Y ahora… ¡carrera de caballos!

De cara a las próximas elecciones municipales, vale la pena pasar revista a algunos problemas que, por años, han sido denunciados por los vecinos y que no han tenido una respuesta efectiva de parte ni de la administración municipal ni de las policías, según sean los casos.

La gestión del actual jefe comunal de Punta Arenas ha quedado marcada por buenas acciones, pero también por la incapacidad que ha tenido para responder a situaciones molestas como lo han sido y son las carreras de autos roncadores en diversos puntos de la ciudad y la presencia continua de animales sueltos, como caballos y vacas.

Se han prometido soluciones, se han creado mesas de trabajo y poco se ha avanzado al respecto.

Autos entrando en una plaza recién remodelada -la misma que, a poco andar, comenzó con el desprendimiento de sus adoquines-, carreras por la Costanera y calles céntricas siguen siendo acciones que desafían a las autoridades y que molestan sobremanera a los vecinos. 

Ahora, como si ello no fuera poco, a una cuadra de la plaza de armas y próximos a las policías uniformada y civil, se vivió este martes un nuevo episodio de acciones irrespetuosas y antisociales: un grupo de jinetes haciendo carreras en la madrugada en calle Lautaro Navarro, esquina Manuel Montt.

Las imágenes inundaron diversas redes sociales y fueron viralizadas. 

Para la gente de sentido común, esta actitud no sólo resulta desafiante, sino una burla a todos los puntarenenses y llama la atención la inacción de las autoridades municipales y policiales.

Una pregunta que cabe hacerse es para qué sirve el sistema de cámaras de vigilancia si ni seguridad ciudadana ni funcionarios policiales van a actuar.

Los concejales reaccionaron molestos, pero ello poco aporta. El alcalde, seguramente, deslindará responsabilidades.

En este tipo de situaciones surgen, además, otros actores: la delegación presidencial y la coordinación de seguridad ciudadana, quienes tienen en su potestad la seguridad pública. 

El Servicio Agrícola y Ganadero es otro de los grandes ausentes a la hora de poner sobre la mesa este tipo de problemas. 

Lo peor que le puede pasar a los vecinos y a los ciudadanos, en general, es tener un Estado indolente y ausente.