40 años de refundación de la Fec
La Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción (Fec), al igual que muchas otras instituciones democráticas de representación popular, entró en receso como consecuencia de la instalación de la Dictadura cívico militar en septiembre del año 1973.
Debió pasar más de una década, para que en el mes de noviembre de 1984, contra viento, marea y autoritarismo, se eligiera una nueva Federación encabezada por el estudiante de biología Cristián Cornejo y secundado por Paulina Veloso (derecho), Alejandro Navarro (filosofía), Javier Pino (medicina) y Carlos Cruz (ingeniería); grupo homogéneo en las áreas del saber y muy distintas en historia de vida, militancia política y pensamiento, quienes se convocan con un solo sentimiento común: vencer el miedo para iniciar la resistencia democrática a la dictadura.
La Universidad de Concepción, sin perjuicio de respetar la autonomía estudiantil, en un gesto ejemplar y digno de réplica en otras universidades, realizó en el campus de Concepción una serie de actividades destinadas a conmemorar la refundación de la organización estudiantil, destacando el acto de conmemoración del día viernes 29 de noviembre en la Pinacoteca en que se homenajeó a estos primeros y valientes dirigentes, continuó con una serie de conversatorios el día sábado 31 de noviembre en el auditorio Universidad de Concepción, oportunidad en la cual se realizó un reconocimiento institucional a los presidentes y presidentas de la Federación, y culminó con actividades de vista y reconocimiento en el campus Universitario el día domingo 1 de diciembre.
En tiempos en que una de las explicaciones de las crisis de representatividad es el alejamiento de las personas de los procesos democráticos y de su participación en las elecciones (algunos dicen que es por desconfianza en los dirigentes, pero me atrevo a afirmar que el alejamiento se dio antes de los primeros signos de corrupción que generaron la desconfianza), conmemorar y reconocer una institucionalidad estudiantil que no sólo ejecutó acciones políticas sino que, también, diversas actividades de solidaridad y acompañamiento estudiantil: becas, sala cuna para hijos de padres universitarios, bolsa de empleo para estudiantes, central de apuntes para estudios y defensa de los derechos académicos de los alumnos, entre tantas maravillosas tareas, constituye una necesidad si queremos recuperar la tradición democrática de nuestro país, pues el respeto por la democracia y la pasión por la política deben partir tempranamente para asumirlas en propiedad y hacerla merecedora del respeto ciudadano.
Los tiempos han demostrado que un gobierno sin la concurrencia de la ciudadanía no tiene sentido ni destino, pero también que un gobierno que pretenda gobernar por asamblea preguntando a cada ciudadano su opinión, no está en condiciones de avanzar en modo alguno. Así, la democracia representativa y la fiscalización ciudadana siguen siendo las herramientas fundamentales para el desarrollo del sistema democrático.
Reconocer, validar, y mejorar las instituciones de representación popular, llenado de espacio y diálogo humano los grandes vacíos que el mercado y el consumo han dejado en la sociedad, pareciera ser el único medio que nos permita crecer y avanzar en el desarrollo de un país en democracia, como única forma de gobierno que asegura las garantías de las personas y el desarrollo económico y social. Quien no lo quiera ver, o tiene intereses creados en el desorden o el autoritarismo, o es sencillamente una persona ingenua.
Agradezco la oportunidad de compartir con dirigentes de los años 1956 al 2023 y me sumo a esta conmemoración de la institucionalidad como motivo central, más allá de las personas que circunstancialmente, con el voto y cariño de los compañeros universitarios, tuvimos el privilegio de representarlos como presidente, en alguna época pretérita y, como lo dijo uno de los dirigentes del lejano 1984, maravillosa, a pesar del miedo.