Ahora Ponce se puso bueno¡¡
Con el invierno golpeando y con la esperada cuenta pública, hubo un hecho del que se ha informado poco (sólo algunos medios independientes desarrollan la idea y evalúan los procedimientos y los eventuales beneficios y costos para el Estado de Chile) y no es otro, que la reciente firma, aún con la tinta fresca, de este pasado viernes 31 de mayo, el Estado de Chile a través de Codelco y la Minera SQM (ex Soquimich), para la explotación del litio en el Salar de Atacama.
La minera no metálica SQM, la que tiene dentro de sus principales accionistas y controladores a Julio Ponce Lerou, el mismísimo yerno del dictador Pinochet.
El “suegro” primero privatizó Soquimich para luego en el año 1983 vendérsela a su “yerno” (en 1968 se crea como una empresa pública privada y luego en 1971 se nacionaliza), y luego, le asigna el arriendo o concesión del Salar de Atacama, de propiedad del Estado de Chile a través de Corfo. El Salar de Atacama, una de las reservas más grandes del mundo de Litio y además con los niveles de mayor pureza (ppm o partes por millón), es arrendada a precio de huevo, hasta el año 2030.
Hasta ahí pura constatación de hechos indesmentibles y que la gran mayoría de la personas conoce o esboza lo que sucede. Pues bien ahora, el Estado de Chile, a través del gobierno y de una de las empresas del Estado, la altamente endeudada Codelco, llega a un acuerdo “piola”, sin sorteos ni concursos, sin licitaciones, sin procedimientos administrativos, donde la transparencia y la “igualdad de los oferentes” esté cautelada, y amasa un acuerdo, que une a Codelco con SQM desde el año 2025 y hasta el año 2060.
Es decir, a una empresa (SQM), que le quedaban 5 años de arriendo o concesión en el Salar de Atacama, le abre un espacio de 30 años más, para seguir usufructuando en el negocio de la actualidad y del futuro inmediato, como es el mercado del litio y su aporte a la transición energética del planeta.
Debemos suponer que el bagaje (“know how” o “saber hacer”) de SQM para con el negocio del litio, es casi irremplazable, para haber llegado a este acuerdo apurado, piola y donde se perpetúan los que ayer eran los malos de la película. Porque recordará usted, que el “yerno” no sólo tenía la culpa por ser el yerno, sino que harto que ayudaba en su fama, pues fue el beneficiado y el ideólogo en el Caso Cascadas, que con diversas ventas accionarias y otras martingalas buscó favorecerse aún más, por sobre los accionistas minoritarios de la misma compañía, allá entre los años 2008 y 2011. Fue el mayor caso judicial en relación al mercado bursátil en Chile.
Luego SQM o la empresa del “yerno”, estuvo involucrada con varios moros y varios cristianos, en lo que se denominó el financiamiento ilegal de la política, cuando las boletas falsas (o ideológicamente falsas “inundaron a muchos candidatos a senadores y diputados”, algunos aún en ejercicio o, en las bambalinas del poder). No pasó nada porque existió un Abbott para cada Ponce.
Imagina usted amiga o amigo lector, en defraudar a sus propios socios y luego financiar la política de ambos extremos (como decía el notable poeta Nicanor, la izquierda y la derecha unidas jamás serán vencidas) permitiendo que le giren boletas falsas, “chanchullescas”, groseras. Cree usted pequeño comerciante que si se equivoca en una declaración de impuesto, vendrá el SII y lo acogerá fraternalmente y le enseñará y corregirá su error. Claramente a su escala, le “darán” para que no lo olvide en esta vida.
Bueno parafraseando a Mañalich que dijo “¿Qué pasa si el virus muta y se pone buena persona?” podríamos decir “el bicho detestable por los enfurecidos líderes y lideresas de la izquierda refundacional hoy encuentran que el bicho se puso bueno”.
Mañana (o sea hoy lunes) tengo que ir a trabajar y como laboro como empleado del Estado, cuando tenga que comprar algunas piezas menores de gasfitería tendré que aparecer transparente, haciendo una licitación de varios días (enorme y poco eficiente burocracia) para comprar 10 codos de galvanizado, total los tratos directos, prohibidos o minimizados en el día a día, sirven sólo para las grandes “operaciones” del Estado y para hacer negocios hasta cuando ya no estamos. ¿O no Codelco?