Un Camino a la Paz Interior: La Meditación en el Mes de la Salud Mental
Verónica Aravena Briones
Psicóloga-Psicoterapeuta,
Consejería Salud Mental-DAE
Universidad de Magallanes
En estos días del mes de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, por lo que hablar sobre una forma de lograr paz interior cobra especial sentido; me refiero al camino de la Meditación. La meditación es una forma de entrenamiento mental que implica la capacidad consciente, continua e ininterrumpida de mantener la mente en un estado más silencioso y calmado, con el objetivo de conocernos, cultivarnos y reinventarnos, logrando vivir más plenamente el milagro de la vida.
Meditar implica el desarrollo de las poderosas aptitudes de la observación y la concentración con el fin de hacernos más conscientes de nuestras vidas, de saber quiénes realmente somos más allá de lo que aparentamos ser. Nos permite volver nuestra atención hacia adentro y ver lo que está sucediendo ahí. Entonces logramos prestar más atención a nuestras conductas y a las respuestas emocionales desencadenadas por nuestro entorno, advirtiendo cuándo y cómo surgen, observando sin juzgar, sin juzgarnos, sin interferir en aquello que observamos, aceptando lo que es.
El acto de meditar promueve la “atención plena”, que significa estar “plenamente presentes”, “aquí y ahora”, logrando ver y vernos de modo más certero; nuestros pensamientos, emociones y conductas dejan de ser inconscientes y nos damos cuenta de ellos/as, nos comenzamos a librar de la mente que se preocupa, transformando nuestro universo mental y cambiando el contenido de éste. Entonces, rompemos las cadenas de ser los/las mismos/as de siempre, convirtiéndonos en una persona nueva.
Una forma muy simple y poderosa de meditar es la práctica de la “Respiración Consciente”; nos detenemos, nos damos cuenta de que estamos respirando y luego nos enfocamos en ello, inhalando y exhalando…conscientemente…lentamente. Entonces, aquietamos la mente, nos relajamos, fluimos, dejamos ir el pasado y soltamos toda creencia o emoción que nos provoque malestar interno, comenzando a disfrutar del aquí y el ahora.
La práctica de la “quietud”, el “silencio” y la “contemplación” en la vida diaria se plantea como otro modo de meditar. Al detenernos en el silencio y mirar en nuestro interior, podemos lograr mayor consciencia de nuestros deseos más profundos y dar un verdadero propósito a nuestras vidas. Vamos generando un mayor conocimiento de nosotros/as mismos/as, familiarizándonos con una visión más clara y justa de las cosas, así como favoreciendo el desarrollo de cualidades que, aunque todos/as poseemos, se mantienen en estado latente mientras no nos dediquemos a cultivarlas.
Investigaciones científicas han evidenciado que el entrenamiento en cualquier forma de meditación, provoca importantes reorganizaciones en el cerebro. Se ha demostrado que, especialmente la zona cerebral asociada con emociones como, por ejemplo, la compasión, presenta una actividad considerablemente mayor entre las personas que tienen una larga experiencia de meditación. Estos descubrimientos indican que ciertas cualidades humanas pueden ser cultivadas de manera deliberada por medio de dicho entrenamiento mental.
Cuando la gente que se compromete con la meditación desarrolla el poder de crear una vida mejor, siendo más productiva y feliz. Las investigaciones sobre personas que meditan también han encontrado frecuentemente que ellas son más aptas para concentrarse por largos periodos de tiempo, encauzar positivamente el pensamiento y capaces de calmarse ellas mismas de manera eficiente, adquiriendo sosiego y equilibrio durante estados de pánico, ira o frustración.
Practicar 20 minutos de meditación diaria entre 6 y 8 semanas, conduce a una disminución significativa de la ansiedad, la vulnerabilidad al dolor, las tendencias depresivas y la rabia, colaborando en la reducción del estrés y activando zonas cerebrales relacionadas con las emociones positivas, lo que la transforma en un excelente antídoto para los problemas psicológicos y físicos.
Aventurarse profundamente dentro de nosotros/as mismos/as con el poder de la meditación nos separa de la basura emocional y de aquellos pensamientos que obstaculizan el logro de una vida sana y abundante. Un estilo de vida meditativo da el poder de elegir nuestro destino siendo conscientes de nosotros/as mismos/as en cada faceta de los pensamientos y de la vida en el ahora.
El ahora se realiza a través del pensamiento consciente, lo que nos conduce a sentir mayor gratitud y alegría en las cosas básicas diarias, comenzando a brillar el verdadero Ser. Nuestra consciencia se expande encontrando la paz y el gozo necesario para sentirnos felices y favorecer la felicidad de los demás. La última razón de ser de la Meditación es la de transformarnos a nosotros/as mismos/as y hacer del mundo un mejor lugar a través de actos nobles, benevolentes y bondadosos hacia nuestro entorno.




