Proyecto de Patagonia Inclusiva busca fomentar la inclusión social de personas con síndrome de Down
Mediante la realización de talleres de verano, la Agrupación Patagonia Inclusiva buscó propiciar la inclusión social de niños y jóvenes con síndrome de Down. Se trató de una iniciativa que supuso una inversión de más de diez millones de pesos que fue financiada por el gobierno regional y que se extendió por más de un mes.
El cierre del taller de verano, que se desarrolló en dependencias de la Universidad de Magallanes, contó con una muestra del taller de cocina, una exposición fotográfica y la entrega de certificados. Otra de las novedades de esta clausura fue que contó con la participación de artistas del Circo del Sur.
Leyla Arrizaga Zercovich, miembro fundador de Patagonia Inclusiva, explicó que se desarrollaron talleres de alimentación, comunicación y habla, habilidades sociales y cocina para diferentes grupos etareos desde niños hasta adultos. “Este es una especie de programa piloto, porque queremos instalar esto a largo plazo, un apoyo integral a personas con síndrome de Down”, comentó.
Este proyecto nace con la finalidad de contar con una instancia de refuerzo y fortalecimiento de habilidades de niños y jóvenes con síndrome de Down, toda vez que por la pandemia se vieron disminuidas sus capacidades por la falta de apoyos y oportunidades de desarrollo para sus integrantes.
La jefa de la División de Desarrollo Social y Humano del gobierno regional, Paola Fernandez, explicó que a través del fondo social del 7% se ha financiado a la Agrupación Patagonia Inclusiva.
“Estamos viendo el cierre de los talleres de veranos que incluyeron niños de todas las edades para promover habilidades sociales y comunicativas, y técnicas de alimentación, y otras que son para ayuda directa para la autonomía de niños, pero también en colaboración con sus familias”, dijo destacando la colaboración de la Universidad de Magallanes, ya que se capacitaron profesionales con el apoyo de Edudown.
Karime Castillo, educadora diferencial que estuvo en estos talleres de Patagonia Inclusiva, comentó que se trabajó principalmente en las habilidades sociales y de comunicación. En las sesiones, detectaron ciertas dificultades con algunos usuarios y se ampliaron los ejes de los talleres por lo que además se abordó cocina, higiene y aseo personal, afectividad, sexualidad y emociones, además de comunicación y habla. “Fue una semana muy gratificante como equipo, porque contamos con un terapeuta ocupacional y una fonoaudióloga y yo, como educadora diferencial, por lo que se trabajó de manera integral”, dijo.
Francisca Cuyul, la mamá de Lautaro, quien tiene cuatro años y síndrome de Down, destacó estos talleres y el apoyo de los primeros pasos. “Lautaro ha dado sus primeros pasos, necesitaba sólo un pequeño impulso”, comentó la madre.
Mariana Leppe dijo que en taller de alimentación y habla se trabajó educando a las familias en la alimentación de los cero a los seis años, primero a las familias en un taller teórico y, luego, práctico. “Luego se trabajó en la estimulación del lenguaje a través del juego”, comentó.