“Sólo la verdad devolverá la paz a todos quienes amamos profundamente a Hugo Sebastián”
- Joven subteniente de Ejército, desapareció en la tarde del 27 de diciembre
de 2020, al volcar su kayak donde navegaba, frente al Parque Chabunco.
A dos años del desaparecimiento -en el estrecho de Magallanes- de su hijo Hugo Sebastián Fuentealba Pozo, la madre, Mariela Pozo, recordó la trágica fecha, a través de una carta dirigida a La Prensa Austral en la que expresa sus más profundos sentimientos y los más sinceros deseos porque se haga justicia.
“Este 27 de diciembre se cumplieron dos años de la
desaparición de mi amado hijo Hugo Sebastián Fuentealba Pozo, quien se volcó en kayak en las aguas del estrecho de Magallanes, en tan sólo minutos todos los proyectos y esperanzas de mi hijo quedaron en las sombras y llenos de vacíos, así como han sido las respuestas que desde ese día busco por su desaparición.
Un joven lleno de fuerza y energía, que se preparó siempre para su desempeño en la vida militar. Su primera destinación fue en la zona norte en donde creó lazos muy estrechos con sus compañeros, hasta el día de hoy sus camaradas rinden homenajes en su nombre.
Como parte de su carrera militar fue destinado a Punta Arenas, en el Regimiento Chorrillos, donde cumplió muchas tareas, estaba convencido que su aporte en el Ejército iba dirigido a la comunidad cumpliendo un proactivo rol social.
Desde aquel 27 de diciembre de 2020, no existe el día en que no deje de pensar en mi amado hijo, no dejo de pensar en cómo ocurrió su desaparición, si existen responsables, si este inexcusable actuar negligente podría haber sido evitado por sus superiores, hasta el día de hoy no tengo claridad de cuáles fueron los sucesos que desencadenaron su desaparición, de acuerdo a lo que he logrado recopilar, sumado a los antecedentes investigados por mi abogado Dagoberto Reinuava, la investigación está abierta por parte de Fiscalía.
En cuanto a los militares, se realizó un sumario interno en el que se dieron de baja a unos funcionarios, los motivos se mantienen en silencio, como es de conocimiento público, los kayaks son de propiedad del Ejército, entonces, ¿cuáles son las responsabilidades en la custodia de la vida de los militares?
Tengo muchas interrogantes que cada día me formulo y mientras éstas no tengan respuestas, no descansaré hasta saber de manera fundamentada en qué punto un hecho evitable se transforma en una tragedia. La única claridad que tengo es que mi amado hijo vivía en dependencias militares y que a fin de año viajaría a Santiago y a Chillán porque tenía planes en sus vacaciones para reunirse merecidamente, por fin, con la familia.
Quiero aclarar que mi hijo y varios camaradas de armas estaban con permiso para poder salir del Regimiento, por lo que lamento profundamente las distorsionadas noticias que se divulgaron por la prensa en su momento por algunos canales de televisión y medios sociales.
Espero que por medio de la investigación de la Fiscalía y la querella interpuesta a través de mi abogado, sean respondidas por las instituciones aludidas -y en especial el Ejército de Chile- todas las dudas que pesan en nuestra vida cada día y que se aclaren los hechos, con las consecuencias que procedan, a fin de que llegue la paz y tranquilidad a nuestra familia.
Tengo la convicción que hubo un error que quizás dos jóvenes militares cometieron -mi amado hijo junto a su compañero de armas- , sin embargo se me hace inadmisible de entender el hecho que les facilitaran los implementos deportivos, imposible creer que no hubo ningún tipo de supervisión y/o gestión realizada por los altos mandos para garantizar el cuidado y bienestar físico y psicológico de sus subalternos. Además, recalcar que en momentos tan álgidos como la pandemia mundial, no se tomaran los resguardos necesarios de desplazamiento y mucho menos un apoyo psicosocial, que minimizara los riesgos y los altos niveles de estrés que están sometidos los funcionarios al interior de los regimientos y que los lleva a cometer actos que rayan en la imprudencia.
Las responsabilidades siempre serán compartidas. Mi hijo no es el primero ni el último en accidentarse en el estrecho de Magallanes. Las autoridades e instituciones de gobierno, enfrentan hoy una gran tarea y responsabilidad en la actualización de recursos y tecnologías de punta, como también planes de emergencia para enfrentar este tipo de “accidentes”, donde la rapidez y expertise unida a la voluntad de salvar una vida permita actuar a tiempo, sé que aún quedan puertas que golpear e interrogantes que responder.
Sólo la verdad devolverá la paz a todos quienes amamos profundamente a Hugo Sebastián. Ahora sólo puedo enviarle a la distancia ese abrazo y beso que quedó pendiente y que me fue arrebatado de manera inesperada y cruel. Hoy sólo deseo cumplir mi promesa de aclarar los hechos que llevaron a su desaparición y que marcaron a fuego un antes y un después en la vida de toda mi familia y de quienes lo amamos profundamente”.