El “poder femenino” gana terreno en el rubro de la construcción
Ayer la Cámara de la Construcción, Salfa y autoridades destacaron y agradecieron a los trabajadores en una simbólica ceremonia en el sector surponiente de Punta Arenas.
“Lo que hemos vivido como sociedad en los últimos años en pandemia y luego con el plan de reactivación económica, ha permitido comprobar una vez más el compromiso de los trabajadores y trabajadoras de este sector, quienes pese a la incertidumbre han seguido de pie construyendo las obras más importantes de la región”
Una lección que a esta altura no sorprende, pero que bien vale la pena mencionar y resaltar. Las mujeres de la construcción ejemplifican la dignidad del trabajador chileno. Ese que se levanta temprano en la mañana para asumir sus responsabilidades. Y lo hace con una sonrisa y con la disposición que le permitirá decir al término de la jornada que entregó más del 100%.
Ejemplo, porque en el caso de la mujer y sus testimonios, también son mamás jefas de hogar que, con o sin apoyo familiar, deben estar ahí, al pie del cañón, con la fortaleza que ya se quisiera cualquiera.
Ayer, la Cámara Chilena de la Construcción celebró el “Día del Maestro Obrero Constructor” que en rigor, de acuerdo a lo establecido por ley en 2017, corresponde conmemorar cada 19 de marzo (cayó domingo).
Para ello se desarrolló una ceremonia en terrenos donde se levanta el proyecto de condominios Tierra Austral, en el sector surponiente de Punta Arenas (prolongación Pedro Aguirre Cerda) y donde a los representantes de la Cámara de la Construcción y trabajadores se unieron autoridades que quisieron entregar su saludo y destacar la labor de quienes hacen posible el sueño de muchas familias.
Lejos de protocolos, frases rimbombantes y anuncios grandilocuentes, el acto fue breve y, por sobre todo, traslució honestidad por parte de los intervinientes.
El presidente regional de la Cámara de la Construcción, Omar Vargas, destacó que “lo que hemos vivido como sociedad en los últimos años en pandemia y luego con el plan de reactivación económica, ha permitido comprobar una vez más el compromiso de los trabajadores y trabajadoras de este sector, quienes pese a la incertidumbre han seguido de pie construyendo las obras más importantes de la región”.
La fecha también fue destacada por el gerente de Salfa, Cristóbal Bascuñán, para quien lo más relevante es que el trabajador de la construcción “día a día no sólo vienen a trabajar para edificar y para ganarse la vida, sino que viene a construir casas, departamentos para familias que lo necesitan, y eso, de alguna manera, hace que la vida tenga un sentido bastante más profundo”.
Agregó que aquella reflexión “es importante de hacer, porque los trabajadores simbolizan el protagonismo que tienen las transformaciones de las ciudades para el bienestar de muchas familias”.
En la ceremonia también intervino el seremi de Vivienda y Urbanismo, Marco Uribe, quien felicitó a los trabajadores por “ser capaces de generar espacio que van a ser ocupados por familias, lo que convierte a su labor en una obra noble en favor de quienes más lo necesitan”.
El rol de la mujer
Fue la seremi de Obras Públicas, Dahián Oyarzún, quien hizo especial hincapié en el rol que hoy está jugando la mujer también en el rubro de la construcción.
Al respecto, indicó que “para mí es un momento muy especial, porque cuando llegamos saludamos primero a todas las mujeres que son parte de esta obra y me sorprendí, porque por lo general somos muy poquitas mujeres las que participamos en terreno y hoy día conocí a Carlita del grupo de andamiaje, a quienes hacen el aseo, y a una trabajadora ayudante de albañil”.
Junto con ello, resaltó el rol que juegan los “maestros” de la construcción que son “verdaderas escuelas en terreno” que -agregó- enseñan, guían, ayudan y terminan por entregar las soluciones.
A los “maestros” con cariño
“Soy magallánico, sí, pero nacido en Aysén”, señala el maestro José Teiguel Godoy, hombre de mil batallas en la construcción.
Su historia lo liga al rubro desde hace muchos años. Sólo basta mencionar que sólo en la empresa Salfa ya lleva 6 años. “Antes trabajé en proyectos grandes, siendo uno de los primeros trabajadores que llegó a Mina Invierno para desempeñarme en Belfi. Estuve ahí hasta que finalizamos el muelle con tres cargas de prueba. También estuve trabajando en el equipo de perforaciones, en Tierra del Fuego”.
Cuenta que ha desempeñado varios oficios dentro del rubro de la construcción; hoy lo hace como gásfiter en las obras donde se levantan los condominios Tierra Austral. “Como muchos compañeros uno igual extraña los trabajos cuando se terminan, pero cuando se termina una pega siempre llega otra y ese es mi consejo a los jóvenes que a veces se preocupan cuando acaban los proyectos”.
“Don José” señala que tiene tres hijos, de los cuales uno también se
desempeña en Salfa.
Compañeras en la construcción
Carla Andrea Núñez, María Ramírez y Gabriela Mora son tres mujeres que destacan en las obras que se desarrollan en el sector surponiente de Punta Arenas.
Carla se desempeña en los andamios y cuenta que ya a las 8 de la mañana está subiendo a varios metros de altura para iniciar su jornada laboral. “En un momento pensé que podía tener vértigo”, confiesa sonriente, y es que de verdad hay que tener valentía y tomar todas las medidas de seguridad necesarias para estar ahí con el factor agregado que es el viento.
Se confiesa una “enamorada” de las alturas y de lo que hace a diario, aunque comparte que, además, está cursando cuarto año de la carrera de Servicio Social. “Y si termino, no sé, me apasiona tanto esto de la construcción, que posiblemente me quede en esto y cambie definitivamente el delantal por los andamios”, enfatiza.
Por su parte, María Ramírez también lleva un par de años en el rubro, “aprendiendo varias cosas”, y encontrando hace algunos meses lo que parece ser lo que más le apasiona: la albañilería. Asegura que no le costó mucho aprender y que ya a los tres meses estaba ayudando al maestro a “hacer posible lo que muchas veces parece imposible”. Sobre lo más dificultoso de “la pega”, dice que todo se complica cuando hay mucho viento. “Ahí es donde hay que tener cuidado”, añade.
Gabriela Mora, en tanto, también ha pasado por varios periodos de aprendizaje. Lo suyo es más de detalles, ya que su experticia se está en las terminaciones. Recuerda que ya ha pasado 10 años desde que pasó de ser exclusivamente dueña de casa a trabajadora de la construcción. Hoy trasunta alegría y ánimo a sus demás compañeros, luciendo un casco donde permite que le recuerden su apodo de “Gaby”.