Hay Reyes … y reyes
Aunque hay noticias mucho más relevantes, no dejó de llamar la atención que esta semana la polémica se instaló cuando la reconocida revista norteamericana “Forbes”, experta en finanzas y rankings de todo tipo en torno a negocios, se refirió al cantante portorriqueño Bad Bunny como el nuevo “Rey del Pop”, al destacarlo en la portada de su última edición referida a varios rankings de 30 individuos exitosos antes de los 30 años.
De inmediato, las redes sociales se inundaron de expresiones que mezclaban desde incredulidad hasta indignación por esta nueva proclamación monárquica que ha tenido a una figura indiscutible desde los 80s: Michael Jackson. Pero antes que surja la primera reacción natural de rechazo ante esta aberración que insultaría al buen gusto de los melómanos entrados en años, que comparto absolutamente, hay que analizar fríamente que Forbes no es una revista especializada en calidad musical, ya que esta denominación de realeza al “conejo malo” estaría fundada más bien en la verdadera mina de oro que ha producido con sus creaciones. Revisando algunas cifras en lo económico, que no necesariamente se relaciona con calidad creadora, de baile o interpretación musical, este nuevo “rey midas” sorprende especialmente a quienes estamos alejados de su historia artística y preferimos otros rubros musicales.
Si se hace un paralelo entre este reguetonero y el fallecido integrante de los “Jackson Five”, en su última gira recaudó 393 millones de dólares en 81 presentaciones, siendo la más exitosa de su carrera. Michael, por su parte, tuvo su peak de recaudación en el “Bad World Tour” de 1987, con 125 millones en 123 conciertos, lo que reajustado al valor actual nos daría unos 296 millones de dólares. A todas luces esta sería la razón por la que Forbes habría “destronado” al ídolo que nos dejó hace 14 años, aunque en su explicación expresa que “encarna el arquetipo de un ídolo pop moderno y un artista global, destacando su versatilidad en la música y su impacto en la cultura popular”. En otros aspectos, la comparación resulta tendenciosa debido a la diferencia de épocas; por ejemplo, en escuchas de Spotify el latino supera a Jackson con uno de sus éxitos con 7,9 millones, pero el afroamericano presenta mayor dominio con su repertorio al alcanzar más de 40 millones mensuales. Las búsquedas en Google favorecen largamente al intérprete de “Thriller” (que además sigue siendo el álbum más vendido de la historia). Otro aspecto es la obtención de premios: considerando sólo los Grammy, Jackson ganó 12, incluyendo el premio Grammy Leyenda y un reconocimiento póstumo a su carrera en 2010; mientras que Bunny ha obtenido 1, además de 14 Grammy Latinos.
Seguir comparando resulta inoficioso debido a diferencias obvias: uno está en la cima de su popularidad y fama, mientras el otro la tuvo en los 80s y 90s; uno ha tenido polémicas de soberbia y maltrato ante algunos fans, mientras el otro vivió complejos procesos judiciales ante graves acusaciones de pedofilia que afectaron y ensombrecieron su carrera y su vida; las redes sociales han sido determinantes en crear y fomentar la fama de uno, mientras que en el otro han servido para difundir su recuerdo y legado artístico; uno tiene 29 años y una vida por delante para seguir rompiendo records, el otro a pesar que falleció hace años, aún sigue en el recuerdo de sus fans y de nuevas generaciones que se admiran con un estilo único.
Más allá de interpretar a otros o dictar una opinión definitiva, creo que esta polémica es artificial y tuvo más bien el propósito de llamar la atención. Objetivamente el “conejo malo” actualmente es un mejor negocio de lo que fue Michael Jackson en su tiempo, lo que resulta consistente para que una revista dedicada a las finanzas le entregue un título nobiliario intangible e informal, pero especialmente discutible. Lo cierto es que si consideramos calidad vocal, creación artística, capacidad y despliegue escénico, estilo y expresión en el baile, además de su trayectoria musical; no hay más que decir: “larga vida al legado del Rey”.




