Elaboran plan de contingencia ante eventual nevazón extrema
Los eventos de bajas temperaturas extremas durante el mes de junio despertaron las alarmas en la seremi de Agricultura y el Servicio Nacional de Prevención y Desastres (Senapred) ante la eventualidad de un nuevo “terremoto blanco”.
Aún en la retina de los magallánicos está el 2 de agosto de 1995 cuando comenzó un frente invernal que con el transcurrir de los días vino acompañado de temperaturas que llegaron a -18 grados. La nieve obstaculizó caminos y dejó aisladas a cientos de comunidades.
Este fenómeno meteorológico afectó a entre 10 mil y 12 mil familias, que vieron sepultadas sus viviendas y diversos bienes. Se calcula que murieron 286 mil ovejas y 12 mil 600 bovinos. La pérdida económica por aquella época se calculó en 50 millones de dólares.
“Estamos mejor preparados, pero no nos podemos confiar”, afirmó el seremi subrogante de Agricultura, Gabriel Zegers, al ser consultado sobre si su cartera estaba preparada para enfrentar un fenómeno similar durante este invierno. Desde hace meses que su cartera y Senapred están trabajando en una estrategia para contar con una planificación y recursos en caso que ocurran eventos de nevazones extremas.
En mayo pasado la delegación presidencial convocó a un Comité Regional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Cogrid) para analizar la posibilidad de nevazones. Este comité se reúne cada 15 días. El director regional de Senapred, Juan Carlos Andrades, confesó que el primer pronóstico que recibió por parte de la red meteorológica Austral no fue nada alentador, ya que hablaba de “condiciones de incertidumbre”.
“Nos llevó a establecer cuáles eran los parámetros que teníamos desde el punto de vista técnico respecto de la historia con lo que podíamos comparar. Y resultó que estábamos en un momento muy similar al del año 95”, indicó Andrades.
El pronóstico meteorológico para el trimestre julio-agosto-septiembre es más alentador ya que se esperan temperaturas máximas por sobre el promedio, lo cual ayudaría a un deshielo rápido. Lo negativo está en que se esperan temperaturas mínimas por debajo de lo normal. El director de la oficina de emergencia pide no bajar la guardia, ya que “seguimos con el periodo de transición del Niño a la Niña, y a su vez también seguimos teniendo situaciones de eventos meteorológicos o climáticos que vienen desde la zona polar”.
El plan
Juan Carlos Andrades define que existen dos planes: uno preventivo y otro para la emergencia. En lo preventivo interviene la Dirección General de Aguas con el monitoreo de los cauces de ríos; la Dirección de Obras Hidráulicas en la revisión de los puentes y obras de contención; o la Dirección de Vialidad que se encarga del despeje de rutas y caminos.
Si es que las fuertes nevazones interrumpen el suministro eléctrico existen equipos con baterías para ir en ayuda de los 48 pacientes electrodependientes que residen en Punta Arenas.
“Esto no es como un terremoto, es más lento y existe un periodo de preparación”, expresa Andrades, quien define que en caso de emergencia lo primero es mantener las rutas despejadas, tener disponibilidad de maquinarias y que los municipios cuenten con lugares de albergue.
Para el seremi subrogante de Agricultura, Gabriel Zegers una de las principales preocupaciones es que las estancias cuenten con forraje suficiente para hacer frente a un potencial evento meteorológico de nevazón extrema. Su cartera dispone de $270 millones para ir en ayuda de los ganaderos que deseen contar con mayor cantidad de forraje para este invierno.
Lo segundo es contar con información sobre todos los predios habilitados y los caminos que llevan a aquellas estancias, para que las autoridades sepan dónde deben centrar esfuerzos de rescate.
Con respecto al despeje de caminos, a diferencia de 1995, la Dirección de Vialidad puede contratar hasta cinco empresas de maquinaria, las cuales se sumarían a las que cuenta el servicio.