Cómo cuidar a los cuidadores
Cuando hablamos del cuidado de nuestros mayores surge una figura esencial: quien cumple el rol y función de cuidador y es quien – en la medida que este adulto envejece- se va posicionando como una figura central y su competencia o trabajo se transforma en primordial para la mejor calidad de vida de su persona mayor a cargo.
En Chile, es una tarea mayoritariamente femenina, vinculada a nuestra estructura familiar. Muchas veces en las parejas mayores este rol es cumplido y asumido por la esposa, una situación muy compleja porque junto con asumir su propio envejecimiento se va haciendo cargo de otro mayor en circunstacias más complejas y muy difíciles de afrontar. Lo ideal es que este rol de cuidador principal de una persona mayor lo cumpla alguien de menos edad, que sea significativa e importante para ese mayor y que tenga recursos y competencias para ejercerlo a cabalidad.
Cuidar es hoy por hoy una labor que se va aprendiendo con el hacer y el desarrollo de las funciones, porque hay muy pocas ofertas de capacitación continua o trabajo efectivo para quienes desarrollan esta tarea tan especial. Por eso, es esencial organizarlos, capacitarlos y darles un espacio que releve su rol y actividad. Los programas de gobierno en torno al cuidado deberían hacerse cargo de esto, ya que es importante que sea un trabajo integral entre los municipios y los organismos del área social. Pero también debe incluir al Ministerio de Salud como un agente que puede ayudar en su capacitación y hacerse cargo de promover una adecuada salud física y mental de los cuidadores.
Es esencial, para que los mayores a su cargo estén bien, que sus cuidadores también lo estén y sean protegidos por los sistemas sociales y de salud. En eso aún falta mucho por hacer. Hay muchos cuidadores que están y se sienten solos o abandonados en sus tareas, creando un círculo vicioso que sobrecarga y que afecta a quien debe estar en el centro de la protección.
Es una tarea fundamental de los sistemas sociales identificar y trabajar con quienes cumplen el rol de cuidadores, porque la función que cumplen no es menor ya que de no tenerlos significaría una tremenda carga para sus familias o el estado. Los costos de mantener un sistema de cuidados remunerados para la atención de un mayor son tremendamente elevados e imposibles de solventar con las pensiones de los mayores. En nuestra experiencia con mayores, proveer cuidados para un autovalente está por sobre los $500.000 mensuales. Una parte importante lo constituye remunerar a quienes ejercen la tarea de cuidados. Esa es la importancia económica de quienes ejercen como cuidadores no remunerados de sus mayores. Por eso su rol es tan importante. De ahí que la remuneración no monetaria que mejor les releve en su rol es recibir el reconocimiento de su tarea a través de un programa que los ayude y capacite en adquirir conocimiento, habilidades y destrezas en las tareas a cumplir.
Sabemos que, como Estado social de derechos, la protección y cuidado de los mayores y de quienes cumplen el rol de cuidadores está muy retrasada y en pañales. A consecuencia del rápido envejecimiento poblacional que nos pilló sin poder estructurar ni planificar nada. Hoy es una tarea prioritaria.
Por la importancia de los cuidadores, a esta altura en Magallanes debería haberse estructurado un programa regional que dé cuenta de esta problemática. Ya que no hay una política pública formal y estructurada. La idea es que ésta sea afrontada por los estamentos sociales comunales y regionales, con financiamiento del gobierno regional.
En resumen, en todos estos años se ha trabajado con los mayores autovalentes y sus necesidades. Tarea también esencial y prioritaria. Pero se ha descuidado y no se ve esta realidad de los cuidadores, que está oculta en nuestra sociedad. Es una realidad de puertas adentro. Sólo los agentes sociales que deciden y están en el territorio conocen de estas realidades. Especialmente en los equipos de salud que trabajan con mayores dependientes. Ellos conocen y trabajan con sus cuidadores, pero requieren de más profesionales y recursos para apoyarlos. Con lo que hay implementado a nivel comunal apenas alcanza para cubrir lo que los mayores necesitan y los requerimientos de sus cuidadores solo son una evidencia que se levanta caso a caso por los equipos. Falta integrarla para trabajar efectivamente con ellos.
Aún seguimos esperando que sea un compromiso de campaña para con los mayores, de parte de quienes en los próximos meses recorrerán el territorio pidiendo el voto en las elecciones. Es hora de que se hagan cargo con propuestas y trabajo por quienes asumen la misión de cuidar y velar por sus mayores, sin esperar nada a cambio más que la satisfacción de la tarea hecha. Su rol es tan importante y necesario que hoy es tiempo de trabajar con y para ellos.