Cámaras de seguridad
La reciente entrega de 13 nuevas cámaras de seguridad por parte de la Municipalidad de Punta Arenas, con nueve de ellas instaladas en el sector céntrico y cuatro en distintos barrios, representa un avance significativo en la lucha por mejorar la seguridad pública en la ciudad.
Esta medida, que se suma al esfuerzo de restaurar la operatividad del 100% de estos dispositivos, después de que varios fueran vandalizadas durante el estallido social, es una respuesta directa a la creciente preocupación ciudadana por la seguridad y el orden en las calles.
En una ciudad donde la sensación de inseguridad ha ido en aumento, contar con tecnología que ayude a monitorear y disuadir actividades delictivas es fundamental. Las cámaras de seguridad no sólo cumplen la función de vigilancia en tiempo real, sino que también son herramientas valiosas para la investigación de delitos, proporcionando evidencia visual que puede ser crucial para la labor policial y judicial.
La elección de ubicar la mayoría de las cámaras en el sector céntrico responde a la lógica de proteger una de las áreas más transitadas y, por lo tanto, más vulnerables a delitos como robos y asaltos. El centro de la ciudad es el corazón de la actividad comercial y social, y asegurar este espacio es vital para la tranquilidad de los ciudadanos y la prosperidad de los negocios locales.
No obstante, es igualmente relevante la instalación de cámaras en los barrios, donde la percepción de inseguridad puede ser aún más acuciante y donde los recursos de vigilancia suelen ser más limitados.
Es necesario reconocer que la efectividad de las cámaras de seguridad no depende únicamente de su instalación, sino también de su mantenimiento y de la capacidad de respuesta de las fuerzas del orden.
Asimismo, la instalación de cámaras de seguridad debe ir acompañada de otras medidas integrales de seguridad pública. La presencia policial en las calles, programas de prevención del delito y el fomento de la participación comunitaria son igualmente importantes para crear un entorno seguro. Las cámaras pueden ser un elemento disuasivo y un medio para resolver delitos, pero no deben ser vistas como la solución única o definitiva al problema de la inseguridad.




