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Juez y el delito de manejar ebrio: “Me gustaría armar talleres y conversatorios para despertar conciencia entre los estudiantes”

Domingo 4 de Junio del 2023

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Ricardo Larenas Bustos es nacido y criado en Temuco. Hincha futbolero de la “albiverde”. Nadie de su familia estudió leyes, como para decir que se inspiró o siguió los pasos de algún cercano para llegar a ser el juez de la República que es hoy.

Ya está por cumplir tres años ejerciendo en Punta Arenas y hoy es presidente del Comité de Jueces.

Es más, siendo liceano quería ser constructor civil. Y egresó de contador general de un colegio técnico profesional. Haciendo la práctica se le dio por rendir la Prueba de Aptitud Académica y le fue muy bien. Los afectos familiares y amistades pudieron más y optó por seguir estudios profesionales en Temuco.

Le “picó” el bichito del Derecho y siendo alumno de segundo año fue ayudante de derecho romano.

El acercamiento con los tribunales vino de la mano del tiempo de la práctica profesional, porque le gustaba mucho representar a la gente.

Al titularse el 28 de noviembre del año 2000 ejerció como abogado litigante por varios años. Luego, por circunstancias personales, despertó en él la pasión por la judicatura. Una incursión donde le fue muy bien, sobre todo en representar los intereses de la sociedad en estrado.

A la Academia Judicial ingresó en 2004, “donde hice muy buenos amigos. Hasta los días de hoy. Una experiencia de vida impagable”.

A partir de ahí los abogados postulan a ingresar al escalafón primario. “Quienes tienen la oportunidad de acceder al Poder Judicial, lo hacen a través de un tribunal mixto. Pero en mí caso comencé en el entonces Juzgado de Menores de Osorno, en agosto de 2005. Ahí partió mi carrera judicial”.

Posteriormente llegó a ejercer como secretario del Juzgado de Letras y Garantía de Río Negro. A partir de ahí comenzó su periplo por Chile.

– ¿Y por qué vino a Punta Arenas?

– “Por una razón bien sencilla. Porque para nosotros, como escalafón primario, es una ciudad de asiento de Corte. Y además es atractiva porque tiene una jurisdicción y territorio muy especial. Mis amigos me dicen, te fuiste donde termina Chile. Y yo les digo, están equivocados. Es donde comienza la Patria. El lenguaje crea realidades. Me traje a toda mi familia, esposa e hijos, y ya vamos a cumplir tres años”.

– ¿Cómo fue la experiencia de trabajar e impartir justicia en medio de la pandemia?

– “Fue enriquecedora, novedosa y desafiante. Porque no sabíamos cómo lo íbamos a hacer. En marzo de 2020 muchos cerraron y fueron a la casa esperando instrucciones. A mí me sorprendió la pandemia siendo juez de Familia en Angol. Pero no paramos en ningún minuto. Incluso recuerdo que al principio partimos con audiencias por whatsapp”.

– ¿Las audiencias telemáticas por Zoom empiezan a quedar atrás en tribunales para dar paso a la presencialidad magistrado? 

– “Hemos cumplido al pie de la letra el acuerdo del Comité de Jueces que asumimos en noviembre del año pasado. Dijimos que a partir del 2 de ese mes traeríamos los controles a tribunales y lo hicimos. Luego, lo mismo con las preparaciones de juicios orales. Ahora tenemos presencialidad total en los juicios orales simplificados. La herramienta de la videoconferencia es muy útil. Nos sirvió en pandemia, y lo seguirá siendo siempre”.

– ¿Qué significa para usted ser juez presidente?

– “Primero es un honor. Segundo, un desafío. Y tercero, en el buen sentido de la palabra, una carga de gestión, porque se trabaja con los intervinientes, con las instituciones, las mesas de trabajo instaladas en la zona y hacemos mucha gestión en cuanto a llevar adelante el plan anual de trabajo junto con la administración del tribunal”.

– Cada jurisdicción tiene su propia realidad. ¿Qué es lo que más le ha llamado la atención localmente?

– “Lo que sorprende y lleva la bandera, son los delitos de manejo en estado de ebriedad. Es una realidad lamentable. Y no sólo como delito, sino que se instaló en la sociedad magallánica que manejar sin licencia es el pan de cada día. Eso no puede ser. Como juez presidente y autoridad judicial me gustaría estar un poco más adelante y armar talleres y conversatorios para despertar conciencia de lo que esto significa, sobre todo con los alumnos. Algo que me gusta mucho porque fui profesor de la cátedra de Derecho Procesal”.

Visitas carcelarias

– ¿Magistrado, recuerdo que los días sábados los jueces realizaban siempre las llamadas visitas carcelarias. Eso se mantiene?

– “Que buena la pregunta, porque en pandemia mantuvimos esto telemáticamente. Ahora, por instrucciones de la fiscal nacional (judicial) de la Corte Suprema hemos retomado las visitas de cárcel presenciales. De mi parte creo que es muy importante apersonarse en el centro de detención y cumplimiento porque ahí vemos in situ la situación y condiciones en que los internos cumplen su privación de libertad. En Río de los Ciervos tenemos adolescentes y también tenemos que ir a verlos”.

– ¿Cuáles son las materias que ven o constatan en estas visitas?

– “El Código de Tribunales nos obliga una vez a la semana hacernos presente en las cárceles para que nos manifiesten si hay trato degradante, si tienen acceso a la defensa o algo que afecte sus derechos. En esas circunstancias canalizamos las inquietudes, sobre todo con Gendarmería, con quienes tenemos muy buenas relaciones”.

– ¿Por lo que se capta ha ido aumentando mucho la población penal extranjera. Lo ven así también?

– “Por supuesto. Estamos haciendo el monitoreo junto con Gendarmería. Y estamos preocupados de que mucho se habla de una sobrepoblación, o traslado de gente del norte hacia acá, precisamente por una redistribución. Pero en lo que dice relación con la población penal de Punta Arenas, el porcentaje de extranjeros no es menor, pero no predominante. Lo que sí, desgraciadamente va creciendo”.

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