo”.

Pero, esa misma pluma no trepida en denunciar los viles negocios y maquinaciones que se dan por debajo y al margen de las canchas: “Desde que sale el sol hasta que asoma la luna, él corta, recorta, perfora, arma y cose pelotas de fútbol, que salen rodando de la aldea paquistaní de Umar Kot hacia los estadios del mundo. Mohammed tiene once años. Hace esto desde los cinco. Si supiera leer, y leer en inglés, podría entender la inscripción que él pega en cada una de sus obras: Esta pelota no ha sido fabricada por niños”. O aludiendo a Maradona: “Ha sido y sigue siendo Maradona el hombre de las preguntas insoportables: el jugador ¿es el mono del circo? ¿Por qué los jugadores no conocen las cuentas secretas de la Fifa, la todopoderosa multinacional del fútbol? ¿Por qué no pueden saber cuánto dinero producen sus piernas? ¿Por qué nunca los jugadores han sido consultados por la Fifa a la hora de tomar decisiones? ¿Por qué se alteran las reglas del fútbol sin que los jugadores puedan decir ni pío?”.

Galeano también nos conmueve con historias de fútbol y horror como la de los jugadores del Dínamo de Kiev que, amenazados de muerte, enfrentaron a un combinado de la Alemania nazi de Hitler, ganaron y fueron fusilados en el acto, o de lo ocurrido durante la guerra civil española, cuando el Real Madrid, se convirtió en el equipo oficial del franquismo, en tanto el Barcelona en el símbolo de los republicanos.

“Cerrado por fútbol” es un libro impecable, un homenaje a este deporte: “(el fútbol) es el espejo del mundo y en mis libros yo me ocupo de la realidad”. Es un homenaje de alguien absolutamente negado para el balompié, pero que lo ama de manera desmesurada: “Para empezar, una confesión: desde que era bebé, quise ser jugador de fútbol. Y fui el mejor de los mejores, el número uno, pero sólo en sueños, mientras dormía. Al despertar, no bien caminaba un par de pasos y pateaba alguna piedrita en la vereda, ya confirmaba que el fútbol no era lo mío. Estaba visto: yo no tenía más remedio que probar algún otro oficio. Intenté varios, sin suerte, hasta que por fin empecé a escribir, a ver si algo salía”.

Eduardo Galeano nació en 1940, en Montevideo, Uruguay. Antes de periodista y escritor fue mensajero y dibujante, peón en una fábrica de insecticidas, cobrador, taquígrafo, cajero de banco, diagramador y editor. Publicó numerosos libros, el más celebrado; “Las venas abiertas de América Latina (1971). Falleció en 2015 en su ciudad natal.

Como nota final, agreguemos que Galeano estuvo en Punta Arenas en la década de 1960 acompañando a Salvador Allende: “En el invierno de 1963, Allende me había llevado al sur. Con él vi nieve por primera vez. Charlamos y bebimos mucho, en las noches larguísimas de Punta Arenas, mientras caía la nieve al otro lado de las ventanas. El me acompañó a comprarme calzoncillos largos de frisa. Allá los llaman matapasiones” (Galeano, Eduardo. “Días y noches de amor y de guerra” – 1ª ed.- Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2014).

“Cerrado por fútbol”. Eduardo Galeano – 1ª ed.- Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2017. 240 Pags.