Las incertidumbres en el sector Pesca y Acuicultura

Mientras las esperanzas siguen centradas en la reactivación del Turismo y la eventual instalación de la industria del hidrógeno verde en Magallanes, hay otros sectores de la economía regional que están pasando por altibajos o momentos de incertidumbre y que dan cuenta de fragilidades y de cómo sigue siendo necesario diversificar la matriz productiva. Esto último, sobre todo cuando hay localidades magallánicas que son altamente dependientes de un solo sector o giran en torno a una empresa.

El sector de Pesca y Acuicultura es un ejemplo de aquello. Sólo si se considera la salmonicultura, este representa más del 22% del Producto Interno Bruto (Pib) de Magallanes. Pero está transitando por caminos pedregosos.

La primera alerta se encendió con el caso de Nova Austral, el cual no sólo ha movilizado a los trabajadores y proveedores, sino que llevó a conformar una mesa de trabajo encabezada por el delegado presidencial, con miras a idear un plan para mantener los empleos y para buscar alternativas ante una compañía que se presenta casi inviable, salvo que medie una restructuración e inyección de recursos significativa y/o un acto administrativo mayúsculo. 

En las semanas recientes, han sido los pescadores de la luga los que han buscado llamar la atención de las autoridades para enfrentar una supuesta colusión de precios que les estaría afectando. Nuevamente, el delegado presidencial ha tomado la batuta y ha establecido una mesa para buscar alternativas y destrabar el conflicto.

Más allá de los vaivenes de Nova Austral, otras empresas acuícolas de la región que se reúnen en la Asociación de Salmonicultores de Magallanes también están enfrentando situaciones complicadas derivadas de decisiones internas, pero también de la fuerte presión y lobby que existe en contra de esta industria por parte de sectores ambientalistas.

Esta industria, que representa casi un cuarto del Pib regional, está acusando los efectos de aquello y es así como ha puesto sobre la palestra los problemas que tiene en la habilitación de las concesiones y la incertidumbre derivada de las declaraciones de la ministra de Medio Ambiente respecto de sacar a la salmonicultura de las áreas silvestres protegida. En estos momentos, el sector registra una baja en su producción y una consiguiente merma en el número de contrataciones. Sólo como ejemplo: el año pasado cerró con 4 mil 80 trabajadores directos y, a septiembre de 2023, éstos llegan sólo a 2 mil 880.

En todos estos casos, hay elementos comunes: el imperativo de reglas claras, de transparencia y funcionamiento del mercado, así como la necesidad de explorar nuevos nichos para exportar y de diversificar la matriz productiva regional.