Fieles de todo el país caminaron en la Procesión a la Virgen de la Medalla Milagrosa
En un conmovedor encuentro de fe y comunidad, más de un centenar de personas se congregó en Punta Arenas para participar en la tradicional procesión en honor a la Virgen de la Medalla Milagrosa. A pesar de las adversas condiciones climáticas, con bajas temperaturas y el incesante viento característico de la región, la convocatoria superó las expectativas, reuniendo a delegaciones de distintas regiones del país, representantes de diversas organizaciones eclesiásticas y marianistas, y familias locales que año tras año renuevan su devoción.
El evento, organizado por la comunidad mariana, comenzó con una vigilia de oración el viernes, recién pasado, marcando el inicio de un fin de semana cargado de espiritualidad. La procesión se inició cerca de las ocho de la mañana de ayer y se extendió por varias horas, estuvo marcada por estaciones simbólicas, cada una con un propósito reflexivo y espiritual. Esta estructura permitió a los asistentes meditar y fortalecer su vínculo con la Virgen y con su fe.
Entre las delegaciones participantes destacó el Colegio Santa Catalina Labouré, proveniente de Santiago, liderado por el docente David Olarte Carrasco. “Es la primera vez que los estudiantes y yo participamos, aunque la profesora Romina Arancibia lleva tres años asistiendo. Nuestro colegio tiene un vínculo fraterno con la Escuela La Milagrosa de Punta Arenas, lo que nos impulsa a ser parte de esta hermosa tradición. Desde el área de pastoral, organizamos este viaje recogiendo las peticiones de los estudiantes interesados en vivir esta experiencia”, explicó Olarte.
Romina Arancibia resaltó que el viaje no sólo fue un acto de fe, sino también una oportunidad de aprendizaje y de convivencia para los estudiantes, quienes aprovecharon su estadía para recorrer la ciudad y conocer más sobre su cultura.
Otra delegación que participó de esta procesión fue la de la Escuela Santa Ana, representada por cuatro docentes para quienes ésta fue su primera participación. Claudia Lefian, una de las asistentes, describió la experiencia como desafiante, pero profundamente enriquecedora. “Realizamos la peregrinación completa, que estuvo organizada por estaciones con objetivos específicos. Aunque la última etapa fue compleja debido al viento y al clima, fue una vivencia llena de significado. Llegamos el miércoles, lo que nos permitió recorrer la ciudad y participar en la vigilia del viernes. Salimos a las ocho de la mañana y llegamos pasadas las dos de la tarde, agotadas pero llenas de gratitud”, expresó.
La devoción local se hizo presente con fieles como Patricia Paillán, quien estudió junto a su familia asiste por cuarto año consecutivo. “Mis hijos estudian en la Escuela La Milagrosa, y esta tradición se ha convertido en una parte importante de nuestras vidas. A pesar del frío, siempre vale la pena venir. Este año, como siempre, pedí por la salud de mi familia”, comentó con emoción.
Macarena Guerrero Valenzuela, también vinculada a la Escuela La Milagrosa, reflexionó sobre el impacto comunitario del evento. “Esta peregrinación no es sólo un acto individual de fe, sino también una invitación a abrirse a la comunidad, a compartir ya participar activamente. Además, refleja el kerigma, la proclamación de fe que enseñamos a los niños desde pequeños. Es una experiencia de aprendizaje y conexión”, aseguró.
La procesión, además de congregar a fieles de distintas comunidades educativas y religiosas, contó con la participación de varias organizaciones eclesiásticas invitadas, quienes se sumaron con entusiasmo a la jornada. Este encuentro reafirmó el sentido de unidad y fraternidad que la Virgen de la Medalla Milagrosa inspira en sus devotos.
Los asistentes participaron de una jornada de devoción y reflexión que se realizó este viernes y que marcó la antesala de la peregrinación. Los fieles, tras la peregrinación tendrán algunos días para conocer la ciudad y ver algunos de los hermosos paisajes que ofrece.
Misa en el Centro Geográfico de Chile
Bajo un cielo nublado, con intensos vientos y lluvia que sólo a ratos dio tregua, cientos de fieles se congregaron para participar en la XXVIII Peregrinación de la Virgen de la Medalla Milagrosa al Centro Geográfico de Chile, una tradición profundamente arraigada en la comunidad de Magallanes. Este evento, que inició en 1996, reúne cada año a personas de todas las edades y de distintos rincones, quienes con devoción y sacrificio recorren los 27 kilómetros que separan el inicio del camino de la imagen histórica ubicado en las cercanías de Fuerte Bulnes, a 50 kilómetros al sur de Punta Arenas.
La jornada tuvo su punto culminante a las 15 horas con la celebración de la misa, presidida por el padre Fredy Subiabre, vicario general de la diócesis. La ceremonia fue animada por la banda Cristo Vida Rock and Roll, que con su carisma y música espiritual logró conectarse con la multitud, aportando un ambiente cálido y de profunda unión en medio del clima adverso. Este grupo, conocido por su entrega a la causa religiosa, ha sido un fiel colaborador de esta iniciativa desde hace varios años, consolidándose como parte esencial de la experiencia vivida por los peregrinos.
Desde su primera edición, esta peregrinación se ha caracterizado por dos momentos principales: la caminata de 27 kilómetros, en la que los participantes reflexionan, rezan y comparten, y la celebración de la Eucaristía, que simboliza el cierre de una experiencia espiritual transformadora.