Derechos de la mujer a 50 años del golpe de Estado: un camino de avances y desafíos

El golpe de Estado en 1973 marcó un punto de inflexión doloroso en la historia chilena, sacudió los cimientos de nuestra sociedad y dejó una huella indeleble en la historia de nuestro país.

Las mujeres chilenas desempeñamos un papel fundamental antes, durante y después del golpe de Estado. Desde las organizaciones feministas que abogaban por igualdad y derechos, hasta las madres y abuelas que encabezaron las manifestaciones en busca de información sobre sus seres queridos desaparecidos, las mujeres demostraron una valentía y determinación inquebrantables.

Hoy, a 50 años de aquel triste episodio, es un momento propicio para reflexionar sobre los avances y desafíos que hemos enfrentado en materia de nuestros derechos, sobre todo en los años posteriores a la recuperación de la democracia.

1990 fue un momento de esperanza, pero también de desafíos para las mujeres chilenas. A pesar de las nuevas oportunidades que se abrían, la persistencia de desigualdades de género y la discriminación estructural seguían siendo obstáculos significativos. Sin embargo, no nos dimos por vencidas. Nos unimos para demandar igualdad de derechos, acceso a la educación y atención médica, y participación política significativa. 

Uno de los legados más poderosos tras el retorno a la democracia es nuestra influencia en la política y la toma de decisiones. A medida que más mujeres se han involucrado en la esfera política, han traído consigo una perspectiva única y han abogado por políticas que aborden cuestiones de género y equidad. La elección de Michelle Bachelet como la primera Presidenta de Chile en 2006 fue un hito significativo, ya que demostró que las mujeres no sólo podían participar en la política, sino también liderar al más alto nivel.

El activismo feminista también ha florecido en el Chile postdictadura, desafiando las normas de género y cuestionando la violencia machista arraigada en la sociedad. Las mujeres chilenas hemos marchado, protestado y alzado la voz contra la discriminación, exigiendo cambios profundos en la cultura y en las leyes. El movimiento feminista ha impulsado avances notables en la legislación relacionada con la igualdad de género y la prevención de la violencia contra las mujeres.

Desde entonces, se han promulgado leyes que reconocen y protegen derechos, como la Ley de Violencia Intrafamiliar y la Ley de Cuotas de Género en el Congreso. La participación de las mujeres en la política y en diversos ámbitos de la sociedad ha aumentado significativamente, lo que es un paso fundamental hacia la igualdad de género. No obstante, no podemos negar que persisten desafíos importantes. La brecha salarial de género sigue siendo una realidad en nuestro país, y la violencia contra las mujeres, tanto en el ámbito doméstico como en la sociedad en general, sigue siendo un problema grave. Además, las mujeres indígenas, afrodescendientes y migrantes enfrentan obstáculos adicionales para acceder a sus derechos.

Es fundamental que sigamos trabajando para superar estos desafíos. La igualdad de género no es sólo un asunto de justicia social, sino también una condición necesaria para el desarrollo sostenible de nuestra sociedad. Debemos seguir promoviendo la educación de calidad para todas las niñas y mujeres, empoderándolas y brindándoles las herramientas necesarias para alcanzar sus metas y aspiraciones. La conmemoración de los cincuenta años del golpe de Estado en Chile es un recordatorio de la importancia de no bajar la guardia en la lucha por los derechos de las mujeres y la justicia social. Este aniversario debe ser un recordatorio de nuestra responsabilidad de seguir trabajando de manera conjunta hacia un futuro más justo e igualitario para todos y todas.