El abogado amigo de los Tucu Tucu e impulsor de los primeros Festivales en la Patagonia
El pasado fin de semana fue uno de los personajes distinguidos por la Municipalidad de Punta Arenas en el Festival Folclórico en la Patagonia. Jaime Romero Donoso, un chillanejo nacido el 4 de marzo de 1944, es uno de los tantos oriundos de otros lares que llegaron a Magallanes a echar raíces. Abogado de la Pontificia Universidad Católica (en su curso estuvieron Jaime Guzmán, Maximiliano Errázuriz, Jaime Pereira Larraín y Jovino Novoa, entre otros), fue uno de los impulsores de las primeras ediciones del certamen musical y artístico, además de colaborar silenciosamente en cada versión. Muy amigo del grupo argentino Los Tucu Tucu, lamentó la tragedia de la muerte de sus integrantes Ricardo Romero y Héctor Bulacio, ocurrida en 2007.
Después de titularse, realizó su práctica en la comuna de Bulnes, vivió posteriormente en Coihueco y Yungay, hasta que para escapar del calor, tomó la radical decisión de venirse a Punta Arenas, ya casado con Mabel Serra, con quien tuvo tres hijas: Paula Valeria, Valentina Soledad y Mariana Constanza. También menciona a sus nietos Tomás Ignacio y Matilda Antonia.
Llegó a Punta Arenas el 7 de marzo de 1972. “Conocí a los Alarcón-Fabres que se vinieron de Chillán, con ellos vine un par de veces hasta que me quedé en forma definitiva y decidí ejercer en Punta Arenas. Había trabajado también en la oficina de Luis Ortiz Quiroga, que conocía al notario Camilo Valenzuela. Hicieron contactos y me vine para acá”, recordó.
De sus primeros años de desempeño profesional en Punta Arenas destaca a Juan Vivar, del Banco del Estado, y se fue generando contactos. “Ejercí la profesión libre y salí premiado en 1973 con la designación de abogado de turno y tras el golpe me tocó defender a muchas personas en los juicios de octubre de ese año. Muchos salieron al extranjero y hay dos o tres muy conocidos acá, que me tocó atenderlos y que se fueran a Europa más de alguno…”. En 1995 ingresó al Banco de Chile, donde permanece hasta hoy, en paralelo a su función en el Tribunal Electoral.
Reconoce que este último trabajo no tiene mucha exposición porque “son leyes especiales, tenemos que ver los asuntos de las juntas de vecinos, cómo son las votaciones de los concejales, los cambios de domicilio y ver todas las infracciones a la Ley Electoral”, expuso.
Sobre el caso del sacerdote Víctor Hugo Carrera se nota que no le gusta abordarlo (“ha pasado mucho tiempo”, se excusa). Sí recuerda que durante 28 años estuvo viajando con frecuencia a Puerto Natales, donde le tocó uno de los primeros casos tipificados de femicidio. “Logré sacar a la dama que tuvo problemas con su pareja, y la saqué absuelta y por eso me llamaron mucho en esa época. Yo me dediqué mucho a lo penal porque tenía la escuela de Luis Ortiz y en 1964-65 trabajé con él y me tocó mucho ir a Colonia Dignidad, que después tomó otra dirección después de la década del ’70. Pero yo fui más de veinticinco veces, conocí a Paul Schäfer y Wolfgang Müller, entre otros. Era diferente en ese tiempo, estaban las mujeres en un lado, los hombres en otro, estaban inspirados en que los jóvenes y niños no vivieran los mismos problemas que tuvieron con la guerra”.
Ya en Punta Arenas, destacó que estuvo presente “como notario suplente cuando se firmó el contrato de Zona Franca, en febrero de 1975 y comenzó a funcionar en septiembre de ese año. Y lo otro trascendente fue en 1972, cuando defendió a una persona que había tenido problemas con el comandante del regimiento de Porvenir. Y me quedé en el camino. Les digo siempre a mis amigos que yo seré caído del avión pero no del cráter”. Esta última mención se debe a que el 19 de mayo de 1972 ocurrió el accidente aéreo desde la salida, en Bahía Catalina y que terminó con un avión estrellado frente al Instituto de la Patagonia, donde Romero iba de pasajero junto al piloto.
