Donación de órganos: un gesto altruista y solidario
En enero de 2010 fue publicada la nueva ley sobre trasplante y donación de órganos, que incorporó el concepto de Donante Universal, señalando que “… toda persona mayor de dieciocho años será considerada, por el solo ministerio de la ley, donante de sus órganos una vez fallecida, a menos que en vida haya manifestado su voluntad de no serlo en alguna de las formas establecidas…”.
En línea con este mandato legal, el reciente fallecimiento del joven Bastián Mancilla Mancilla, de 26 años, víctima de un accidente automovilístico, dio una profunda señal de solidaridad al donar sus órganos, luego de que un equipo médico proveniente de la capital, realizaran el procuramiento de hígado y riñones, lo que prolongarán la vida de otras personas.
Indudable es el dolor inmenso que aflige a la familia de Bastián por su temprana partida. Tristeza que, como en toda muerte de un ser querido, cuesta alejar. Sin embargo, en algo alivia la pena saber que el joven seguirá vivo en otras personas.
El gesto constituye un gran ejemplo para muchas personas que aún no dimensionan la importancia de la donación de órganos, sobre todo porque nada iguala la posibilidad de prolongar la vida de un individuo luego del fallecimiento de un familiar. ¿Puede haber una muestra de solidaridad mayor que permitirle a alguien seguir viviendo?
En este sentido es vital despertar conciencias en la comunidad para que más personas sean donantes de órganos. Sólo durante este año, a nivel país se han realizado más de 400 trasplantes de riñón, y más de un centenar de hígado.
Es de esperar que cada día crezca más la cantidad de donantes en el país, de modo que menos compatriotas deban enfrentar el angustiante drama de no tener certeza si podrán continuar viviendo, ya que de otros depende que así sea. Cambiar este escenario es el gran desafío en el que todos estamos llamados a colaborar.