“Made in Chile”
El titular en inglés de la presente columna tiene un multipropósito, toda vez que desde niños, sin necesariamente saber inglés, hemos escuchado el “made in”, es decir, el “hecho o fabricado en”, para nombrar o referir que la inmensa mayoría de las cosas que disponemos en nuestras cotidianas vidas, son fabricadas en tal o cual lugar y esto nos dice algo sobre su calidad. El “made in” nos ha servido desde pequeños para decir ah¡¡ es “made in England” o “made in Germany” para calificar productos de buena calidad, muchas veces asociado al viejo Puerto Libre en Magallanes (té, loza, sábanas, etc). Durante nuestros años idos, de fines de los 60 y 70, escuchamos el “made in Taiwan” para rotular a productos que buscaban abrirse un espacio pero que no llegaban a la excelencia de los “made in Japan”. Eran “maoma” nomás. La verdad.
Los mismos “made in Korea” tuvieron que trabajar duramente para abrirse un espacio con los “made in Japan”, en especial en la industria automotriz. Y bueno, para los mayores ya, como quien escribe esta columna, nos crecimos escuchando de los pocos, pero buenos productos chilenos, y la típica frase “si es chileno es bueno”. Poco, pero bueno. Eran de seguro los resabios de la industrialización de Chile, que había comenzado a fines de la década del 30 (con el inicio de la Segunda Guerra Mundial y el impulso de los gobiernos radicales), hasta los primeros años de los 70 cuando se produce el golpe militar.
Luego de ello, “pocazo” hemos fabricado los chilenos, pues se internalizó una tendencia neoliberal de traer todo de donde fuera, pues era más barato. Las ventajas comparativas de producir a menores costos en Oriente o donde fuera. A veces lo barato cuesta caro decía mi abuelita, mujer sabia y visionaria.
Pero a qué, toda esta vuelta y relato medio nostálgico pero, no carente de sentido común, que como casi todos saben, es el menos común de los sentidos.
Porque esta semana que recién pasó, ocurrió uno de los hechos más destacados y sin precedentes en la historia política y productiva de este país, llamado Chile. El pasado miércoles 3 de julio, en los Astilleros de Asmar en la Base Naval de Talcahuano, se produjo la solemne entrega por parte de Asmar a la Armada de Chile, del rompehielos Almirante Oscar Viel, “el nuevo Viel”, íntegramente construido en Chile.
El buque más grande construido en la historia de Chile y el primer rompehielos construido en Sudamérica otorgan un marco de importancia, que rompe la tendencia de que todo debe traerse de fuera, impulsando la mano de obra especializada, la tecnologización y aprendizaje continuo del personal técnico y, se constituye en un perfecto puente dentro de la industria, entre los entes públicos y las empresas privadas, como proveedores de piezas y partes que complementan el pionero y permanente trabajo de Asmar dentro de Chile.
Pero para ser justos y tener buena memoria (que generalmente no es la mejor en Chile), este proyecto tiene su inicio, con la visión y decisión inicial de la ex Presidenta Bachelet durante la inauguración del “IX Exhibición y Conferencia Internacional Naval y Marítima para Latinoamérica Exponaval 2014”, realizada el 2 de diciembre de 2014 en Valparaíso, que señala “he dispuesto que se encarguen los estudios de ingeniería para poder asumir la construcción de un nuevo buque antártico”. Esta decisión continuada en lo que le correspondió en su segundo período al Presidente Piñera y luego con la llegada del Presidente Boric constituye una política de Estado firme y seria, que permite abrigar esperanzas ante tanto evento aciago y de poca planificación en otras áreas del desarrollo del país.
La huella del Presidente Boric , puede quedar plasmada en decisiones trascendentales actuales y futuras, como apoyar a la Armada y a Asmar y las industrias colaterales y relacionadas , que el natural reemplazo de la flota naviera y naval de la Armada de Chile se comience a realizar definitivamente en nuestros astilleros navales. Capacidad con esta magna obra, como es el nuevo rompehielos Almirante Oscar Viel se ha demostrado.
Como motivo de mayor alegría aún, el rompehielos Almirante Viel, tendrá asiento o puerto base en Punta Arenas, el que se unirá al buque OPV Patrullero Fuentealba (también construido en Chile y llegado en 2015) marcan una intención de resguardo, pre y ocupación Antártica y han otorgado, un espaldarazo a la industria nacional. Será el momento de pensar, en que Punta Arenas tendrá que tener las aposentadurías o el puerto naval y logístico adecuado, para albergar estas pioneras y modernas naves de la ciencia y el cuidado marítimo de las aguas australes y antárticas.
Si es chileno es bueno, vuelve a sonar y hacerse realidad. Y lo cuidaremos en Punta Arenas.