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A 80 años del Hogar de Cristo, los hitos de su presencia en Magallanes

Domingo 28 de Julio del 2024

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Ochenta años en el país, 37 en Punta Arenas y 29 en Natales. Esos son los aniversarios asociados a la creación del “milagro cotidiano” -el Hogar de Cristo- que elevó a la condición de santo al abogado y sacerdote Alberto Hurtado. Esas son las fechas señeras de la presencia concreta de su causa en la Región de Magallanes. Y, a ocho décadas de su creación, en 1944, se traducen en la firma de un convenio de colaboración entre la Fundación y el municipio de Natales este 2024.

El próximo miércoles 31 de julio, en la ciudad de Puerto Natales, la alcaldesa Antonieta Oyarzo Alvarado y Juan Cristóbal Romero, director ejecutivo del Hogar de Cristo, suscribirán un convenio general de cooperación y otro para la reposición de un centro comunitario y casa de albergue en la ciudad de Puerto Natales.

“Con esto, se busca profundizar la relación de colaboración entre ambas instituciones para ponernos al servicio de las personas en situación de pobreza y vulnerabilidad de la comuna de Natales, sobre todo en el trabajo con personas en situación de calle, así como de las personas mayores en abandono”, explica Alvaro Rondón, el jefe de operación social en Magallanes del Hogar de Cristo.

Este invierno 2024 ha sido particularmente gélido, por lo que las muertes de personas en situación de calle por hipotermia se han disparado en todo el país y a la fecha ya superan en tres a los 9 fallecidos de frío en 2023. Son 12 en total, tres de los cuales han muerto en Magallanes. En ese frío contexto, este primer paso para reemplazar la antigua casa del Hogar de Cristo y construir un Centro Comunitario-Casa de Albergue con el nombre San Alberto Hurtado para Puerto Natales es una cálida buena noticia. 

 “El Hogar de Cristo en Magallanes se ha consolidado como una fundación al servicio de las personas, que viven día a día la urgencia de la pobreza extrema. En soledad, en la calle, sin un techo que les cobije, a merced del frío extremo, el viento y la escarcha del sur austral. Nosotros acompañamos a adultos mayores en abandono o con carencias de redes y apoyo, allí donde están. Vamos a sus hogares, ubicados en los más disímiles rincones de la ciudad. Llegamos donde otros no llegan”, declara, con un orgullo sencillo, Alvaro Rondón. 

La vida desde un ciprés

Unas 200 personas viven en la calle en la extrema Región de Magallanes, 35 de ellas, son mujeres. Es una vida al límite con particularidades propias de un clima inclemente, determinadas actividades económicas, alto costo de la vida y un elevadísimo consumo de alcohol, no tanto así de drogas. Esto último conduce a algunos nortinos a buscar en esta tierra vasta y luminosa, cruzada de rachas de viento antártico, una suerte de desintoxicación que raras veces resulta.

Fue esta realidad la que en 1987, coincidiendo con la visita del Papa Juan Pablo II, impulsó al activista social ya fallecido, el recordado Efrén Ovidio Hernández Bertrand, a acelerar la tarea que le había dado el obispo de la ciudad de entonces, monseñor Tomás González: transformar la Quinta Normita en sede del naciente Hogar de Cristo en la región. 

Efrén Hernández, marcado por su encuentro con Alberto Hurtado, fue un laico muy vinculado a la Iglesia Católica, pero sobre todo fue un hombre sensible a la pobreza y vulnerabilidad de quienes viven en la calle en estos territorios extremos.

“Me dijeron que dentro de las copas de los árboles de la Avenida Independencia, dormían personas. Como yo quería ver para creer, subí a la copa de los cipreses y vi las colchonetas, instaladas para albergar a tres personas que pernoctaban ahí”, comentó Efrén en una entrevista. La cita aparece reproducida en el libro “Balmaceda736”, que narra la historia del edificio construido hace casi 120 años para albergar la Deutsche Schule de los hijos de los colonos alemanes, que luego pasó ser la alegre quinta de recreo Normita y terminó convertido en la primera hospedería para personas en situación de calle del Hogar de Cristo en Punta Arenas, además de su casa matriz.

Aunque resulte insólito hoy hombres y mujeres siguen refugiándose en los preciosos cipreses centenarios que son característicos de Punta Arenas. Sí, árboles como ese que usó el Presidente Boric como símbolo en su campaña. Hoy, cualquier peatón curioso puede descubrir frazadas amuñadas, ajados sacos de dormir, dentro de las copas, que interiormente son lo más parecido a un nido para un pájaro de tamaño humano. “Yo he sabido de cristianos que se han subido muy curados a los cipreses y se han caído… y hasta ahí no más llegaron. Esa es una solución para los cabros jóvenes; para uno es el camino más seguro para descrestarse”, nos dijo el año pasado un caminante por Chile, que terminó sus días viviendo en la calle en Punta Arenas. 

1995: sede en Natales

En Magallanes, Efrén Hernández hizo suyo el llamado de Alberto Hurtado a “los chilenos de corazón generoso” y convocó a otros como él, para instalar el Hogar de Cristo en la región. La puesta en marcha fue espectacular, porque contó con la visita del Papa Juan Pablo II, quien recorrió Chile entre el primero y el 6 de abril de 1987. “El mensajero de la vida”, como se le llamó, aterrizó en Punta Arenas el sábado 4 de abril para participar del Encuentro por la Paz en el estadio Fiscal de la ciudad. 

