Tiempos de ruido
En estos tiempos tan convulsionados y acelerados, donde todo parece ser ayer y el presente prácticamente no existe, emulando a Marcel Proust hay que salir pronto en busca del silencio perdido, antes de que se convierta en un fugaz recuerdo del pasado. Es necesario recuperar el silencio, la calma y la reflexión perdidas, olvidadas y casi en desuso. Para esto se debe dejar atrás el exhibicionismo comunicacional por querer ganar siempre, así como subir los rating o los likes, aprender a callar y comunicar menos cuando sobre todo, no se requiere. La verborrea perse no ayuda, muy por el contrario, confunde y enreda, es hora de los silenciosos y reflexivos hay que dejar atrás incluso a los tranquilos nerviosos, pasar a ser un fiel relajado pendiente. En lugar de ser un observador comunicador compulsivo apuntar a ser un observador reflexivo y analítico. En dos palabras, derivar de un lindoparlante poco amojonante, a un constructor silencioso y reflexivo. Del mucho ruido hacia hartas nueces.
Que la coherencia y la simpleza se hagan costumbre, y se encarnen en el actuar permanente aunque no provoquen ruido comunicacional ni lucimiento. Tratar de no buscar ansiosamente las loas, los merecimientos y felicitaciones, que éstas no salgan de uno mismo, en lo posible que sólo provengan de otros. Menos reposteo, retuiteo y claque, si no muy por el contrario, más silencio, para así solo lograr admiración si esta lo amerita, así ella llegará sola. No hay que salir a buscarla con ansiedad desbordante. No busques la fama con un ímpetu desmedido.
Volver a recuperar lo clásico y alejarse de los ruidosos disruptivos, que generalmente buscan llamar la atención a como dé lugar. Lejos de los estridentes es más sano. Lejos del mundanal ruido. El Diario de vida antiguo más que el diario mural digital intempestivo e incontrolable.
En la política el sabio pueblo ya marcó la línea, se alejó con decisión de los tiempos de ruido, no quiso nada con la Constitución del Frente Amplio ni con la de los Republicanos, los extremos no son lo suyo y más encima se quedó con la Constitución que hay, es lo que hay, pero es nuestra, no es de ningún extremo ni apropiable por algún grupo en particular, eso dijo el pueblo con el rechazo eso dijo el pueblo con el segundo rechazo a las dos constituciones, hasta para eso somos únicos en el mundo.
Como lo escribe Ascanio Cavallo en un discurso sobre la libertad de expresión, “el problema puede ser que estemos sobresaturados de expresión. Si los mensajes expresivos que circulan en el espacio público digital se pudiesen colorear, digamos, de rosa, el mundo se vería como una gran bola rosa, de un rosa compacto.” Luego agrega de que “es hora de iniciar una batalla contra las plataformas, es porque creo que ellas están deteriorando, no solo a los medios de prensa, sino a lo que estos representan: nuestra convivencia, nuestra tolerancia, nuestra democracia y nuestro sentido de comunidad,” tremenda tarea.
Por su parte, Patricio Fernández, en entrevista en un medio electrónico y comentando sobre su aprendizaje del proceso constitucional reflexiona, “cuando ponerse de acuerdo es muy difícil, hay que acudir a la modestia en lugar de los grandes proyectos.” En lugar de las “pasiones estridentes” es mejor “ir de a poco” y finalmente recomienda “como vivimos y asumimos la incertidumbre” debiera ser la tónica para estos tiempos. En resumen mientras antes mejor, se deben dejar atrás, acotar o aprender a manejar los tiempos de ruido.