50 familias magallanicas buscan respuestas en casos de adopciones ilegales
Silvia Leiva Elgueta
Nueve de los 50 casos de adopciones ilegales en la región se encuentran judicializados, según la Fundación Hijos y Madres del Silencio quienes aterrizaron en Magallanes para orientar a las familias que fueron víctimas de este delito en hospitales de la región.
“Nos sorprende que haya tan pocas denuncias con respecto a los casos que tenemos”, señaló Marisol Rodríguez, presidenta y fundadora de la organización. A nivel nacional existen más de 1 mil 200 denuncias por adopciones ilegales alojadas en la Corte de Apelaciones de Santiago.
La entidad hizo un llamado a las personas a romper el silencio y buscar justicia. La actividad se realizó en las dependencias de Instituto Nacional de Derechos Humanos en dónde una decena de personas, en su mayoría mujeres, se acercaron a consultar sobre esta materia.
“Es fundamental que las madres, independientemente de su situación económica o social, se sientan respaldadas y comprendidas. Muchos han guardado silencio por años, culpándose a sí mismos. Esta es una oportunidad para que todos puedan contar su historia y unirse en la búsqueda de justicia para sus hijos”, expresó la fundadora de la entidad.
Hijos y Madres del Silencio fue creada hace más de una década a raíz de las investigaciones sobre adopciones ilegales en Chile, principalmente ocurridas durante la dictadura cívico – militar de Augusto Pinochet. A lo largo de su labor, la fundación ha conectado a más de 320 familias y extendió su red de apoyo a nivel internacional a lugares como Italia, España, Inglaterra y Estados Unidos. “Desde los años 60, miles de niños fueron separados de sus familias biológicas y enviados al extranjero, muchos de ellos a Italia y Estados Unidos. Lo que buscan ahora no es una herencia ni algún beneficio económico, sino conocer sus raíces y sanar su identidad”, indicó Ana María Olivares, vicepresidenta de la Fundación.
Según las responsables de la Fundación, en Magallanes se repiten los patrones de desapariciones sin documentación, casos en los que a las madres se les informó falsamente que sus hijos habían fallecido sin entregarles los cuerpos ni pruebas.
“Recibimos testimonios de madres que, al revisar documentos, como certificados de nacimiento o beneficios de seguridad social, descubren que sus hijos, a quienes les dijeron que habían muerto, en realidad están vivos. En muchos casos, estos hijos ya son adultos y tienen sus propias familias en el extranjero. Estas madres buscan justicia y sanar el dolor de años de incertidumbre y engaño”, añadió Rodríguez.
Elizabeth Sánchez Moreno:
“Parece que fui robada del hospital antiguo de Natales”
Elizabeth Sánchez Moreno (51 años), quien reside actualmente en Natales, inició una búsqueda para conocer su verdadera familia biológica y esclarecer las circunstancias que rodearon su nacimiento.
Sostiene que recién nacida fue llevada a Santiago desde el antiguo hospital Augusto Essmann, en Puerto Natales, y criada por una familia que podría no haber sido su familia biológica. Desde temprana edad, escuchó comentarios sobre su nacimiento en Puerto Natales y menciones de que fue atendida por la cuñada de la mujer que la crió. Sus sospechas fueron confirmadas cuando la mujer que la crió murió y tuvo que ir a hacer un trámite al Instituto de Normalización Previsional descubrió una discrepancia en su acta de nacimiento, ya que señalaba que había nacido en Santiago, mientras que su familia le había contado que ella nació en Natales.
En 2019, decidió formalizar su caso mediante una denuncia, lo que permitió que su historia llegara a la Corte de Apelaciones de Santiago. Desde entonces, Elizabeth fue interrogada y recientemente se le solicitó una prueba de ADN en el Servicio Médico Legal, la cual espera esperanzada de que confirme o descarte sus sospechas.
“Es solo para conocer de dónde uno viene”, expresa Sánchez, quien dejó Santiago hace dos años para volver a Puerto Natales, lugar que considera clave en su búsqueda. Aunque su vida está establecida, siente la necesidad de descubrir la verdad sobre sus orígenes.
Graciela Levicoy Levicoy:
“Quiero encontrarla y conversar con ella, que sepa que yo no la abandoné ni la di en adopción”
Graciela Levicoy Levicoy lleva más de cuatro décadas buscando a su hija, quien desapareció en 1988 del internado Gabriela Mistral, cuando apenas tenía cinco años. Según Levicoy, su hija ingresó en el internado por un período de cuatro meses, mientras realizaba trámites para obtener una vivienda. Sin embargo, cuando intentó retirarla, recibió respuestas falsas y evasivas.
En su relato, Levicoy menciona que fue al internado en varias ocasiones para buscar a su hija, pero le decía que estaba en distintas ubicaciones, incluyendo el jardín infantil o incluso que había ido de paseo a Natales, sin permitirle acceder a ella. Desde entonces, ha intentado incansablemente encontrar a su hija, enfrentando obstáculos y dificultades.
Levicoy relata que acudió al juzgado, donde la jueza la reprendió, acusándola de haber abandonada a su hija por más de un año, aunque ella afirma que la internó por solo cuatro meses. Desesperada, usó el dinero que había destinado para su futura casa para contratar un abogado que, según ella, terminó estafándola sin ofrecerle ayuda real en la búsqueda de su hija.
A lo largo de estos años, Graciela extendió su búsqueda a Santiago e incluso a Argentina, siguiendo cualquier pista que le permita dar con su hija. A pesar de la ayuda limitada de las autoridades y las numerosas barreras legales y administrativas, su determinación no ha menguado. “Quiero encontrarla y decirle que yo no la abandoné, ni la di. Me la quitaron”, afirma, manteniendo la esperanza de que algún día se reencontrará con Graciela.
“Eso es lo que más me duele. Porque yo no la abandoné. Mis hijos siempre han estado conmigo y mi hija era la única, se llamaba Graciela”, dijo la mamá. Este caso es un testimonio de la fortaleza y el amor de una madre que, a pesar del tiempo y las dificultades, no ha renunciado a conocer el destino de su hija, de decirle que siempre la amó y que nunca la abandonó.