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300 Teletones

Por Emilio Boccazzi Campos Lunes 27 de Mayo del 2024

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Hace poco ha surgido una nueva unidad de medida, que ha sido utilizada por la ministra de la Mujer, para significar o representar el valor de la nueva Ley “Papito Corazón” que ha alcanzado en su recuperación de pago algo así como el valor de 22 Teletones.

Claramente, la Ley de Responsabilidad Parental, conocida popularmente como “Papito Corazón”, ha tenido un buen impacto en su aplicación y, para ello, la ministra quiso graficar con elocuencia y contundencia, por lo que usó la analogía con lo importante de la recuperación o pronto pago que suma esa cantidad de Teletones. Lo que entiende, más o menos, cualquiera.

Pues a su turno, en las últimas semanas se ha especulado con cierta certeza, que el Presidente Boric podría anunciar esta próxima semana en su nueva Cuenta Pública al País la condonación del Crédito con Aval del Estado, conocido por su abreviatura Cae.

Esta condonación por parte del Estado tendría un costo para Chile de 11.900 millones de dólares. Para que todos entendamos, con esta aplicada simplificación que ha hecho la ministra, sería algo así como el valor de recaudación de 300 Teletones. Es decir, hasta la Teletón del año 2.324 más o menos, si es que se hace todos los años.

Como me gustaría llevarlo a una materia que para mí es más cercana, por mi deformación profesional, pero creo que a todos les pudiera graficar la significación de condonar el Cae, diría que dicho monto que tendría que erogar el Estado de Chile, para salvar a los deudores del Cae, sería así como 238.000 viviendas (doscientas treinta y ocho mil viviendas sociales) a un costo general por vivienda promedio de 50.000 dólares cada una.

Esas 238.000 viviendas necesarias, que sumadas a las “coñetes” 260.000 viviendas que se puso como meta el gobierno en su período, impactarían con bastante contundencia al fuerte déficit habitacional en Chile, que es más o menos de 600.000 a 700.000 viviendas.

El fuerte impacto que podría significar dar solución habitacional a más familias chilenas (que creo es uno de los derechos más fundamentales y que otorga dignidad y justicia a las familias), significaría dinamizar la alicaída economía nacional, que necesita un fuerte impulso interno,  es decir, ponernos afanosamente a trabajar, pues los milagros a estas alturas no existen y las quimeras del litio y el hidrógeno verde serán si es que, tardíos y serán cosechados solo por algunos.

Pero volvamos al bendito (o maldito para los deudores) Cae. Varias preguntas que debiéramos respondernos como sociedad: ¿Es justo condonar a un grupo etario que hoy, según varios estudios serios, está en edad productiva, y paga montos de entre $ 20.000 y $ 75.000 mensuales? Los adultos mayores de Chile podrían tener una mayor cantidad de medicamentos a su alcance, las cirugías por la que esperan miles de chilenos podría estar más cerca y no morir esperando. La vivienda como ya señalábamos, podría ponerse un horizonte de solución definitiva por parte del Estado para que en un quinquenio (5 años) lograr acabar con ese inhumano déficit.

Para poner otra unidad de medida, el condonar el Cae, costaría para el Estado de Chile algo así como 150 Hospitales como el Hospital Clínico de Magallanes (de 50.000 m2 construidos más o menos).

Apelar a la responsabilidad cívica para grupos jóvenes, pero privilegiados (sin desconocer el esfuerzo personal y familiar sin duda) es una tarea a la que no se puede ceder, pues son innúmeros los grupos en especial, los grupos de la tercera y cuarta edad, los menores en riesgo, los niños con enfermedades “raras” o emergentes, que tienen, han tenido y parece que tendrán que esperar por su solución.

Para los que pagamos durante casi 20 años el Crédito Fiscal Universitario (antecesor del Cae y otros fondos), lo hicimos cumpliendo una responsabilidad que significaba, al final del día, que dichos fondos que pagábamos servirían para que otros después de nosotros pudieran tener fondos accesibles para estudiar. Una sociedad que privilegia a los que más tienen (en este caso, posibilidades por la relativa juventud) es una sociedad más injusta, en este caso avalado por una nociva Política de Estado o Política Pública como se viene en llamar. Una sociedad que privilegia la responsabilidad de cada uno es una Sociedad, lo otro es una montonera.

Esto no quiere decir que en casos muy extremos pueda generarse alguna consideración especial, lo que debe quedar tan claro,  para que no se transforme en un “aprovechamiento” generalizado. Perdón por repetir, pero este intento de des-focalizar por parte del Estado, costaría algo así como 238.000 viviendas o 300 Teletones. ¿Se entiende, no es cierto?

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