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Godzilla y Kong: el nuevo imperio

Domingo 31 de Marzo del 2024

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Por Guillermo Muñoz Mieres,
periodista

 

 

Estados Unidos, 2024

Director: Adam Wingar

En salas de cine de Natales y Punta Arenas

King Kong y Godzilla son los monstruos gigantes más famosos del cine y aunque pertenecen a distintas culturas se conectan porque ambos representan el temor de la población que habita las grandes urbes ante la amenaza que viene de allá afuera, donde habita lo primitivo o algo demasiado profundo para ser verdad.

Por  eso la imagen icónica de King Kong puede ser escalando la torre del Empire State o con los pies bien puestos sobre las Torres Gemelas de Nueva York; mientras que a Godzilla se le ve arrojando fuego por su boca cuando avanza por una ciudad repleta de edificios que sabemos son maquetas pero la magia del cine nos hace creer que podrían ser de verdad. Godzilla de cierta forma es la respuesta japonesa a King Kong, pero su génesis es más perturbadora porque es resultado de los efectos de  la radiación atómica y eso para Japón es doloroso y a la vez catártico. 

Ambos se encontraron por primera vez en la producción japonesa “King Kong v/s
Godzilla” (1962) y volverían a hacerlo casi 60 años después en “Godzilla vs Kong” ( 2021) cuando ya había pasado harta agua bajo el puente en la historia del cine y los efectos especiales.

“Godzilla y Kong: el nuevo imperio” comienza apenas donde ésta terminaba y ahora ambos deben reencontrarse para enfrentar una amenaza mayor que vuelve locos a los aparatos sismográficos y también los sueños. Esto ocurre mientras Kong descansa en Tierra Hueca, una especie de bosque del universo de “Avatar” donde convive con otras especies primitivas y mientras Godzilla tras la última pelea yace cansado en un lugar que no podía ser mejor que el Coliseo Romano.

Entonces el mundo científico los trae de vuelta y acompaña en la aventura donde Kong es el protagonista absoluto por ser un guerrero cansado que busca algo parecido a un hogar, pero encuentra una tierra de esclavitud donde gobierna otro simio como él llamado Skar King y que tiene en sus manos un arma letal que domina a través de tortura eléctrica inalámbrica, una especie de pariente de Godzilla que, a la inversa, con su aliento todo lo congela.

“Godzilla y Kong: Un nuevo imperio” es una película conciente que sus protagonistas no son los humanos, sino los monstruos y especies que alimentan esta nueva idea llamada “monsterverse”, una copia a la fórmula del universo de superhéroes de Marvel, DC Comics y hasta de Star Wars.

Por eso,  no se requiere mayor expectativa que ir a ver peleas cuerpo a cuerpo, eructos de fuego radiactivo, edificios que se desploman y rugidos voraces donde se agradece que el aliento no sea 3D. Y sobre esto, algún diálogo entre humanos para que después no se diga que la película carecía de contenido.

Lo mejor de “Godzilla y Kong El nuevo imperio” es el protagonismo casi absoluto de los monstruos en la película; algún chiste visual como la extracción de una muela o desaparecer sin remordimientos uno que otro patrimonio cultural;  y por sobre todo un King Kong más humano que nunca y que busca su lugar en el mundo. El problema es que mientras este tipo de películas continúen es imposible que lo logre.

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