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La sociedad del cansancio

Por Jorge Abasolo Jueves 25 de Julio del 2024

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Byung-Chul Han es un filósofo nacido en Seúl, Corea del Sur. Desde que se convirtió en una de las figuras principales de la filosofía contemporánea, ha mantenido en reserva su vida privada hasta donde le ha sido posible. Sus trabajos posteriores a “La sociedad del cansancio” incluyen críticas al consumo exagerado, el amor, la vida pornográfica y la hipertransparencia, siendo el exceso de positividad el nudo gordiano que podemos tomar como hilo conductor en su obra. 

El libro es una aguda crítica a la forma de estar en el mundo y de vivir la vida activa en la sociedad de la modernidad tardía. Retoma el pensamiento de Hannah Arendt, Foucault, Agamben, Hegel, y una novela de Melville, afirmando que sus conceptos fueron pensados para explicar una sociedad disciplinaria, en la que el sujeto se encontraba oprimido por fuerzas externas que limitan su vida a la explotación en el trabajo. Desde el principio nos deja claro que ya no se puede seguir pensando en esas formas de estar en el mundo con límites impuestos por el exterior.

En la actualidad vivimos condenados a una larga carrera de obstáculos personales y sentimientos de inferioridad e insuficiencia. Las consecuencias están a la vista: infartos en el alma, enfermedades neuronales y psicosomáticas. 

La sociedad del cansancio comienza cuando su autor nos presenta al hombre de la modernidad tardía como el Prometeo cansado, un ser agotado que es constantemente devorado por su propio ego, es víctima y verdugo a la vez, y su libertad es una condena de autoexplotación. 

Para el autor, cada época ha tenido sus enfermedades. Según el filósofo, en el pasado se debían a las bacterias o virus, pero en el siglo XXI, las enfermedades son neuronales: depresión, trastorno por déficit de atención con hiperactividad, trastorno límite de la personalidad o el síndrome de desgaste ocupacional. El motivo de estas enfermedades se debe al exceso de positividad, es decir, la libertad de poder hacer lo que uno quiera. La desaparición de lo viral implica la desaparición de la otredad; lo que ataca al hombre no viene del exterior, sino de su interior. 

En uno de sus capítulos, el autor comienza a desnudar  lo que llama “la sociedad de rendimiento”, que no es otra cosa más que la sociedad en la que viven los individuos que están saturados de sí mismos, que pueden trabajar jornadas exhaustivas para cumplir con las autoexigencias, que se imponen a sí mismos porque tienen la posibilidad de buscar su realización o vivir para consumir. Es la sociedad en la que el momento de aburrimiento y reflexión escasean. 

Más allá de la sociedad disciplinaria para Han, la sociedad disciplinaria de Foucault ya no es posible porque se ha eliminado la negatividad. La sociedad del siglo XXI es una sociedad de rendimiento, que se caracteriza porque el hombre “puede”. Cuando el autor ejemplifica con el Yes, we can, queda claro que la crítica al exceso de positividad se refiere a toda la energía y desgaste que emplea el sujeto de rendimiento a “hacer” lo que quiere, hasta quebrantar la salud en ello. 

En la época de la modernidad tardía, el hombre se explota a sí mismo, no tiene sobre él un poder que lo presione. Está dentro de él, y para el autor no hay presión más dura que la autoexigencia.