Fernando Quiñiñir, el oficial de Carabineros baleado que aprendió a vivir con perdigones en su cuerpo
- “En estos cuatro años hemos realizado un trabajo intenso después de que finalizó la pandemia, logrando aumentar los controles y detenciones, lo que tiene como consecuencia que la ciudad esté considerada como ciudad más segura para vivir”, dijo el jefe policial.
Edmundo Rosinelli
Si hay algo que desde muy joven tuvo claro en la vida Fernando Alejandro Quiñiñir Pino, oriundo de Temuco, era ser carabinero.
Desde la enseñanza básica rondaba esta idea en su cabeza. Un deseo que se acrecentó durante la enseñanza media. Pero postuló y no quedó.
En virtud de esto ingresó a la Universidad de la Frontera de Temuco a estudiar ingeniería comercial. Pero el deseo de ser policía lo mantenía intacto, así que se dio una segunda oportunidad. Volvió a postular a la Escuela de Carabineros y ahí fue la vencida.
El abuelo fue carabinero, “de los antiguos, de esos que andaban a caballo, que usaban chaqueta cerrada, con polainas y también andaba en bicicleta”, según recordó. Además tenía un primo que también pertenecía a la institución policial. Esos son los acercamientos más estrechos que tuvo con la institución y que marcaron su destino.
Las ansias por ser policía lo llevaron a abandonar la carrera universitaria y privilegiar la Escuela de Carabineros, a la que ingresó el año 2005.
Sin embargo, cuando ascendió al grado de capitán retomó los estudios universitarios y terminó titulándose de ingeniero comercial. Además de obtener el grado de licenciado en Seguridad y Defensa.
Destinaciones
Al egresar como oficial de Carabineros, la primera destinación fue la 34º Comisara Lo Prado; Tenencia Los Alamos; Segunda Comisaría Lebu; 28 comisaría Fuerzas Especiales Santiago; Fuerzas Especiales Malleco; Fuerzas Especiales Arauco. En Control de Orden Público estuvo 10 años, entre Araucanía y BioBío.
Lesionado en acto de servicio
Por mucho tiempo permaneció con licencia médica debido a “una lesión en acto de servicio”.
Quiñiñir recordó que sufrió un disparo en el cuello, en la cara y en una mano.
Este episodio sucedió en septiembre del año 2019, producto de un procedimiento en la comuna de Cañete, provincia de Arauco, Región del Biobío. “Yo estaba muy cerca del lugar y acudimos a un intento de quema de un vehículo, donde logramos evitar que agredieran al conductor y quemaran el camión que estaba transitando por el lugar”.
“A raíz de esto se produjo un enfrentamiento con encapuchados donde salí lesionado con un disparo de escopeta en el cuello y en la cara y en la mano. Estuve con licencia y luego me trasladaron a Magallanes, donde continué con el tratamiento para la extracción de los perdigones. Hasta el momento me han operado cuatro veces en distintas partes del cuerpo”.
En Punta Arenas lleva cuatro años, pero la semana pasada le confirmaron su nueva destinación, la Academia de Ciencias Policiales. Y en enero debiera ascender al grado de mayor.
“Magallanes, específicamente su capital, es un paraíso comparado con el resto de Chile. La gente, los paisajes la ciudad no se compara con otra. La comunidad debe estar muy agradecida porque acá se puede vivir tranquilo”.
Balance
“En estos cuatro años hemos realizado un trabajo intenso después de que finalizó la pandemia, logrando aumentar los controles y detenciones, lo que tiene como consecuencia que la ciudad esté considerada como ciudad más segura para vivir”, dijo el subcomisario de los Servicios de la Primera Comisaría, entre los años 2020 y 2023.
“En esa calidad me correspondió planificar e implementar los servicios policiales, como también su fiscalización y control en Punta Arenas. Lo que se complementa además con las diferentes actividades que desarrollamos con la finalidad de integrarnos con la comunidad a través de reuniones con las diferentes juntas de vecinos y organizaciones de la comunidad “.
Incluso el 8 de junio de este año prestó auxilio a una persona con infarto al corazón, trasladándola al Cesfam y posterior al Hospital Clínico, lo que permitió salvarle la vida, recordó.