Clandestinos, el nuevo embate de la municipalidad
Funcionando en bodegas y en casas particulares, principalmente, en todas las ciudades del mundo parecen proliferar los denominados locales nocturnos clandestinos. En algunas urbes, incluso, se promocionan como ruta turística, indicándose que allí se vivirán experiencias únicas.
Pero, la existencia de este tipo de comercio ilegal representa un gran problema para los municipios que tienen que velar por el orden y la seguridad y también para los vecinos que tienen que soportar ruidos molestos y que ven su vida afectada por el constante deambular de personas ajenas al sector.
Sobre todo durante los fines de semanas, estos clandestinos albergan a un número importante de personas, llegando, en algunos casos, a darse un hacinamiento peligroso.
En Punta Arenas, según el concejal Germán Flores, habría sobre 6 sitios totalmente identificados, en los que se venden bebidas alcohólicas, cigarrillos contrabandeados e, incluso, se ejerce comercio sexual.
Recientemente, el bullicio generado en uno de estos locales, producto de una pelea y gritos de auxilio, llevaron a que se pudiera intervenir, pero hace unos días nuevamente se apreció la reactivación de la actividad nocturna ilegal.
También en la ciudad hay inmuebles que son usados como casinos de juegos, operando fuera del marco que establece la legislación vigente y que es otra arista de este problema.
Pese a sus esfuerzos, para la municipalidad no resulta fácil intervenir, pues para ello se requiere de un delito flagrante ya que son inmuebles que aparecen como propiedades privadas. Para ingresar a ellas, se necesita de la autorización de un tribunal. Además, ante denuncias de ruidos molestos u otras actividades sospechosas, basta con que se alegue que se trata de una fiesta privada para neutralizar cualquier acción fiscalizadora.
Sin embargo, se hizo ver que la comisión de Seguridad de la municipalidad se encuentra coordinando acciones para poder, efectivamente, desbaratar estos establecimientos.
La existencia de éstos no sólo implica que las arcas municipales dejan de percibir el pago de impuestos, sino que se abusa de prácticas como el comercio ilegal y la prostitución, donde los derechos fundamentales de muchas personas son vulnerados. Todo esto, además, expone a los vecinos a situaciones y ruidos molestos y genera un ambiente de inseguridad que las autoridades pertinentes tienen el deber de evitar.