Necrológicas

Desde la UP

Por Diego Benavente Viernes 18 de Agosto del 2023

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En septiembre del 73 el golpe militar estaba muy anunciado, la gran mayoría sabía que venía el golpe, pero sin duda nadie anticipaba la magnitud de este, ni de los horrores y violaciones a los derechos humanos que se le provocó al país. Pudo ser un golpe acotado como los anteriores que habían ocurrido en la historia de Chile, todos de corta duración y una especie de parelé a alguna iniciativa alocada de la clase política, a la que se quería poner fin por parte de sectores que con el apoyo de los militares lograban truncar estas experiencias de la política nacional. Muchos esperaban que así ocurriera y cuál más cuál menos, aceptaba su ocurrencia como lo había sido en la historia reciente del país. Sin embargo, el hecho de que asumiera el mando alguien que para nadie estaba en los libros, como lo era el general Augusto Pinochet Ugarte, liderando este proceso, hizo probablemente que los sucesos se desarrollaran como ocurrieron. Movimiento encabezado por alguien que, se subió a la micro a última hora, como lo indican varios historiadores y se hiciera del mando con mucha determinación, queriendo demostrar quién era el que estaba al mando, lo que en sociedades militares por lo general, significa mayor violencia para mostrar poderío y no existan dudas sobre el liderazgo.

En política ficción, uno podría imaginar a alguno de los generales que anticipadamente planificaban junto a la Marina y a la Fuerza Aérea, como Bonilla, Arellano u otro, hubiera sido el que encabezara la junta, que le correspondía por antigüedad al Ejército, probablemente habría sido una dictadura distinta, más blanda y más corta quizás. Elucubraciones que no pueden ir más allá de aquello. Habrá que estudiar cómo alguien como Pinochet, llegara a la cúspide del poder provocando en Chile, este quiebre que aún nos atormenta y a su vez, desarrollara una profunda transformación de la economía.

El grado de violencia y polarización a que estaba sometida la política en tiempos de la Unidad Popular, cuando algunos querían imponer la dictadura del proletariado, no Allende pero él tampoco se imponía, queda de manifiesto en el clima odioso imperante al cual ninguna de las fuerzas políticas fue capaz de ponerle coto. Esto sin duda pudo contribuir también al grado de violencia con que los militares asumieron el poder. Como en el póquer tus 2 y 2 más, con las violaciones brutales que se han ido conociendo con el tiempo en las múltiples investigaciones.

Como nunca en esta conmemoración de los 50 años se ha producido una profusa discusión y esta ha sido a calzón quitado, como al parecer no había ocurrido antes. Todo esto junto con el trabajo que se ha hecho en la publicación de libros, reedición de otros y el análisis en distintos debates, redes sociales e institutos, puede conseguir resultados en el conocimiento común de lo que es la memoria y la historia frente a este tremendo quiebre de la democracia en Chile. 

El paso del tiempo ha permitido liberarse en alguna medida de los miedos que se arrastran producto del impacto profundo del gobierno dictatorial en la población que vivió aquella época y que aún mantiene recuerdos encontrados.

En esta conmemoración lo importante sería buscar constituir grupo, es decir sumar aunque cueste y duela. Hay que tener presente todo lo que haya que tener en cuenta y apuntar a todos los que haya que apuntar, pero esta vez sin un arma como en el pasado, para en el futuro poder ser un país que camina hacia su reconciliación. Tratar de no seguir haciendo grupo aparte, como lo hemos venido haciendo durante todas las décadas anteriores, conmemorando con los unos y no así con los otros, entre los que piensan igual o entre los que han sido vulnerados y se sienten agraviados. Buscar lo que nos une para encontrar juntos un futuro común.

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