Necrológicas

Las oportunidades que se abren en EE.UU. para el cordero magallánico

Sábado 27 de Agosto del 2022

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  • Empresarios ganaderos de nuestra región participaron en un seminario organizado por ProChile, donde se abordaron las
    expectativas reales de ingresar al mercado norteamericano, para lo cual la certificación del ovino orgánico es fundamental.

Las cualidades únicas que tienen las praderas magallánicas para la producción ovina le dan una ventaja con respecto a otros países. Y aunque el mercado estadounidense es inconmensurable, hay una gran posibilidad de exportación, para lo cual la certificación del cordero orgánica es fundamental. Este fue el tema central de un seminario organizado por ProChile, en el que participaron expertos y empresarios regionales.

El Servicio Agrícola y Ganadero, a través del encargado del Departamento de Agricultura Orgánica, Andrés Leiva, expuso sobre la situación nacional y avances en la firma de nuevos acuerdos con otros países, mientras que la encargada comercial de ProChile en Washington, Scarlett Ramírez, presentó las tendencias y desarrollo de carne de cordero orgánica en Estados Unidos.

La directora general (s) de la Dirección General de Promoción de Exportaciones de ProChile, Paulina Valderrama, destacó el interés creciente que hay en Estados Unidos por este producto, por lo que se invitó a los productores locales y dueños de frigoríficos “a avanzar en esta certificación que les va a ayudar a posicionarse con un mejor valor en Estados Unidos. Personal del Sag detalló las características que tiene el producto y que tienen que ver con la sanidad y el origen, especialmente porque ahora los consumidores se preocupan mucho de cómo se alimentan los animales y hay características específicas en la región que permiten acceder a esa acreditación con mayor facilidad”.

En relación a lo anterior, Valderrama agregó que “ahora hay un escenario comercial que nos permite avanzar como país en ese ámbito. Estados Unidos es un mercado muy grande, donde el consumidor está teniendo interés por carnes distintas, diversas, una carne magra, beneficiosa para la salud y este interés que se está generando es lo que queremos potenciar, de manera de promover también, un cordero que obtenga un mayor precio en el exterior”.

Cuestionamientos

Si bien algunos empresarios del sector cuestionaron este proceso de certificación que considera una inversión extra para sus empresas, Valderrama advirtió que “creemos que esa inversión inicial, que puede tener un costo que podría parecer alto, termina teniendo un buen retorno, porque el producto se venderá a mucho mejor precio en el exterior”.

Cómo surge esta opción

En tanto, el director regional de ProChile, Claudio Villarroel expuso que esta oportunidad se abrió porque una cadena de supermercados de Estados Unidos puso su mirada en el cordero orgánico. “Hace tres años trabajando con el frigorífico Marín, que está exportando carne ovina, fresca, enfriada, y ahora se está dando la posibilidad de que el mercado de Estados Unidos está requiriendo carne orgánica congelada y ahí es donde estamos hablando con la industria para dar a conocer esta demanda y que no es difícil el tránsito a la producción orgánica. Asogama está en la misma temática de nosotros, de velar por la sustentabilidad. La pampa magallánica es sustentable porque no tenemos tanto abono como en el norte del país”, destacó.

Los pasos de la certificación

A su vez, los desafíos del proceso de certificación en la categoría pecuaria con foco en la carne de cordero fueron presentados por el director ejecutivo de Ecocert Chile, Henrich Neisskenwirth. “La certificación orgánica es la verificación de una norma que es estatal y nosotros tenemos esta acreditación que nos dan los gobiernos. Primero, uno revisa los documentos de la persona que desea certificarse en el que demuestra cuáles son sus planes y principios de manejo orgánico. Nosotros, en la auditoría, verificamos esta documentación y en la inspección in situ verificamos que este plan de manejo orgánico está en la práctica aplicada”, explicó.

Respecto del estándar, puntualmente el de Estados Unidos, “hay aspectos sobre el origen de los animales, que tienen que venir de madres orgánicas, la alimentación es fundamental y toda aquella tiene que ser orgánica: praderas, si se ocupa o no fertilizante o insumos sintéticos y lo mismo después aplica para el animal. Existe un enfoque muy fuerte sobre la sanidad y el tratamiento de los animales, donde el estándar orgánico indica que no se puede certificar ningún producto genéticamente modificado, no se pueden usar antibióticos, antiparasitarios internos o externos que sean sintéticos y luego, hay un enfoque en el tema del sobrepastoreo, para no generar problemas de erosión. El producto que tiene estas características se tiene que seguir en una faena, con una trazabilidad y de nuevo, asegurando que en esa carne no se ocupe un preservante sintético”, resumió Neisskenwirth.

Finalmente, Mario Marín de la empresa frigorífica Marín, destacó este proceso, ya que llevan “varios años exportando a Estados Unidos y hace dos, comenzamos con los envíos aéreos de cordero enfriado y hace un año con certificación orgánica para algunos predios que son de nuestros proveedores. Creo que dentro del contexto económico negativo que tenemos, es una tremenda oportunidad  de aprovechar una falta de oferta del resto del mundo, en particular de un producto que podemos generar aquí casi con condiciones naturales”, valoró. En esa línea, recalca que este proceso de certificación no presenta complicaciones, “porque las condiciones en que se ha producido siempre en Magallanes, cumplen con el 99% de lo que se exige en la certificación”.

La ventaja comparativa con otros mercados la da la condición que entrega la pradera y el clima, “que hace que la carne de cordero nuestra, respecto de la neozelandesa y australiana tenga características de sabor, terneza, cantidad de grasa, magritud en el fondo, que la hacen distinta. Si bien el mercado estadounidense es lo suficientemente grande, también tiene subsegmentos, nichos, donde calzan los programas estacionales y hay cabida para calzar nuestra producción y no en volúmenes gigantes”, concluyó Marín.

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