11 de septiembre de 1973 y la memoria como derecho humano fundamental
Hoy conmemoramos una fecha aciaga para la democracia y, particularmente, para los chilenos: el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 llevado a cabo por las Fuerzas Armadas.
La imagen del bombardeo de La Moneda quedará para siempre en la historia de Chile, mientras, 50 años después, sigue abierta la búsqueda de la verdad y la justicia.
A partir de aquel 11 de septiembre, se conculcaron diversos derechos humanos, entre ellos la libertad de expresión y la libertad de prensa. Hubo muchos medios de comunicación clausurados, silenciados y censurados. Luego, vendría la autocensura, como herramienta usada para sobrevivir en tiempos de exacerbada violencia, represión e impunidad.
Los medios de comunicación, sobre todo la prensa escrita, han jugado un rol importante en la historia reciente. Fueron decenas los periodistas y reporteros gráficos que pagaron con sus vidas el ejercicio de un periodismo veraz y pluralista durante la dictadura. Otros tantos fueron objeto de represión y hostigamiento.
También hubo medios de comunicación afines al gobierno de facto y otros que debieron ceder parte de su libertad y transformarse en buzones de la “verdad oficial”, publicando comunicados íntegros sin espacio para consultar ni consignar otras fuentes que permitieran contrastar las versiones formales.
No fueron tiempos fáciles ni para los chilenos ni para la prensa.
Chile vivió un quiebre institucional cruento y transitó 17 años por caminos cenagosos bajo un régimen que violó en forma sistemática los derechos humanos. Frente a ello, surge la memoria como un tremendo haber. Ella es un derecho humano fundamental y tiene una doble dimensión, pues actúa como reparación para las víctimas y sus familiares evitando que lo vivido y sufrido se olvide, y también como garantía de que lo ocurrido no se repetirá.
En la normativa internacional, el derecho a la memoria constituye el quinto pilar de la justicia transicional, contemplando la verdad, la justicia, la reparación integral y las garantías de no repetición.
A 50 años del golpe de Estado, La Prensa Austral quiere aportar hoy a la generación de la memoria colectiva, entregando a los magallánicos la reproducción de su portada del 12 de septiembre de 1973 que da cuenta del derrocamiento del Presidente Salvador Allende. Se trata de un ejercicio a favor de la memoria y un legado para las nuevas generaciones, a fin de que, entre todos, construyamos una sociedad más digna, justa e igualitaria.