La necesidad de derribar la cultura “Panglosiana”
La obra de Voltaire, “Cándido o el optimismo”, sirve como un espejo que refleja los tiempos convulsos previos a la Revolución Francesa. Con una pluma afilada y un ingenio irónico, el autor da vida a dos personajes icónicos que encapsulan la esencia de una época que parece estar presente en el devenir constante de la historia: Cándido y Pangloss.
Pangloss emerge como la personificación de la racionalización excesiva. A través de su visión distorsionada, justifica cada dolor y pérdida como si fueran simples piezas necesarias en el rompecabezas del “mejor de los mundos posibles”, concepto que interpreta las ideas del filósofo Gottfried Leibniz. Esta representación, donde se afirma que habitamos el “mejor de los mundos posibles”, revela una verdad incómoda: la tendencia humana a aceptar pasivamente las estructuras establecidas, incluso cuando son injustas o perjudiciales. En un mundo donde abundan las voces que buscan mantener el statu quo, Pangloss se convierte en un símbolo de la complacencia intelectual y la resistencia cultural al cambio. Su visión estática y predestinada del mundo socava la necesidad humana fundamental de buscar la mejora, el progreso y la evolución.
Por otro lado, Cándido, el protagonista de la historia, se convierte en el catalizador de una profunda reflexión sobre la naturaleza de la realidad y la necesidad de cuestionarla. A medida que enfrenta una serie de infortunios y calamidades, Cándido se ve obligado a confrontar la desconcertante disonancia entre la realidad que vive y la narrativa optimista de Pangloss. Su pregunta resonante, “si este es el mejor de los mundos imaginables, ¿cómo serán los otros?”, refleja nuestra propia búsqueda de significado en un mundo marcado por la injusticia y el sufrimiento.
Los proyectos de transformación liderados por el gobierno del Presidente Gabriel Boric en Chile ilustran este principio y reflejan un compromiso sólido con el cambio estructural y la justicia social. Estos esfuerzos están dirigidos hacia el fortalecimiento de los derechos sociales, impulsando así la transición hacia un verdadero “Estado de bienestar”.
En consonancia con la responsabilidad fiscal que hemos promovido, el avance en materia de derechos sociales demanda la instauración de un “Pacto Fiscal”. Este acuerdo trasciende la mera necesidad de ajustes tributarios, ya que se enfoca en la creación de ingresos sostenibles destinados a financiar el incremento de la Pensión Garantizada Universal (PGU), mejorar la atención per cápita en el ámbito de la salud y reducir los tiempos de espera. Además, se propone fortalecer el sistema de cuidados infantiles, así como la infraestructura y capacidades de las instituciones policiales.
El compromiso del gobierno de Gabriel Boric en reformar el sistema de pensiones busca asegurar que todos los trabajadores, independientemente de su trayectoria laboral remunerada o no, tengan acceso a pensiones dignas y equitativas. Esta labor implica una revisión exhaustiva del modelo previsional vigente y la búsqueda activa de soluciones que garanticen la estabilidad financiera de los adultos mayores.
Estos proyectos transformadores liderados por el gobierno de Boric reflejan el compromiso del país con el cambio y la justicia social. Sin embargo, para que estas iniciativas se concreten plenamente, es esencial que toda la sociedad tome conciencia de la necesidad de transformación y se involucre activamente en este proceso.
La enseñanza de Voltaire es clara: no debemos conformarnos con una visión que nos presente el mundo como el “mejor de los mundos posibles”. Debemos aspirar a algo más: a un mundo donde la justicia, la igualdad y la democracia sean los principios fundamentales. Solo entonces podremos liberarnos verdaderamente del conformismo y escribir nuestro propio destino, uno marcado por la esperanza y el cambio.
En estos tiempos de transformación, ¿te identificas con Cándido o con Pangloss?