Costanera de cetáceos
Uno de nuestros mayores problemas como seres humanos, es que disfrutamos poco de lo que tenemos y valoramos mucho lo que nos falta. Es el caso que me ha ocurrido en este último tiempo al ser acompañado por razones laborales y de amistad en ejercitar lo aprendido por mi constante dedicación a recorrer mi territorio con estudiantes y a veces por inquietud personal, dándole el valor que corresponde a mis entornos más inmediatos, en lo que a naturaleza se trata. En este caso me quiero referir a lo poco observadores que somos a veces en un simple recorrido desde la ciudad de Punta Arenas, tomando la ruta hacia el sur y deleitarnos con el recorrido que se nos presenta orillando el estrecho de Magallanes.
Muchas veces imprimimos esfuerzos y tiempo para desplazarnos solamente a los puntos más característicos en esta misma ruta y no nos detenemos a apreciar toda la riqueza que constantemente nos está entregando el dedicar cortos espacios de tiempo, para la observación de este maravilloso canal, que por lo demás, muchas historias pasadas posee y mucho que mostrarnos en cuanto tengamos muy desarrollada justamente esa condición, el poder observar, lo que a veces demanda y se requiere para ello de un esfuerzo adicional y de no esperar siempre que todo estará a la “vista” cuando lo queramos y posemos nuestras miradas en el estrecho de Magallanes.
Es necesario, darse el tiempo y tener mucha paciencia, de seguro la recompensa será el avistamiento de muchos seres ocultos entre sus aguas que también en corto tiempo se hacen ver. En general, disfrutamos poco de lo que tenemos; y esto suele ser un patrón que algunos, por desgracia, experimentan la mayor parte del tiempo. Esta temporada de verano es frecuente y vuelvo a insistir que con paciencia se logran objetivos de disfrutar estas observaciones, se pueden ver con facilidad en diversos puntos la presencia de variadas especies, tanto aves marinas como algunos cetáceos y mamíferos marinos.
El estrecho de Magallanes, un canal de 570 km de longitud, que en forma de V abierta, posee un vértice hacia el sur este, que comunica los océanos Pacífico y Atlántico, junto a canales y fiordos y senos tales como el Almirantazgo y que junto a los senos Otway y Skyring constituyen un área que concentra variedades importantes de zonas en que habitan todos estos seres. Pero nos vamos a referir de manera exclusiva tomando la distancia que existe entre Punta Arenas y el monumento al Centro Geográfico de Chile, es decir a 52 kilómetros. Es posible observar con cierta facilidad las denominadas toninas (delfín austral) que con sus cadenciosos movimientos, se observan muy cerca de la orilla con su aleta dorsal bastante pronunciada. De pronto algunas cabezas pequeñas aparecen y desaparecen, avanzan rápido, observando y comprobando rumbo, son los lobos marinos, explorando las costas por comida. Los cetáceos son mamíferos al igual que nosotros los humanos y otros que conocemos más cerca en nuestras casas como perros y gatos. Existen alrededor de seis cetáceos costeros, que incluso han sido estudiado en profundidad. Es así como quizás nos podemos engañar en la observación, pero no estaría lejana los avistamientos de ballena franca, ballena jorobada, tonina overa, delfín austral, delfín chileno y la orca. Pero esta vez y por las características hemos sido testigo de muchos avistamientos de la ballena SEI, siendo la especie más conocida del tipo de los rorcuales. Es de mediano tamaño, de 15 metros promedio y en su andar después de 3 ó 4 soplidos se vuelve a lo profundo pero sin mostrar su cola como es lo que esperamos de todas las ballenas. No así la ballena jorobada o la ballena franca que sí tienen la posibilidad de arquear la espalda y eso les permite levantar su cola. La ballena SEI se desliza suavemente dejando una tenue marca sobre la superficie del agua. Una técnica adecuada y fácil de aplicar es cuando se vean grandes grupos de gaviotas concentradas en el medio del mar, el detenerse un momento y con paciencia de seguro le acompañarán estos magníficos cetáceos.




