El rol de la policía en la investigación de delitos
El clamor de justicia de un comerciante dueño de una céntrica joyería, afectado por un cuantioso robo hace más de 2 meses, el que a la fecha se mantiene impune, es plenamente justificado en los tiempos en que vivimos, donde la delincuencia y la violencia han acentuado la percepción de inseguridad en Chile.
En medio de este inquietante escenario, no está demás recordar la definición del rol de las policías, de combatir las estructuras criminales, actualizar las estrategias para anticipar tendencias delictivas e investigar los delitos denunciados.
En sintonía con lo anterior, el artículo 1, bis, de la Ley Orgánica de la Policía de Investigaciones de Chile, como parte de la Administración del Estado, plantea que “está al servicio de la comunidad y sus acciones se orientarán a la investigación especializada de todos los delitos, especialmente aquellos complejos y relacionados con el crimen organizado, contribuyendo a evitar la perpetración de hechos delictuosos y de actos atentatorios contra la estabilidad de los organismos del Estado. Además, deberá efectuar el control de ingreso y egreso de personas al territorio nacional, fiscalizar la permanencia de extranjeros en el mismo y desarrollar otras funciones que le encomienden las leyes”.
El escuchar, atender, orientar a las víctimas de cualquier delito, es un derecho consagrado en nuestro ordenamiento jurídico.
La falta de resultados en las investigaciones y el temor a que una denuncia termine archivada en la impunidad, es la peor señal que puede recibir una víctima, al aflorar en ella un sentimiento de desamparo e indefensión.
El misterio que rodea a los casos sin resolver crea una sensación de inseguridad, agregando un factor adicional de impunidad.
Es de esperar que estas señales de inquietud social sean argumento suficiente como para que se reconsidere la forma en que se han llevado hasta ahora las investigaciones de una serie de delitos donde las víctimas esperan pacientemente resultados.