El desafío del periodismo ético en la era de la información instantánea
Cada 13 de febrero, Chile conmemora el Día Nacional de la Prensa, una fecha que nos invita a reflexionar sobre el rol fundamental del periodismo en la sociedad. En tiempos en que la información fluye de manera vertiginosa a través de las redes sociales y plataformas digitales, la labor de los medios de comunicación enfrenta un desafío crucial: mantener su autonomía y compromiso con la verdad, más allá de las presiones comerciales y políticas que buscan condicionar la agenda noticiosa.
El periodismo ético es aquel que cuestiona, que no se conforma con la primera versión de los hechos ni se limita a reproducir las declaraciones oficiales sin someterlas al escrutinio de la realidad. Es, en esencia, un ejercicio de contraste, de verificación y de búsqueda constante de la verdad. En una democracia saludable, los medios deben ser el contrapeso del poder, fiscalizar a las autoridades, exponer las injusticias y dar voz a quienes no la tienen. En este sentido, la prensa no puede permitirse ser sólo un transmisor de mensajes institucionales; su rol es escudriñar más allá de la superficie, incomodar cuando es necesario y, sobre todo, servir al interés público.
Sin embargo, la proliferación de información en redes sociales ha generado un escenario complejo. Hoy, cualquier usuario con acceso a internet puede difundir noticias – o lo que aparenta serlo- sin el más mínimo rigor periodístico.
La sobrecarga de información, muchas veces contradictoria o manipulada, amenaza con confundir a la ciudadanía y erosionar la confianza en los medios tradicionales. Frente a este fenómeno, los periodistas tienen la responsabilidad de ofrecer contenido que cumpla con las características básicos de la noticia: actualidad, novedad, relevancia y veracidad. No se trata sólo de informar primero, sino de hacerlo bien, con precisión y contexto.
A esta crisis informativa se suma la fragilidad económica que enfrentan los medios de comunicación. En un panorama donde, por una sobrevaloración de los medios electrónicos y redes sociales, el avisaje en la prensa tradicional está en retirada y la publicidad digital está monopolizada por gigantes tecnológicos, las redacciones han debido reducir costos, lo que muchas veces se traduce en una menor capacidad de investigación y en la dependencia de ingresos externos que pueden poner en jaque su independencia. En este contexto, es fundamental que la prensa resista las presiones del dinero y de las influencias, y que las líneas editoriales no sean dictadas por quienes financian, sino por los principios del periodismo. La noticia no puede ser amortajada bajo ningún pretexto.
El Día Nacional de la Prensa no es sólo una conmemoración, sino también un recordatorio de la importancia de una prensa libre, rigurosa y comprometida con la verdad. Un periodismo que se aferra a la ética, que no teme a la censura económica ni a la intimidación política, y que sigue cumpliendo su rol fundamental: informar con responsabilidad, cuestionar con valentía y mantener viva la democracia.