Lista de espera de pacientes oncológicos

Se estima que unos 20 mil pacientes oncológicos estarían a la espera de un tratamiento o de chequear su diagnóstico. El tema fue abordado por la Comisión de Salud del Senado, en el marco del análisis para la implementación de la Ley Nacional del Cáncer a más de dos años de su promulgación.

Durante la pandemia la lista de espera Auge y no Auge oncológica habría crecido exponencialmente debido a que no se realizaron diagnósticos y se paralizaron tratamientos vulnerándose garantías de oportunidad. 

La Fundación Arturo López Pérez admitió que gran parte de la derivación de pacientes que han recibido tras el confinamiento, ha llegado en las últimas etapas de la enfermedad. En este contexto el Ministerio de Salud trabaja por bajar estas estadísticas a través de acciones como la compra de equipos para radio y quimioterapia, la realización de cirugías fuera del horario habitual en el sector público y la entrega de presupuesto adicional para Fonasa para un segundo prestador.

Frente a este problema, los senadores abogaron para que el Minsal declare una alerta sanitaria por la lista de espera oncológica, de manera que se entreguen recursos para acelerar los principales aspectos pendientes de la ley: los beneficiados (registro de pacientes) y los fondos asociados.

Cada año mueren en Chile 26 mil pacientes con cáncer, la mitad de los diagnosticados en ese lapso. A fines del 2020, en plena pandemia, existían 6 mil garantías oncológicas vencidas, dos tercios de ellas tenían relación con diagnóstico, es decir, los pacientes esperan conocer qué tipo de cáncer tienen y en qué etapa de avance está. El confinamiento no hizo más agravar la condición de estos enfermos.

La lucha contra el cáncer no debe cejar, por lo que uno de los desafíos del Minsal es priorizar la lista de espera oncológica, en particular en una región como Magallanes, donde desde hace tiempo las agrupaciones de pacientes vienen demandando con fuerza la incorporación de un segundo médico especialista en esta patología, cuyas gestiones sin embargo no han prosperado, pues los concursos públicos se han cerrado sin postulantes, dejando desierto los llamados.