Actualmente ya no se dedica al derecho penal y al respecto aclara que “mucha gente no sabe que el Ministerio Público no forma parte del Poder Judicial y mucha gente que se dedicaba al derecho penal ahora no lo hace porque la defensa está a cargo de la Defensoría Pública, entonces la gente busca siempre un precio y no calidad. Entonces, existe en la defensoría gente capacitada y los cobros son muy diferentes a cómo eran antes, igual que las posesiones efectivas, que a un año a la fecha se hacen con o sin testamento, que se sacan en el Registro Civil y los costos son más bajos. En los juzgados se gestionan solamente las relacionadas con testamento. Por eso existe dentro de nuestra legislación la adecuación del derecho, no hay ley perfecta. Según se den las circunstancias. Yo he redactado muchas sociedades de empresas que hoy son muy grandes, pero yo mal podría ver en el año 72, 80, ver que podían hacer transferencias de fondos electrónicas, que en ese momento no existían. Ahí tuve otra labor, que era atender a la gente argentina que hizo el gasoducto desde Posesión a Cabo Negro, y por eso hubo un tiempo que estuve dedicado a las minas, en la mina de carbón Pecket también trabajé en ese asunto, viajando todos los fines de semana a Natales”.
Del sistema actual es crítico, llamándole la atención, primero “muchas damas que andan conduciendo en estado de ebriedad, segundo, que antes, las personas que cometían un delito estaban, por lo menos, cinco días detenidos. Hoy en día no. Por eso la gente, en mayor o menor medida, nos sentimos desamparados”.
Faceta festivalera
En 1972 se incorporó a la organización del Festival Folclorico en la Patagonia, junto a Enrique Sánchez López, Alfonso “Cocho” Cárcamo, “y los hijos de ellos hacían de ataché. Así me fui quedando, cooperando y detrás del escenario. Fui después coordinador con el jurado y además me pidieron que estudiara si actuábamos como corporación o fundación. Hice las consultas y ahí nació la Corporación Patagónica del Folclore, con autorización del Ministerio de Justicia”, apunta.
En esa época comenzó a forjar su amistad con los artistas, que terminaban siempre en su casa, disfrutando de una sabrosa comida, con guitarreo y risas. “Incluso, en mi casa supe algo que mucha gente desconoce: el Chaqueño Palavecino hizo famosos los temas ‘La ley y la trampa’ y ‘Amor Salvaje’ y estaban Roberto Pérez y Roberto Ternán en mi casa, y yo dije ‘que buena esa canción’ y me respondieron ‘aquí está el autor’. No tenía conocimiento que esas dos canciones tan conocidas son autoría de Roberto Ternán y además, que la canción que él escribió para Punta Arenas (“De pueblo en pueblo”, 1976), la compuso en el sexto piso del Hotel Cabo de Hornos”.
Otros artistas con los que forjó buena relación fueron Zamba Quipildor, y Víctor Heredia, “que también estuvo en mi casa”.
Recuerda con gran cariño aquella edición del Festival “en que trajimos a Luis Landriscina y Coco Legrand, que actuaron en la misma noche y por esa amistad que nació entre ellos, Coco Legrand se fue a Buenos Aires. También recuerdo a gente de conjuntos como Taller Alturas y Patagonia 4”.
Férreo defensor del festival espera que nunca se pierda “y uno de mis sueños incumplidos es que me gustaría que trajeran un chinchinero, porque a veces se ha traído gente que no es folclórico folclórico, para atraer gente, porque se ha visto en la práctica que actúan ellos y después el público se va. La idea (del Festival) nació del Club Andino de Bariloche y en el de Punta Arenas, para mostrar los artistas de Chile y Argentina. Alfonso ‘Cocho’ Cárcamo era el encargado de los artistas, de transporte era Avelino Alarcón, Ernesto Pulgar, en cuya casa conocí a Ariel Ramírez, el autor de ‘Alfonsina y el mar’. Fue una bonita experiencia conocer artistas. Por ejemplo, Los de la Isla, el contacto lo hice yo porque los conocí en Natales, ahí les pedí los datos y nos contactamos con ellos. Eramos un grupo que formamos esta corporación que era una labor musical, por eso es muy bueno que la municipalidad haya continuado con esto”.
En ese sentido, plantea que se requiere que el Festival esté en otro recinto porque tanto el gimnasio Fiscal como el de la Confederación Deportiva “han sido una solución pasajera, se necesita un centro de eventos”.
Pese a todo este trabajo que ha realizado para el Festival, reconoce que la distinción no la esperaba, porque “si bien es hacia mi persona, yo lo tomo como un reconocimiento en representación de todos los que tuvieron la idea. Siempre comento que en Chile se critica al que hace cosas, y el que critica normalmente no hace nada entonces es importante que esto haya nacido en el Club Andino, que hubieran personas a los que cooperé y que ya no están. Hubo mucha gente después que siguió como Pedro Sánchez, Freddy Nicolai y Diego Concha, detrás del escenario, mucha gente que sigue cooperando, porque la única manera en que esto se mantenga es en la medida en que todos cooperemos con ideas”, manifestó Romero.




