Septiembre: reflexión y prudencia
Quedan pocos días para que culmine agosto y entramos al mes de septiembre, cargado de hechos históricos que desde los albores de nuestra república han marcado el derrotero de Chile.
Septiembre es también un mes que ha quedado en el imaginario colectivo mundial a raíz del ataque a las Torres Gemelas, fecha conocida como 9-11.
En lo que se refiere a la historia reciente de Chile, septiembre nos impone reflexionar sobre otro evento también marcado por hechos brutales que aún siguen siendo objeto de investigación y análisis respecto de sus causas y, principalmente, sus gestores.
Los 50 años del golpe militar es una efeméride que, lejos de lo que pudiéramos haber esperado, nuestra que los chilenos seguimos divididos. Tras 5 décadas del cruento quiebre institucional y todos los procesos desencadenados a partir de ello -incluida la restauración de la democracia y los esfuerzos por esclarecer la verdad y hallar justicia-, pudieron hacernos pensar que el país estaba reconciliado. Quizás apostamos mucho a que el tiempo iba a restañar heridas y a obviar que para muchas familias el sufrimiento no se ha atenuado porque aún no saben dónde están sus seres queridos y no resulta ni ético ni moral exigirles que perdonen y olviden.
La antesala de septiembre nos debe entristecer como sociedad al ser tan evidente el fraccionamiento y las posiciones extremas con las cuales se enfrenta lo que sucedió hace 50 años.
No vamos a tener el gran acto ecuménico de reconciliación que muchos anhelábamos.
Por eso, sólo cabe esperar que haya respeto y que los discursos sean más templados, sobre todo de parte de aquellos que no están dentro del grupo de las víctimas y sus familiares.
No aportemos con más violencia.