Caminar y mascar chicle
Emilio Boccazzi Campos
Arquitecto
La tradicional frase “Caminar y mascar chicle”, hace alusión, a que se sea capaz de hacer simultáneamente, dos tareas o funciones a la vez. Dentro de esto, siempre se ha dicho que los hombres pudiéramos ser más “lentos” que las mujeres en llevar adelante varias actividades o tareas al mismo tiempo. Pero, ¿Por qué uso esta frase y en qué contexto la quiero aplicar?
En primer lugar, porque en la sabiduría popular, los dichos y decires, son muy importantes para expresar la capacidad de síntesis, que el “pueblo”, “la gente” o la “ciudadanía” tiene y usa para graficar la vida diaria, con una capacidad expresiva que ni el más erudito puede condensar.
En el contexto actual y, luego de un proceso eleccionario histórico, ocurrido hace una semana, con la votación para definir la aprobación o el rechazo de una nueva Constitución para Chile y, con un gobierno que acaba de cumplir su primer medio año de gestión, con un país y una situación mundial crítica provocada por la pandemia, con inflación desatada en Chile (para lo que veníamos conociendo en los últimos 30 años, SI, los mismos 30 años vilipendiados) y con un horizonte de inminente recesión, debieran llevar a la reflexión sensata y oportuna de que ha llegado el momento de bajar un par de cambios en las pasiones desatadas, reflexionar, definir un nuevo derrotero constitucional, democrático y oportuno y, ponerse a gobernar.
Pero no por “madrugar amanece más temprano”. Y si bien es cierto, es importante que el país y sus autoridades definan con cierta prontitud un calendario constitucional, no es menos cierto, que el país, todos los chilenos y chilenas, necesitamos que se diseñe e implemente una estrategia y un plan de reactivación económica impulsado desde el Estado, pero también muy convocante a los emprendedores y al sector privado. Sin crecimiento y paz social no habrá derechos hechos “carne”.
Paralelamente con los avatares constitucionales, el gobierno tendrá que dejar de lado sus traumas para detener frontalmente la violencia, que trae destrucción y saqueo y con esto, mucho daño a los pequeños emprendedores y vecinos que sólo quieren trabajar o vivir pacíficamente en su país. Chile vuelve a caer preso de quienes asolan sus calles. Los estudiantes que poco tienen de ello, con destrucción de sus propios establecimientos ven un terreno fértil, con un gobierno que deberá actuar con más solidez sino quiere que esto se le desborde. Chile y una de sus peores caras. Pareciera que el llamado de “On Memo” está surtiendo efecto.
No son tiempos calmos, pero si la señal es la relativización y la total impunidad, la calle será del más fuerte, del más violento y del que no quiere construir. Del que su arma, es imponer el miedo y que no tiene en su mente y en su acción el bien común.
En contexto además, de crisis planetaria por el cambio climático, de la imposición de la violencia por motivos hegemónicos, de cambio de ciclos, de guerras solapadas de las grandes potencias, es preciso que este pequeño país llamado Chile, junto con definir un derrotero por una Nueva Constitución, la que regirá la vida del país de las próximas décadas, también defina el cómo transitará hoy, definir qué hará para ser más soberano y seguro alimentariamente, que uso y aplicación hará de las nuevas energías, para combatir su escasez de combustibles fósiles y lograr pasar con prontitud, a energías en la cual es “rico” (sol, viento y agua), y donde pondrá sus énfasis productivos. Además deberá definir una estrategia educativa, que entregue conocimientos y formas de comportamiento cívico y social de crecimiento en la diferencia, donde tolerancia y aceptación sean parte de su acervo como pueblo. “Educación integrada” ya lo hemos dicho, tal cual ocurría en el Chile del siglo pasado, donde éramos un pueblo más educado, menos ostentoso y pretencioso y donde los derechos se conjugaban con los deberes, que debíamos cumplir como ciudadanos.
No son tareas fáciles, pues los procesos y la evolución (o involución) de los pueblos son fenómenos complejos y culturales y van avanzando o retrocediendo por situaciones límites o traumáticas que ha vivido el país.
Por ello, junto con lo expresado por la inmensa mayoría de los chilenos de tener una Nueva Constitución (casi 80% de aprobación en el plebiscito de entrada), también los chilenos han expresado con fuerza (62%) que quieren sensatez, que nadie se “lleve la pelota para la casa” y que todos los sectores cumplan sus compromisos. Pero también, el pueblo quiere, que no se abandone el gobernar, el implementar, y diseñar acciones que avancen en la vida diaria de hoy. “El hoy” es tan importante como “el mañana”. Es más, el hoy condiciona el mañana.
“Caminar y mascar chicle” será un imperativo para el gobierno, lo que con apertura, generosidad y firmeza, será la mejor promoción que pueda hacer, para sacar adelante una nueva y buena Constitución para Chile.




