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El segundo tiempo del gobierno

Por La Prensa Austral Domingo 24 de Marzo del 2024

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Pablo Cifuentes
Consejero Regional

 

Al cumplirse dos años de gestión del Presidente Boric, se han escrito varias columnas en medios nacionales y locales de evaluación a este “primer tiempo”. En algunas de ellas se ha puesto el énfasis en el carácter político supuestamente vacío y de fracaso por no haber cumplido, hasta ahora, el programa que lo llevó a ganar las elecciones. Sabemos bien que el programa de gobierno es un eje orientador que permite conducir las políticas públicas que se impulsan, pero para poder hacer un análisis más o menos fidedigno de su cumplimiento hay que poner todos los antecedentes a la vista.

En dichas columnas, generalmente, hay omisiones serias al contexto global. Pareciera que es más fácil criticar la gestión del gobierno como si no hubiera una dura oposición que, por ejemplo, ha tenido récord de acusaciones constitucionales fallidas durante este periodo. También se pasa por alto la fragmentación del Congreso y su volatilidad, toda vez que para avanzar en políticas públicas se requiere acuerdos amplios y voluntad de transformación. Cabe entonces preguntarse si es más sensato cargar contra quienes buscan cambios por estar fallando, que hacer una evaluación y juicio respecto al conservadurismo de quienes los obstaculizan.

Incluso antes de que asumiera el actual gobierno, se sabía que el escenario era adverso: el contexto post Covid, la economía y el ciclo inflacionario desatado por la pandemia que generó una crisis mundial que desembocó en un incremento en la inseguridad ciudadana, en el aumento en las brechas del sistema educativo y en los tiempos de espera en los hospitales. Para ello, se necesitó una administración cauta, pragmática, que ha hecho de la responsabilidad fiscal un principio ordenador para el retorno a la normalidad. Todas las proyecciones indicaban que el 2023 entraríamos en recesión, pero la economía terminó con un incremento del Pib del 0,2%. Un crecimiento muy corto e insuficiente aún, pero sorpresivo para las expectativas de todos los sectores. Es cierto, haciendo juicio de realidad, ningún gobierno tendrá las herramientas para resolver todas las necesidades de un país de forma inmediata, pero sí debe tener la claridad suficiente para orientar sus acciones e incluso cambiar de dirección si lo amerita.

Las críticas no se hacen cargo en ningún momento de pesadas herencias a nivel local y nacional. Como el proceso de desmunicipalización, que el gobierno anterior le puso baja prioridad y generó transiciones caóticas como en el Slep de Atacama y que hoy se está reencauzando con mejor gestión, más presupuesto y modificaciones a la ley 21.040. Pero se habla de la administración actual como si hubiera iniciado en un punto normal o ideal.

No hay que mirar muy lejos para recordar que el gobierno anterior tuvo cuatro intendentes en un periodo de cuatro años en Magallanes, región donde el Presidente Piñera, por cierto tiene el récord de haber sacado dos veces a la calle más de 10 mil personas a movilizarse en dos periodos distintos.

Si miramos los análisis recientes, llama la atención la descripción de sólo una parte de los hechos y, al mismo tiempo, una especie de satisfacción. Un análisis que observa la actual gestión desde una otredad que sorprende. Los que han fallado son “jóvenes”, “estaban equivocados; teníamos razón”. Nuestras demandas de cambio en el pasado son la condena del presente, no hicimos lo que ellos decían, con la gradualidad que ellos hubieran propuesto y por eso estamos fracasando. Un “te lo dije” paternalista.

Creemos que  el camino es otro. Hoy se produce la convergencia para un partido único del Frente Amplio y como militante debo decir que ese es el espacio en donde más autocrítica hay respecto a nuestro rol dentro del oficialismo. Hay plena conciencia de lo que se ha hecho y falta hasta ahora, pero también comprendemos que ante un contexto complejo se necesita mucho más que buenas ideas, buenas costumbres y “aperturas al diálogo” intransigentes.

Hay logros concretos y materiales. Por ejemplo, el considerable aumento en el pago efectivo de pensiones de alimentos gracias a la ley de responsabilidad parental; somos la región con mayor avance en el plan de emergencia habitacional, el 15 de diciembre se firmó un acuerdo histórico entre el gobierno central, el regional y empresas de hidrógeno verde, para abordar con responsabilidad la instalación de esta industria. Con mucho esfuerzo se ha logrado hacer traspaso de municipios que fueron malos sostenedores, a un nuevo Slep que esperemos le dé un nuevo impulso a la educación pública.

Sin duda queda mucho por hacer. Primero, comprender mejor la multiplicidad de intereses políticos y empresariales detrás de las defensas férreas a aumentar la recaudación fiscal o a la ampliación de derechos y la seguridad social de las mayorías sociales. Y por otro lado, también, es deuda congraciarse, coordinarse y fraternizar en el amplio espectro del oficialismo teniendo en cuenta que la apertura del ciclo político excede este gobierno. Hoy nos queda reconocer que en caso de no avanzar lo que proyectamos, hay que continuar más lento, pero juntos y en la dirección correcta.

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