Necrológicas

¿Cómo comunicarnos con nuestros mayores?

Por Ramón Lobos Vásquez Miércoles 4 de Diciembre del 2024

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La vida de los mayores es un continuo enfrentamiento a barreras o dificultades que van haciendo más complejo su desarrollo o funcionalidad. Lejos de favorecerlos, parece que el sistema les pone trabas o más dificultades, por ejemplo hoy todo se hace on line; aunque muchos mayores carecen de las habilidades para hacerlo o desempeñarse bien en esta área, en vez de buscar alternativas se profundiza en su uso. 

La gran mayoría de los trámites que los mayores antes hacían presencialmente, y eran parte de su desarrollo e integración social, hoy deben realizarlos en plataformas que los alejan del contacto o los reducen al status de un usuario más. Pierden, más que lo que ganan aprendiendo el uso de esas plataformas.

Es importante entender que los mayores a toda edad requieren de una caricia, una sonrisa, un abrazo que pueda transmitirles, además de cariño, tranquilidad; así como es  esencial el uso del lenguaje no verbal, que ayuda y facilita la comunicación con ellos. Esto les hace sentirse mucho más cómodos y seguros. 

El lenguaje no verbal es una parte importante en la comunicación con los mayores, especialmente al hablar con ellos. Es recomendable mantener una postura abierta y relajada ya que demuestra interés y atención en la comunicación, además de hacerles sentir cómodos y seguros. 

También es importante el respeto que se manifiesta al hablar con ellos. Usar palabras como “usted”, “señor” o “señora”, siempre que sea posible hacerlo; es más, deberíamos preguntarles a los mayores cómo prefieren ser tratados. Si desean un trato más informal y más familiar o no, siempre debe cuidarse de hacerlo con el debido respeto. 

También es necesario hablar y modular adecuadamente. Muchos frente a un mayor que tiene limitada la audición tienden a gritar para favorecerla; lo que solo empeora la comprensión de lo que se quiere transmitir. 

Es importante mirarlo de frente, hablar modulando y manteniendo un buen tono. No precisamente alto para favorecer mejor la comunicación, sino que hacerlo pausadamente para que tenga tiempo de asimilar lo que se transmite. Las frases cortas también ayudan a mejorar la comunicación. Aunque parezca imposible aquellos catalogados como sordos logran entender el mensaje que se les transmite. 

Es importante asegurarse que estén usando adecuadamente sus ortesis, ya sean lentes o audífonos. Mantenerlos en buen estado y con revisiones periódicas es una buena práctica. 

También es importante que al momento de hablar con el mayor -en el medio en que se desarrolla- no existan distractores como música de fondo o ruidos que entorpezcan la comunicación; ya que no sólo dificultan sino que también distraen. Si tenemos eso claro, entenderemos que muchos lugares que se habilitan para la atención de usuarios son verdaderas trampas, que dificultan la comunicación con el mayor. Más se mira la pantalla que al usuario, hay música o ruidos de fondo que dificultan escuchar bien. Se está en espacios comunes escasamente delimitados y uno escucha más allá de quien interactúa. 

Con el peso que representan los mayores en el país no se entiende cómo no se ha implementado una oficina o sector apropiado para su atención, en todos los servicios que se prestan en nuestras comunidades. Hacerlo optimizaría los tiempos que estas entidades destinan para su atención. 

Es ponerse del otro lado y buscar satisfacer los requerimientos que ellos presentan. Hoy seguimos pensando en los servicios, en el prestador, más que en el usuario. Es necesario y pertinente ser empáticos con ellos, para establecer una conexión emocional y demostrar así interés en su bienestar. Esto permite comprenderle sin juzgarle. 

Una actitud adecuada es establecer una escucha activa que consiste en prestar la adecuada atención a ese mayor y lo que intenta comunicar. Un buen consejo es hacer preguntas abiertas, que le permitan hablar más sobre sus experiencias y sentimientos. Reflejar los propios sentimientos es una manera de mostrar empatía. 

Se debe adaptar nuestra comunicación a la suya, a su lenguaje o forma de comunicar. 

Usar oraciones cortas sin usar tecnicismos o palabras complejas. Es preciso ayudarles a recordar sin que se sientan mal. Darles tiempo para que contesten, no urgirlos, ya que suelen tardarse un poco más y no debemos agobiarlos para que respondan rápido. Eso dificulta y entorpece la comunicación. 

Recordar siempre que estamos hablando con un adulto y no con un niño. Hablarles de temas que puedan ser de su interés y ser amables con ellos. 

No olvidar que siempre es mejor preguntar que imponer nuestros puntos de vista. Involucrarlos para que puedan tomar mejores decisiones y estar más informados. 

Cuando una persona mayor se muestra distante o no sabe qué decir, debemos aceptar y valorar adecuadamente sus silencios. Allí hay que ser más pacientes y darle tiempo para pensar y expresarse. Evitar siempre interrumpirlo. 

Estos consejos u oportunidades son la manera de relevar y valorar el poder comunicarnos con los mayores. Son destrezas y habilidades que más temprano que tarde debemos todos alcanzar en una sociedad que envejece rápidamente. 

Donde nosotros también envejecemos, aprender a comunicarnos mejor es esencial y muy pertinente. Hoy será una habilidad aprendida, mañana una necesidad que le pediremos a los que nos rodean.

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