¿Te acuerdas de tus profesores?
Eliseo Lara Ordenes
Director Programa de Pedagogía en Educación Media
Universidad Andrés Bello
Este 16 de octubre celebramos el Día del Profesor y Profesora, actos, desayunos, almuerzos, regalos, manzanas, lápices, libros y un sinnúmero de elementos simbólicos aparecen este día para saludar a quienes educamos en las aulas escolares.
¿Pero qué sabemos de los docentes hoy? Lamentablemente, muchos datos negativos asociados a la práctica profesional de la docencia: agobio, cansancio, altas tasas de licencias por estrés, maltratos de apoderados/as y estudiantes, bajos salarios, evaluación permanente, exigencia de resultados y un largo etcétera que termina por restar interés por una de las profesiones más humanistas que tenemos; la pedagogía.
El Informe Mundial sobre el Personal Docente (Unesco, 2024) es tajante en señalar que para el 2030 harán falta en el mundo 44 millones de profesores y profesoras, que en América Latina esa cifra será de 3,2 millones y en Chile cercano a los 30 mil. Que en el planeta la tasa de abandono de profesoras de educación básica o primaria se duplicó entre 2015 y 2022, rondando el 9%, y que, justamente, el crecimiento de los abandonos genera un desmedro en el bienestar de los propios docentes que están en el sistema al tener que ir, de una u otra forma, asumiendo roles y responsabilidades de quienes deciden dejar de ejercer su profesión.
Actualmente en Chile, se está discutiendo el aumento de los puntajes para poder postular a las carreras pedagógicas, las que desde la implementación de la Ley 20.903 en 2016 han tenido que lidiar con una disminución sostenida en sus matrículas. Si analizamos el perfil de nuestros docentes, alrededor del 70% es primera generación de profesionales en su familia y en la gran mayoría de los casos son mujeres.
La pedagogía en tiempos tan convulsos como los actuales, donde las tecnologías y redes sociales se asumen como espacios de verdad y realidad para muchas personas que no tienen acceso material al debate de ideas, conceptos y cosas, termina por ser un espacio de formación integral donde se requieren múltiples habilidades, haciendo de esta una profesión, esencialmente humanista, tal como lo eran los filósofos, artistas y científicos del Renacimiento. Pero no, en un sentido puramente erudito como aquellos que referimos, sino en un sentido ético y moral de quien tiene como responsabilidad la transmisión cultural y de conocimiento a las nuevas generaciones, educar para la autonomía, como diría Kant o para la Libertad como diría Freire.
En este, el día de la acción pedagógica quiero reconocer a cada colega y amigo, pero, sobre todo, a ese conjunto de profesores y profesoras que me educaron a lo largo de mi trayecto, incentivando en mí las ganas de compartir lo aprendido con otros como un acto de solidaridad y amor, como diría el primer doctor en Educación en Chile, el padre Alberto Hurtado. No puedo dejar pasar la ocasión de saludar especialmente a mi profesor de historia del desaparecido Liceo Francés de Santiago, Agustín Burgos, por sus clases y conversaciones sobre el pasado y el mundo, ¿Y tú, te acuerdas de tus profesores?