Hace 53 años
Emilio Boccazzi Campos
Arquitecto
El viernes 4 de septiembre de 1970, se realizaban las elecciones presidenciales de Chile, con tres candidatos: el ex Presidente Jorge Alessandri por la derecha, el demócratacristiano Radomiro Tomic por el centro y Salvador Allende por la izquierda, sintetizada en la Unidad Popular. La elección fue muy estrecha, imponiéndose Allende por un margen de 39.000 votos.
Allende 36,2 %, Alessandri 34,9 % y Tomic 27,8%. Participaron el 83,70% de los votantes habilitados, lo que representa un alto guarismo de participación para los días que corren. Chile aquella época aún no llegaba a los 9 millones de habitantes. Como la Constitución vigente a esa fecha (1925) indicaba que de no lograr mayoría absoluta ningún candidato, el Congreso Pleno, debía elegir entre las dos más altas votaciones (Allende y Alessandri), lo que debía ocurrir el 24 de octubre de 1970. El ánimo de crispación que produjo en las fuerzas de extrema derecha chilenas, que haya llegado a ganar la elección por la vía democrática el primer presidente Socialista, hizo que se movilizara hasta el propio gobierno norteamericano de la época (Nixon). Resultado corto, buscar la desestabilización del país antes de la elección del Congreso Pleno, lo que terminó con el artero atentado contra el comandante en jefe del Ejército René Schneider Chereau, el cual fue interceptado y acribillado. El ataque fue perpetrado por dos generales chilenos, Roberto Viaux y Camilo Valenzuela junto a miembros del Frente Nacionalista Patria y Libertad el 22 de octubre (dos días antes de la elección del Congreso Pleno).
Este horroroso atentado en las calles de Santiago, por compañeros de armas, del centenario ejército chileno, no amilanó al Congreso Pleno, el que dos días después del atentado homicida, procedió a elegir por 153 votos a favor de Allende contra 35 votos para Alessandri. Finalmente el general Schneider murió al otro día (25 de octubre) en el Hospital Militar, producto de las decenas de balazos recibidos en la emboscada.
Se inicia en consecuencia un periodo de gobierno democrático del Presidente Allende, el 4 de noviembre de 1970, precedido de un horrible escenario polarizado y crispado. El Departamento de Estado Norteamericano de aquella época (Nixon y Kissinger) no descansa en su afán desestabilizador. Se inician los mil días del gobierno del Presidente Salvador Allende.
Se nacionaliza el cobre por parte de Allende, que por años y décadas es el sueldo de Chile, hasta que su economía logra ampliarse y diversificarse con otros pilares. En nuestra región se tiene la visita de Allende en febrero de 1971 (a 3 meses de asumido), cuando se inicia la nacionalización de la Lanera Austral, el inicio del funcionamiento del Frigorífico Sacor en Porvenir y la decisión de la construcción de la red de gas natural para las tres ciudades cabeceras de provincia (Punta Arenas, Natales y Porvenir). Se constituye Gasma (Gas Magallanes). Fusión de recursos y acción de Enap y la ex Corporación de Magallanes Cormag.
Tiempos vertiginosos, de mística, de alta politización y polarización, también lamentablemente de violencia extrema, que acaba con dos comandantes en jefe del Ejército muertos en viles atentados. Preludio perfecto para la posterior dictadura sangrienta.
Por ello y por iniciar un nuevo septiembre, que más que unir, aún divide, es preciso que cada palabra y cada acción de los actores y actrices del espacio político esté acompañada de profunda reflexión, de verdadero ánimo de encuentro o al menos de poder convivir con las heridas recientes para mirar un “futuro esplendor”. Es increíble ver, como naciones europeas que se vieron enfrentadas a cruentas guerras mundiales, al paso de menos de 50 años del término de la última (1945), son capaces de articularse para constituir una comunidad económica europea, tener libre circulación de personas y mercancías y juntos, crecer en relativa paz y armonía.
El rojo característico de septiembre, que caracteriza o simboliza la sangre, el fuego, la fuerza, el drama, el calor o el poder, quizás deba dar paso, a un septiembre azul, donde la estabilidad, la paz, la tranquilidad, inspiren sentimientos de seguridad, serenidad y confianza.
Que los muertos, entre los que se cuenta el ex Presidente Salvador Allende, los generales Schneider y Prats, el ex canciller Orlando Letelier y el ex senador Jaime Guzmán por señalar a los más representativos y, los más de 3 mil muertos o desaparecidos en dictadura, deben ser lección suficiente, para hacer entender que Chile, tiene que asumir sus errores amplios y de todos, sus atropellos de Estado, y luego avanzar en la construcción de un país mejor, pues los nietos o bisnietos de aquella época, no pueden ni merecen vivir así. El mundo avanza y Chile se queda atrás. Septiembre azul para Chile.