Durante esa actividad y, al recibir como ofrenda el libro de visitas de la flamante primera Residencia para el Adulto Mayor del Hogar de Cristo de Punta Arenas, en una actitud absolutamente inusual, dados los estrictos protocolos del Vaticano, firmó la primera hoja en blanco del libro. Ese libro marca el inicio del Hogar de Cristo en la región y fue utilizado para registrar los mensajes de inspiración y motivación de la comunidad hacia la labor social de la de la fundación durante esos primeros años. Hoy es parte del patrimonio regional alojado en el Museo Maggiorino Borgatello de la Congregación Salesiana. Tras ser rescatado de un incendio en 2013, el Hogar de Cristo decidió donar este valioso registro histórico al Museo, en 2017.

Otra fecha significativa de la acción fue la fundación de la Casa de Acogida para Personas en Situación de Calle de Puerto Natales en 1995. Esa construcción, muchas veces ampliada y visiblemente deteriorada, es la que se espera sea “repuesta” con fondos del gobierno regional a partir del convenio que se firmará este 31 de julio. 

“A mucha gente del norte le parece imposible que en un clima tan adverso, con condiciones tan extremas, haya personas viviendo en calle, pero las hay y han ido aumentando, igual que en el resto del país”, dice Alvaro Rondón. Y enumera las particularidades de quienes viven en Magallanes sin un techo. “Muchos de ellos corresponden a trabajadores de faenas ganaderas, de las estancias; y del mar, ya sea tripulantes o pescadores. Algunos vienen del norte, pensando que acá el aislamiento y la falta de oferta, los puede sacar de la droga. Efectivamente, acá casi no hay  consumo de pasta base, por ejemplo, pero el de alcohol es altísimo. Tremendo”.

Sobrevivir al extremo

Los que llegan se enfrentan al alto costo de la vida en la región. Arrendar una pieza mísera cuesta por lo bajo 150 mil pesos mensuales. Y la precariedad de las viviendas, acentúa el consumo de vino, de ron y otros tragos de pésima calidad para capear el frío. “Las personas se levantan y se van a la calle por sus petacas de destilados. Así parte el día para muchos. Los rucos son mejores que en el norte. El clima exige sistemas de anclaje para que el viento no los vuele. No sirven cuatro tablas y unas cuantas latas”, detalla Alvaro.

Llama la atención que acá el paso por la cárcel no se oculte. El prontuario se comenta. Muchos tienen experiencias largas o sucesivas penales y han hecho suya la cultura carcelaria, donde el truco es práctica habitual para pasar el tiempo.

Nunca hemos visto a mujeres jugar truco, pero sí sabemos que hay algunas viviendo en calle en Punta Arenas. La trabajadora social Yerka Novión las conoce y las describe así: “Todas han padecido vulneración de derechos desde pequeñas. Han estado en el Sename, institucionalizadas. Muchas, después de cumplir 18 años, llegan a la calle, porque no tienen herramientas para otra cosa. En la calle son víctimas de violencia, se embarazan, pierden a los hijos que tienen. Es un verdadero círculo vicioso de pobreza y vulneración que se repite una y otra vez. Una realidad brutal”.

Yerka señala que son más violentas incluso que los hombres, aunque no llegan a los niveles de consumo de alcohol de ellos. “Es muy difícil establecer vínculos con las mujeres. Son esquivas. Con un promedio de edad de 40 años, aunque hay entre ellas varias adultas mayores”.

Acompañamiento
de personas mayores

La Hospedería de Punta Arenas, ubicada en un estupendo edificio, en la Avenida España, fue inaugurada en 2012. Hoy atiende a 40 personas. 

El punto de partida para el Centro Comunitario-Casa de Albergue con el nombre San Alberto Hurtado para Puerto Natales que se oficializará a fin de mes, es tan importante como fue esa puesta en marcha en 2012 en la ciudad capital regional. Y no sólo por su aporte a la acogida de personas en situación de calle como albergue, sino porque agrega a los adultos mayores en abandono en su condición de centro comunitario. 

-Hoy contamos con un equipo consolidado que en colaboración con la comunidad desarrolla un trabajo al servicio  de las personas en situación de calle y de los adultos mayores- hace notar Rondón. 

El Programa de Atención Domiciliaria para Adultos Mayores de Punta Arenas tiene 40 participantes. Hombres y mujeres con historias muy diversas, como las de Teresa y Víctor. Ella está completamente impedida; él se mueve y hasta cultiva un huerto. Ella tiene 69 años; él 85; ella vive en una población de viviendas sociales en lo alto de Punta Arenas; él en medio de una pampa con vista al estrecho de Magallanes. Ambos son parte del Padam del Hogar de Cristo, lo que representa un apoyo invaluable para cada uno. 

En Natales hay 40 personas en acogida y 10 que son visitadas en sus casas. 

En total, en toda la región, el Hogar de Cristo tiene una capacidad para 160 participantes, si bien este 2024 se ha atendido a 240 personas distintas. Eso incluye las Rutas Calle. 

El equipo social del Hogar de Cristo no se deja avasallar por nevazones, temporales y las temperaturas bajo cero, y visita los puntos de calle todos los días del año. Son “rucos”, fuertemente fijados al suelo, o construcciones abandonadas y precarias donde suelen resguardarse las personas. Muchas de ellas son conocidas por el equipo, llevan años deambulando por calles y campos, yendo de un punto a otro, buscando una salida al desamparo. Pero les juegan en contra la soledad, los trastornos mentales, el consumo problemático. Una suma de factores que puede resumirse en una frase: pobreza y falta de oportunidades. 

En un año de frío tan extremo como el de este 2024 las Rutas Calle han sido la diferencia entre la vida y la muerte. Esa que en Magallanes llega sigilosa y vestida de blanco.