Nuevo Servicio de Biodiversidad y Areas Protegidas (SBAP) e Innovación Productiva
En los próximos días, las salas del Senado y la Cámara de Diputados emitirán su voto sobre el proyecto de ley que establece la creación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP), ello luego de ser despachada hace una semana desde la Comisión Mixta del Congreso. Así, es necesario recordar que dicho proyecto fue un compromiso asumido transversalmente el año 2010, cuando se reformó la institucionalidad ambiental, por lo tanto, se trata de un avance en la regulación para la conservación de la biodiversidad de nuestro país, porque por primera vez se creará un Servicio funcionalmente descentralizado, con personalidad jurídica y patrimonio propio.
Dentro de sus funciones y atribuciones, destacan las de ejecutar las políticas, planes y programas, así como la de pronunciarse sobre los impactos de los proyectos o actividades sobre la biodiversidad, incluyendo las condiciones o medidas para mitigar, restaurar o compensar esos impactos, en el marco del sistema de evaluación de impacto ambiental.
Sus grandes desafíos serán, por un lado, la coordinación con otros servicios públicos, tales como el futuro Servicio Nacional Forestal (Ley de Recuperación del Bosque Nativo y Fomento Forestal), el Servicio Agrícola y Ganadero (Ley sobre Caza) y la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Ley General de Pesca y Acuicultura) y por el otro, la fiscalización y sanción, por lo que será indispensable para este nuevo Servicio, gestionar eficientemente su presupuesto, para cumplir con sus diversas funciones y atribuciones.
Ahora bien, el hecho de no renovar las concesiones de salmonicultura que se encuentran otorgadas desde antes de la creación de diversas áreas de protección (muchas de ellas), hace aflorar una genuina preocupación por parte de todo el ecosistema que vive y trabaja en torno a la salmonicultura, sumado a la evidente ideologización de ambas posturas, ralentiza peligrosamente el llegar a acuerdos que permitan proteger, pero al mismo tiempo producir alimentos, porque la salmonicultura eso es, una tecnología para producir alimentos para los seres humanos.
Por lo tanto, quizás sea el momento de repensar la metodología que estamos llevando a cabo tanto para producir salmón, como de fiscalizarlo apropiadamente y de esa forma llegar a un punto de equilibrio, donde los tamaños productivos sean sostenibles y que al mismo tiempo, los beneficios de dicha producción sean más eficientemente distribuidos entre la comunidad.
Una posible alternativa podría ser el reflotar los antiguos mal llamados policultivos, hoy apropiadamente descritos como acuicultura multitrófica integrada (IMTA por sus siglas en inglés), que están teniendo un nuevo auge sobre todo en Europa y Canadá (en Asia los han utilizado desde siempre). Dicha forma de producir alimentos acuáticos, agrupa a consumidores carnívoros alimentados con alimento exógeno, como el salmón, con moluscos filtradores y luego en un tercer nivel productores primarios como las algas, donde los nutrientes orgánicos e inorgánicos producidos son aprovechados por el siguiente nivel y reconvertidos, dándole así una nueva oportunidad al medioambiente de soportar la tan necesaria producción de alimentos para los seres humanos. Quizás, la respuesta a nuestras diferencias esté en el desarrollo de nuestras propias tecnologías, que nos acerquen un poco más a este tan anhelado punto de equilibrio entre la producción de alimentos y la conservación.