Luis Alberto Barrera, el primer Liceo Bicentenario de la región destaca sus mejoras académicas
500
alumnos asisten
al liceo
117
años de historia tiene el establecimiento educacional
Marisol Retamal
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Los dichos del ministro de Educación, Marco Antonio Avila, sobre los Liceos Bicentenario y las dudas sobre su continuación siguen generando preocupación. A los cuestionamientos de ex ministros de administraciones anteriores se sumaron los del gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, quien señaló que erradicar esta iniciativa es como “quitarle patines” a quienes están avanzando en su proceso de mejoramiento educativo.
A nivel regional, el primer establecimiento educacional que se incorporó al programa Bicentenario fue el Liceo Luis Alberto Barrera, reconocimiento que exhibe desde el año 2010.
El director del recinto, el profesor Víctor Mansilla, señala que los Liceos Bicentenario nacen en 2010 como una propuesta del ex ministro de Educación del primer gobierno de Sebastián Piñera, Joaquín Lavín, destinada a replicar la que en ese entonces era la exitosa experiencia del Instituto Nacional como liceo público. Este proceso consideraba la selección de alumnos y la entrega de recursos para favorecer la infraestructura y el fortalecimiento pedagógico.
15
puntos en promedio subieron los egresados de 2021 que rindieron la prueba de admisión a la educación superior
60%
de su alumnado son mujeres
A nivel nacional, se establecieron los primeros 50 establecimientos que replicarían el modelo del Instituto Nacional. En Magallanes fue elegido el Liceo Luis Alberto Barrera, por ser el más antiguo de la educación pública. Eso significó una inyección significativa en recursos, traducida en laboratorios móviles de computación, salas de computación y capacitación para profesores.
Con la selección de alumnos se mejoró la calidad académica, la ampliación de la cobertura hacia los niveles de séptimo y octavo básico (lo que después no se mantuvo en el tiempo) y el aumento de la matrícula (en la actualidad cuentan con cerca de 500 estudiantes). También se generó una estructura de monitoreo y apoyo al proceso educativo, que ha permitido fortalecer la formación docente.
El 1 de septiembre pasado el liceo cumplió 117 años y su cuerpo docente resalta el apoyo que ha significado el programa Bicentenario “para la plataforma y la información centrada en el apoyo técnico-pedagógico, porque nos han entregado información estandarizada para saber dónde estamos y qué hay que hacer”.
Víctor Mansilla comenta que el liceo tuvo una historia conflictuada desde 2016 a 2020, la que afortunadamente ha ido superándose. Se ha podido recuperar el ambiente de trabajo y la visión, misión y objetivos estratégicos del establecimiento. “Nuestra misión es aspirar a la excelencia académica en conjunto con la formación integral y valórica. Eso nunca debió perderse porque el trabajo se vio debilitado. En ese sentido el programa Bicentenario nos ayudó a fortalecer el tema de la excelencia académica”, recalca.
En general, se aprecia una mejora en los rendimientos. Ejemplo de ello es que el Luis Alberto Barrera fue el único Liceo Bicentenario que subió más de 15 puntos en la prueba de acceso a la educación superior (la PDT en 2021 y que este año se llamará Paes), lo que se logró gracias al apoyo pedagógico otorgado por el programa.
El director precisa que con el paso de los años no se inyectaron más recursos, pero afortunadamente siguió el seguimiento educativo. “Ahora tenemos esta noticia de que el programa Bicentenario se va a modificar o a redireccionar, así que no sabemos qué va a pasar”.
A juicio del docente, cuando comenzó a aplicarse la Ley de Inclusión los liceos Bicentenarios no pudieron mantener la selección de alumnos, y empezó a aplicarse el Sistema de Admisión Escolar, conocido popularmente como “tómbola”.
Para Mansilla, los tiempos actuales son distintos y hay que favorecer la inclusión, pero también el Estado no debe olvidar la entrega de recursos a los establecimientos que más lo requieren. “En estos momentos, estamos en muy bien pie y trabajamos en forma colaborativa y cooperativa, porque también eso es de sentido común para que las cosas funcionen”, agrega.
Desde que el liceo pasó a ser mixto poco a poco ha ido incorporando a más mujeres. De hecho, hoy el 60% de la matrícula corresponde a féminas. A modo de radiografía, cerca del 80% del estudiantado proviene de hogares vulnerables. De los 153 alumnos que hoy están en cuarto medio, alrededor de 90 se inscribieron para rendir la prueba Paes. Muchos de ellos optarán por incorporarse al mundo del trabajo para apoyar a sus familias y otros se matricularán en institutos, centros de formación técnica o universidades.
“El contar con alumnos provenientes de hogares vulnerables significa que tienen carencias de tipo económica, social o familiar. Muchos viven en sectores alejados del centro urbano de la ciudad y a pesar de ello asisten a clases y cumplen con las exigencias que impone su formación estudiantil. Necesitamos más apoyo y más herramientas para entregarles más y mejor educación a estos chicos que no tienen el mismo capital cultural, económico, familiar y afectivo de otro tipo de familias”, sentencia el director Víctor Mansilla.