Cuidado de los espacios públicos
Horroroso. Incomprensible. Esos son sólo dos calificativos que se vienen a la mente para describir lo sucedido tras conocer la información de que, a escasas horas de abierta la recién remodelada Plaza de Armas Muñoz Gamero, ya había amanecido rayada y con algunos destrozos.
Luego, sólo pudo sobrevenir la desazón -y hasta cierta impotencia- cuando se supo que un grupo de jóvenes a bordo de un vehículo ingresó de madrugada a la plaza, grabó y difundió por redes sociales su fechoría, celebrada ésta como algo gracioso el conductor y sus acompañantes.
¿Por qué pasa algo así? ¿Existe alguna explicación relativamente razonable? ¿Hay algún sustento ideológico para justificar estas acciones o son, sencillamente, una lastimera expresión de nuestra incultura?
En el campo de la ideología y la academia, existe vasta literatura sobre lo que se denomina “espacio público” y el valor que se otorga o no a los emblemas y las convenciones sociales respecto de la vida comunitaria.
Surgen ciertas coordenadas conceptuales que sitúan lo “público” en un juego de poder y de tensión ideológica. Estas corrientes son las que justifican aquellas acciones de “toma” de calles, avenidas, plazas, parques y edificios emblemáticos para expresar un rechazo violento al orden establecido que proviene de la dominación colonial y -en décadas más recientes- del neoliberalismo.
Estas tendencias buscan justificar tales acciones en el entendido de que, a través de éstas, se es contestatario al estándar ideológico que, so pretexto de establecer lugares comunes y abiertos a la comunidad, esconde las profundas desigualdades y exclusiones sociales y que, en rigor, no hace más que excluir y censurar. El espacio público es visto como una territorialización de procesos y luchas sociales más amplios.
¿Esto explica, entonces, lo que está sucediendo con la plaza de armas y el casco histórico de Punta Arenas? Puede ser, al menos, en términos de rayados y destrozos.
Aunque hay diversas conceptualizaciones, existe un consenso: el espacio público es un componente crucial de la vida en común y de la justicia social en la ciudad.
Entonces, la pregunta es: ¿Debemos aceptar la vandalización de lo público porque tendría un fundamento ideológico?
Respecto de los deschavetados del vehículo de la madrugada sabatina, no hay explicación posible.